El presidente Donald Trump pasó por un período “sumamente preocupante” y los dos próximos días serán “cruciales” tras caer enfermo de coronavirus, declaró el jefe de su despacho, Mark Meadows, en un agudo contraste con el tono optimista empleado anteriormente por los médicos del mandatario, quienes pasaron muchos esfuerzos para no revelar que Trump recibió oxígeno suplementario en la Casa Blanca antes de ser llevado al hospital.
El domingo por la mañana, Trump seguía recluido en el Centro Médico Militar Nacional Walter Reed, en Bethesda, Maryland, donde pasó su segunda noche.
El sábado por la tarde ofreció su propia apreciación de su estado de salud, en un video en el que aseguró estar sintiéndose mejor. “Espero regresar pronto”, afirmó.
Y él estaba de vuelta en las redes sociales el domingo por la mañana, compartiendo un video de sus seguidores ondeando banderas, la mayoría sin llevar mascarillas, reunidos a las afueras del hospital Walter Reed. “¡Muchas gracias!” tuiteó Trump a las 7:18 a.m.
El sábado, el jefe de despacho Mark Meadows admitió ante los reporteros frente al hospital: “todavía no estamos en un sendero claro hacia una recuperación plena”. La noche del sábado, el médico de cabecera del mandatario expresó un cauteloso optimismo, pero añadió que Trump “no estaba todavía fuera de peligro”.
Las declaraciones distintas y contradictorias sumieron a la Casa Blanca en una crisis de credibilidad en un momento delicado, en el que aumentan las dudas sobre la salud del presidente y su capacidad de ejercer el cargo.
Crece la ansiedad entre la ciudadanía en momentos en que Trump deberá quedarse en el hospital varios días, justo en la recta final de unas contenciosas elecciones nacionales.
La enfermedad del mandatario conlleva complicaciones de seguridad, tanto a nivel nacional como internacional.
La primera sesión informativa ofrecida el sábado por el médico presidencial, el doctor Sean Conley, junto con otros profesionales, despertó más dudas de las que resolvió.
Conley se negó reiteradamente a divulgar si Trump tuvo que usar un tanque de oxígeno y se negó a divulgar ciertos detalles, como cuántos grados de fiebre tuvo el mandatario.
Al mismo tiempo, reveló que Trump comenzó a exhibir síntomas de la enfermedad el jueves por la tarde, antes de lo que se había publicado hasta ahora.
Conley pasó gran parte del encuentro evadiendo las preguntas de los periodistas. “El jueves no recibió nada de oxígeno, nada hasta ahora y ayer con todo el equipo, cuando estábamos todos aquí, no recibió oxígeno”, afirmó Conley.
Sin embargo, según una fuente oficial enterada de la condición de Trump, el presidente sí recibió oxígeno suplementario la mañana del viernes en la Casa Blanca antes de ser llevado al hospital por helicóptero esa tarde. La fuente pidió no ser identificada porque no estaba autorizada para hablar del tema con la prensa.
Conley afirmó que los síntomas exhibidos por Trump —tos, congestión nasal y fatiga— “ahora están cediendo y mejorando” y que el gobernante lleva 24 horas sin fiebre. Sin embargo, dijo que Trump está tomando aspirinas, que reduce la temperatura corporal y tiende a enmascarar o mitigar los síntomas.
“Él está excepcionalmente bien de ánimo”, expresó otro médico, Sean Dooley. Informó que el corazón, el riñón y el hígado del mandatario están funcionando normalmente y que él no estaba teniendo dificultades para respirar ni para caminar.
Por la tarde, Conley expresó que Trump estaba caminando en la suite presidencial del hospital y ejerciendo sus funciones plenamente. “Si bien no está totalmente a salvo, los médicos están cautelosamente optimistas”, indicó.
En el video publicado desde el hospital, Trump defendió su decisión de seguir haciendo campaña en persona en medio de la pandemia.
“Yo no tenía alternativa”, aseguró el gobernante, quien repetidamente se ha negado a seguir las recomendaciones médicas de su propio gobierno, como por ejemplo, usar mascarilla.
“No puedo estar encerrado en un cuarto totalmente protegido. Como líder uno tiene que enfrentar problemas”, aseguró.