Si Donald Trump gana la oportunidad de cumplir un segundo mandato en las elecciones de noviembre, en poco tiempo habrá cambios importantes en la política pública estadounidense. La plataforma republicana (un documento de 16 páginas que da una idea de cómo podría dirigir al país Donald Trump) plantea un programa masivo de deportación de inmigrantes indocumentados y controles más estrictos para determinar quién ingresa al país.
Los socios comerciales deben esperar aranceles más elevados y restricciones: el expresidente ya describió sus planes de aplicarles gravámenes a todas las importaciones. Es probable que la ayuda militar se sujete a más condiciones y que Trump intimide a los aliados con el objetivo de que aumenten su gasto en defensa.
Para ayudarnos a comprender las repercusiones globales, EIU, nuestra empresa hermana, clasificó a los 70 mayores socios comerciales de Estados Unidos con base en su exposición a las políticas trumpianas. La clasificación, que EIU designó “índice de riesgo Trump”, toma en cuenta la exposición de los países a las políticas de Estados Unidos en materia de comercio, seguridad e inmigración.
México, el mayor socio comercial de Estados Unidos, encabeza la lista con 71 puntos de los 100 posibles. La aplicación de reglas más severas a la inmigración podría afectar a millones de mexicanos, tanto los que ingresen a Estados Unidos legalmente como los que lo hagan ilegalmente (aunque ahora los migrantes de otros países representan un porcentaje mayor del total de personas que cruzan la frontera).
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Además, según algunos datos dados a conocer hace unos meses, México rebasó a China en 2023 y se convirtió en el exportador número uno a Estados Unidos. Los déficits comerciales le preocupan muchísimo a Trump; el déficit con México se elevó a US$ 152,000 millones en 2023, un aumento del 37% con respecto a 2020.
En 2026, México, Estados Unidos y Canadá deben sostener pláticas para determinar si ampliarán la vigencia de su tratado de libre comercio, conocido como T-MEC (o USMCA, por su sigla en inglés), más allá de 2036. Trump firmó el T-MEC, pero nada garantiza que no vaya a deshacerse de él o aprovecharlo para obligar a México a hacer concesiones, en particular en lo que respecta a su relación comercial con China.
Otros cinco países de América Latina están en los primeros diez lugares: Costa Rica y Panamá ocupan el segundo y el quinto lugar, respectivamente, debido a que gastan muy poco en armamento y defensa, además de que dependen de la ayuda militar estadounidense. La República Dominicana, El Salvador y Honduras tienen un índice alto debido a su vulnerabilidad a políticas de inmigración más severas: el envío de remesas de Estados Unidos constituye entre el 8% y el 23% de su PBI.
Alemania ocupa el tercer lugar, el más alto de entre los aliados de la OTAN. En su primer mandato, Trump quería retirar a más de 12,000 soldados estadounidenses de Alemania y criticó al país por gastar poco en defensa (los miembros de la OTAN deben invertir al menos el 2% de su PBI en este rubro). En un segundo mandato, Trump podría amenazar con reducir la ayuda militar a Ucrania para presionar a los aliados a aumentar su gasto en defensa.
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China, país contra el que Trump libró una guerra comercial durante su primer mandato, ocupa el lugar más alto entre los países de Asia, el sexto en la lista. Trump ha indicado que quiere una separación más decisiva de China y ha amenazado con imponerles gravámenes del 60% a sus bienes.
Los países que dependen menos de Estados Unidos están al fondo de la lista. Arabia Saudita tiene menos de 10 puntos de los 100 posibles debido a que cada vez depende menos del comercio con Estados Unidos (salvo por la compra de armas). Australia también está muy abajo en la lista de este índice porque ha forjado vínculos comerciales más estrechos con países de la región Asia-Pacífico. Rusia, nación a la que ya se le impide tener casi cualquier tipo de intercambio comercial con Occidente, ocupa el lugar 63 en el índice.
De cualquier manera, Trump podría enfrentar algunas dificultades para imponer sus políticas más radicales. Por ejemplo, hay muchos republicanos que todavía se resisten a los aranceles. Los tribunales y los demócratas podrían resistirse a los recortes en la inmigración, al igual que las empresas, que tendrían más dificultades para contratar empleados.
En el tema de la seguridad internacional, Trump parece más peligroso. Con la decisión de abandonar el acuerdo de París sobre el cambio climático (el presidente Joe Biden volvió a incorporar a Estados Unidos) ya mostró que está dispuesto a retirarse de tratados internacionales. A algunas personas les preocupa que en un segundo mandato Trump también quiera salir de la OTAN, o socavar significativamente esa alianza militar. El 5 de noviembre podría ser una fecha decisiva tanto para los ciudadanos estadounidenses como para sus aliados.
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