El magnate Rupert Murdoch, de 93 años, libra esta semana una hermética batalla judicial contra sus tres hijos por el futuro familiar de uno de los imperios mediáticos más influyentes de la política de Estados Unidos.
El patriarca de los Murdorch busca en este juicio cambiar los términos de su fideicomiso para asegurarse de que tras su muerte las empresas de medios se transfieran a su hijo mayor, Lachlan Murdoch, alejando del poder de su imperio a sus tres hermanos, James, Elisabeth y Prudence.
El juicio por la sucesión del imperio Murdoch se reanudó este martes ante un tribunal de Reno, en el estado de Nevada, tras una audiencia probatoria celebrada el lunes a puerta cerrada y con la mayoría de los documentos sellados.
El fideicomiso que el patriarca trata de cambiar se creó a finales de los años 90 principalmente para dar control equitativo sobre sus negocios a sus cuatro hijos mayores, de acuerdo con la copia de su decisión de 48 páginas a la que tuvo acceso The New York Times.
Rupert Murdoch pretende bloquear así cualquier interferencia de los tres hermanos, quienes son más moderados políticamente, en la vasta colección de periódicos y televisiones que ostenta la familia, en un intento por preservar la tendencia editorial conservadora establecida por su padre, y que quiere continuar Lachlan, según el documento.
El comisionado de sucesiones de Nevada determinó que el magnate estadounidense podría modificar el fideicomiso si puede demostrar que está actuando de buena fe y para el beneficio exclusivo de sus herederos.
Lachlan Murdoch preside desde el pasado otoño, tras el abandono de su padre, News Corporation y Fox News, uno de los conglomerados de medios más poderosos y influyentes de Estados Unidos.
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