El Gobierno de Estados Unidos ha arriado la bandera de la intervención militar en Venezuela y, ante la imposibilidad de sacar del poder a Nicolás Maduro, ha propuesto un “plan B” que busca una salida dialogada a la crisis y pretende captar el apoyo de la cúpula militar.
Esta es la letra pequeña de la nueva vía de Estados Unidos en Venezuela:
Reconoce el poder “de facto” de los militares
El plan ofrece garantías al alto mando militar de Venezuela durante la vigencia de un hipotético "gobierno de transición", que duraría entre 9 y 12 meses hasta la convocatoria de elecciones.
El texto especifica que el concepto de "alto mando militar" incluye al ministro de Defensa, Vladímir Padrino, a los viceministros de esa cartera, al jefe del Comando Estratégico Operacional de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (Ceofanb), Remigio Ceballos, y a "otros comandantes".
"Estas garantías suponen un reconocimiento al poder ‘de facto’ en Venezuela", dijo una fuente diplomática que prefirió no ser identificada por no estar autorizada para hablar sobre el plan.
Cinco miembros para un hipotético Consejo de Estado
Además, la propuesta de Estados Unidos establece que la Asamblea Nacional (AN, Parlamento) apruebe una ley para la creación de un Consejo de Estado que sirva como gobierno de transición y que estaría compuesto por dos miembros del chavismo y otros dos integrantes de la coalición que lidera el líder opositor Juan Guaidó, reconocido como presidente interino por medio centenar de países.
El enviado especial de Estados Unidos para Venezuela, Elliott Abrams, explicó que ambas partes tendrían poder de veto, lo que favorecería la “moderación”, aunque aún está por ver qué políticos podrían ser los elegidos para esos cargos.
Hipotéticamente, los cuatro miembros del Consejo de Estado escogerían a un quinto integrante que ejercería como presidente interno y no podría presentarse como candidato en las elecciones.
La portavoz del Departamento de Estado, Morgan Ortagus, aseguró que la propuesta de Washington no disminuye el respaldo a Guaidó, al que Estados Unidos sigue apoyando “mucho”, y simplemente busca una forma de acabar con el actual “callejón sin salida” en el que se ha convertido la situación política en Venezuela.
Un plan que coincide con el coronavirus
Abrams ha asegurado que la pandemia del coronavirus no ha tenido nada que ver con el anuncio sobre Venezuela, donde el sistema sanitario ya está en crisis y miles de hogares no pueden acceder a agua potable. "Llevamos meses trabajando en esto", aseveró este martes Abrams.
Sin embargo, la realidad es que el anuncio se produce en un momento en el que Maduro está más débil por al coronavirus y por la bajada de los precios mundiales del petróleo, lo que menguará aún más sus ingresos.
"El coronavirus y el petróleo van a poner sobre Maduro más presión que las sanciones de Estados Unidos ", valoró la citada fuente diplomática.
Retirada de sanciones, pero Maduro seguiría entre los “más buscados”
Estados Unidos se ha comprometido a retirar las sanciones que pesan sobre Venezuela si se cumplen dos condiciones: el establecimiento de un gobierno de transición y la salida del país de los supuestos agentes cubanos que han permitido a Maduro mantenerse en el poder, algo que Cuba niega rotundamente.
Sin embargo, Abrams explicó que Maduro seguiría entre los "más buscados" porque se mantendrán los cargos por narcoterrorismo que la Justicia de Estados Unidos presentó la semana pasada en su contra, al mismo tiempo que ofreció US$ 15 millones de dóares por información que llevase a su captura.
"La estrategia de Estados Unidos es el palo y la zanahoria, pero ni siquiera llega a darle una salida a Maduro. No va a funcionar", dijo a Efe una fuente diplomática de un país europeo.
"El Departamento de Estado debería ofrecer a Maduro un avión y un montón de billetes para que salga de Venezuela, pero incluso si eso sucede, es poco probable que Maduro lo acepte. La Administración de Donald Trump no tiene ninguna credibilidad para pedir diálogo", manifestó esa fuente.
Una propuesta de dudosa viabilidad
Las dos fuentes diplomáticas consultadas por Efe coinciden en que la iniciativa es poco viable porque Washington no es un interlocutor fiable para Maduro y porque, actualmente, la principal prioridad para Venezuela es garantizar las necesidades vitales de la población frente al virus, de manera que las negociaciones políticas quedan en un segundo plano.
"La viabilidad de cualquier propuesta política es el 'timing' (oportunidad temporal) y esta vez el 'timing' es pésimo", valoró una de esas fuentes.
La única posible opción para el plan de Estados Unidos es que sea recogido de alguna manera por el Grupo Internacional de Contacto impulsado por la Unión Europea (UE), que lleva meses intentando promover una salida dialogada a la crisis en Venezuela.