Con un rosario enroscado en la muñeca, Joe Biden a menudo habla del gran consuelo que le ha brindado su fe católica para superar las tragedias que han marcado profundamente su vida.
Cuando los estadounidenses voten el 3 de noviembre, el demócrata espera haber persuadido a muchos católicos -la mayoría de los cuales apoyó a Donald Trump en el 2016- en su camino a la Casa Blanca.
Casi todos los domingos, asiste a misa en una pequeña y pintoresca iglesia en el suburbio de Wilmington, Delaware.
Es en el cementerio de esa iglesia donde yacen los restos de sus padres, de su hijo Beau -que falleció de cáncer en el 2015-, y de su primera esposa Neilia y la hija de ambos, Naomi, quienes murieron en un accidente de auto en 1972, al que sobrevivió Beau y su hermano Hunter.
En la mañana del domingo, bajo el follaje rojo del otoño, Biden y su esposa Jill visitaron nuevamente la tumba, decorada con pequeñas banderas estadounidenses, de Beau, un ex fiscal general de Delaware.
Biden llevaba enroscado en su muñeca el rosario que Beau usaba el día de su muerte. Quien fuera vicepresidente de Barack Obama, dijo en el 2017 que nunca se lo quitó desde la muerte de su hijo.
Producto de colegios católicos, Biden siempre ha vivido su fe abiertamente.
De ganar las elecciones del 3 de noviembre, se convertiría en el segundo presidente católico de Estados Unidos, después de John F. Kennedy.
Desde citar al Papa Juan Pablo II a invocar con frecuencia sus raíces católicas irlandesas, Biden, de 77 años, está decidido a no ceder el terreno de la religión a los republicanos.
Derecho al aborto
Hay mucho en juego: Trump ganó las elecciones del 2016 sobre Hillary Clinton gracias a victorias muy estrechas en varios estados clave.
Cada sufragio cuenta. Y los votantes católicos ofrecen a Biden la rara ocasión de apelar a los “votantes pendulares” que cambian de partido de una elección a otra.
En el 2016, un 52% de los católicos apoyó a Trump, contra 45% a Clinton, según el Pew Research Center.
Los católicos estadounidenses no son un grupo homogéneo: seis de cada 10 católicos blancos respaldaron a Trump en el 2016, mientras que siete de cada 10 católicos hispanos votaron por Clinton. Y muchos miembros clave del gobierno de Trump son católicos.
“Vemos que el voto católico en todos los ámbitos es un electorado fundamental para esta campaña”, dijo Josh Dickson, director de asuntos de la fe de la campaña de Biden.
Pero la cuestión del aborto podría ser problemática para Biden, incluso en su propio estado fuertemente demócrata de Delaware.
Biden apoya el fallo de 1973 de la Suprema Corte en el caso Roe v. Wade que aseguró a las mujeres el derecho al aborto.
Si resulta elegido, prometió salvaguardar ese derecho a través de una acción del Congreso, de ser necesario.
John Dolan, un ingeniero de 50 años que asiste a misa en la misma iglesia que Biden, dijo que no le importaba si el postulante es “judío, católico, luterano o ateo”.
Afirmó que aún no ha decidido su voto. “Pero, sabes, como católico romano es duro para mi apoyar a alguien que básicamente es” proaborto. “Debería se provida”.
Tomando el sol otoñal a orillas del río Christina en Wilmington, Rudy Antonini Jr., un abogado jubilado de 71 años, votará por Trump.
“No tengo nada contra Joe Biden personalmente. Creo que es un buen tipo”, dijo. Pero “no es provida, es proaborto. Y esa es una violación de los principios católicos”.
El año pasado, un sacerdote se negó a darle la comunión a Biden debido a su postura a favor del aborto. El candidato le hizo ver que incluso había recibido la comunión del papa.
“Clara elección moral”
Consultado sobre cuán dañino podría ser el tema para Biden, Dickson enfatizó que “los católicos en Estados Unidos son muy diversos en términos de sus puntos de vista, en términos de sus antecedentes” y son “votantes de múltiples temas”, a menudo mirando más allá del aborto.
Y consideró que Biden y su compañera de fórmula, Kamala Harris, son “la clara elección moral en esta elección”.
Capri Cafaro, un exfuncionario de Ohio ahora en la American University, coincide en que muchos católicos mirarán más allá de la posición de Biden sobre el aborto.
“Pueden identificarse con cómo lo intenta, la lucha genuina que tiene, tratando de rectificar sus propias creencias personales con decisiones políticas”, dijo.
Afuera de una heladería en el vecindario Little Italy de Wilmington, la administradora de propiedades Alexandra Johnson, de 41 años, ya se decidió: “Definitivamente voy a votar por Biden”.
“No miro si es demócrata o republicano”, explicó esta católica, madre de cuatro. “Miro qué es lo que va a ayudar más a un futuro mejor”.