Los bancos centrales se esfuerzan por hacer frente a una aceleración de la inflación que calificaron de transitoria cuando comenzó con la reapertura de la economía mundial tras la pandemia, antes de que la invasión de Rusia en Ucrania disparara los precios de la energía. (Foto: REUTERS/Henry Nicholls)
Los bancos centrales se esfuerzan por hacer frente a una aceleración de la inflación que calificaron de transitoria cuando comenzó con la reapertura de la economía mundial tras la pandemia, antes de que la invasión de Rusia en Ucrania disparara los precios de la energía. (Foto: REUTERS/Henry Nicholls)

El Banco de Inglaterra (BoE) envió una dura advertencia de que Reino Unido se arriesga al doble golpe de una recesión y una inflación superior a 10%, al elevar este jueves las tasas de interés a su nivel más alto desde el 2009, con un aumento de un cuarto de punto porcentual hasta 1%.

La libra esterlina caía más de un centavo frente al dólar, tocando su nivel más bajo desde mediados del 2020, por debajo de US$ 1.24, ya que las nuevas previsiones de la entidad sobre la quinta economía del mundo sorprendieron a los inversores.

También recortaron las apuestas de que el banco central vaya a subir las tasas de forma agresiva este año. Los rendimientos de la deuda pública británica a corto plazo bajaban con fuerza.

Los nueve miembros del BoE que fijan las tasas votaron por seis a tres a favor de la subida del tipo de interés bancario desde el 0.75%. Sin embargo, Catherine Mann, Jonathan Haskel y Michael Saunders pidieron un aumento mayor hasta el 1.25%.

Los economistas encuestados por Reuters habían pronosticado una votación de ocho a uno para aumentar el costo de los préstamos de referencia hasta el 1%, con un responsable de la política monetaria en contra del alza.

Los bancos centrales se esfuerzan por hacer frente a una aceleración de la inflación que calificaron de transitoria cuando comenzó con la reapertura de la economía mundial tras la pandemia, antes de que la invasión de Rusia en Ucrania disparara los precios de la energía.

El BoE dijo que también le preocupa el impacto de los nuevos confinamientos por el COVID-19 en China, que amenazan con golpear de nuevo las cadenas de suministro y aumentar las presiones inflacionarias.

“Es una proyección muy débil, una desaceleración muy brusca”, declaró el gobernador del BoE, Andrew Bailey. “Hay una definición técnica de recesión que no cumple, pero dejemos eso a un lado: es una desaceleración muy brusca de la actividad”.

El miércoles, la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos subió las tasas en medio punto, hasta un rango de 0.75%-1%, su mayor incremento desde el año 2000. Su presidente, Jerome Powell, dijo que había más alzas sobre la mesa.

Sin embargo, Powell afirmó que la economía estadounidense se desempeña bien, lo que contrasta con la valoración más pesimista de Bailey.

El aumento de tasas del BoE fue el cuarto desde diciembre, el ritmo más rápido de endurecimiento de la política monetaria en 25 años.

La entidad dijo que la mayoría de sus autoridades creía que “un cierto grado de endurecimiento adicional de la política monetaria podría ser apropiado en los próximos meses”. Se eliminó la palabra “modesto” para describir la escala de incrementos de tasas que se avecinan.

Surgió una división, ya que dos miembros dijeron que la orientación era demasiado fuerte, dados los riesgos para el crecimiento.

La inflación británica de los precios al consumidor alcanzó en marzo su nivel más alto de los últimos 30 años, 7%, más del triple del objetivo del BoE, que revisó al alza sus previsiones de crecimiento de los precios para que superen el 10% en los últimos tres meses de este año. Anteriormente había pronosticado un pico de alrededor de 8% en abril.

El Banco de Inglaterra dijo que la inflación británica alcanzaría su punto máximo más tarde que en otras grandes economías avanzadas, debido a la limitación de las tarifas energéticas de los hogares. Las facturas de los combustibles se dispararon un 54% en abril y el BoE prevé ahora un nuevo aumento de 40% en octubre, lo que afectará a la economía.

Se prevé que la renta real disponible de los hogares después de impuestos -una medida del nivel de vida- caiga 1.75% este año, el mayor desplome en un año natural desde el 2011 y el segundo más grande desde que el BoE comenzó a llevar registros en la década de 1960.

Analistas esperan que los votantes en las elecciones municipales del jueves castiguen al primer ministro Boris Johnson por la crisis del costo de la vida y por romper sus propias reglas de confinamiento por el COVID.