La región que llevó al mundo a un ciclo prometedor de recortes de tasas de interés advierte que los retrasos en la flexibilización monetaria de la Reserva Federal representan una amenaza para su recuperación económica, lo que podría exacerbar los problemas políticos internos.
Los banqueros centrales latinoamericanos fueron los primeros en aumentar de manera agresiva las tasas para combatir la inflación pospandémica, y de nuevo los primeros en empezar a recortarlas, con la esperanza de que su acción decisiva proporcionara un impulso a las economías regionales, a menudo afectadas por un crecimiento mediocre. Pero esta semana, en la reunión del Fondo Monetario Internacional en Washington, se mostraron más sombríos.
Países como Brasil y Chile han dado señales de que el piso de sus recortes de tasas podría llegar antes, considerando la necesidad de un diferencial de rendimiento lo suficientemente amplio como para evitar depreciaciones monetarias perjudiciales. Otros países con más grasa que quemar, como Colombia y México, descartan reducciones más precipitadas.
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Si bien esto es un desafío para todos los bancos centrales, es particularmente perjudicial para una región que nuevamente está rezagada respecto del mundo desarrollado, con un crecimiento estimado por el Banco Mundial de solo un 1.6% para 2024.
“El riesgo ahora es que la política monetaria sacrifique el crecimiento más de lo necesario”, dijo José de Gregorio, ex presidente del Banco Central de Chile. Las autoridades están “preocupadas por su capacidad para mantener tasas más bajas”.
El momento no podría ser peor para los jefes de Estado, que también lidian con altas deudas y un margen de gasto limitado. Existe el riesgo de que los banqueros centrales que frenan la flexibilización monetaria se conviertan en chivos expiatorios de la falta de mejora del bienestar que han prometido los presidentes.
En algunos países, la búsqueda de culpables ya está en marcha. En Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva reanudó las críticas contra el jefe del banco central, Roberto Campos Neto, tras un período de relativa calma, calificándolo de un obstáculo para la prosperidad económica. El presidente Gustavo Petro suele criticar a las autoridades monetarias colombianas, y su ministro de Hacienda está presionando para que se reduzcan más las tasas.
“En casi todas parte que miras hay vientos económicos en contra que restan popularidad a los presidentes”, señaló Cynthia Arnson, analista política de América Latina en el Wilson Center, un centro de estudios de Washington. “Tienen mucho menos margen de maniobra que casi en cualquier otro momento”.
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Reducción del ritmo
Ante la caída de la inflación desde un máximo de tres décadas, Chile colocó a América Latina a la vanguardia de los recortes mundiales de tasas de interés en julio pasado con una reducción de un punto porcentual. Brasil, Perú, Colombia y México lo siguieron, aunque con recortes menores.
Aun así, la subgobernadora del Banco de México Irene Espinosa dijo esta semana que las proyecciones de inflación de las autoridades monetarias tienen “problemas de credibilidad”, y que es demasiado pronto para pensar un ciclo de flexibilización prolongado. Chile y Colombia están cuestionando el ritmo de recortes de tasas apropiado a medida que aumentan los riesgos, mientras que en Brasil, Campos Neto llegó incluso a plantear un escenario que podría frenar las reducciones.
“Podríamos tener un sistema en el que la incertidumbre siga siendo muy alta, pero no cambie significativamente, lo que podría significar una disminución del ritmo”, dijo Campos Neto el miércoles al hablar de las dudas en la economía global.
En el centro de las preocupaciones de los banqueros centrales están las monedas que se han hundido debido a las diferencias cada vez menores entre las tasas de interés regionales y las de Estados Unidos, lo que hace menos atractivo para los inversionistas colocar su dinero en América Latina. En consecuencia, un tipo de cambio más débil aviva la presión sobre los precios al aumentar los costos de importación.
El peor caso es el del peso chileno, que ha caído un 9% frente al dólar en lo que va del año, el segundo mayor descenso en los mercados emergentes. En medio de un ciclo de flexibilización que ya ha reducido los costos de endeudamiento en casi 5 puntos porcentuales, las autoridades monetarias afirman que gran parte de la culpa la tiene la reducción de los diferenciales de tasas con la Fed.
“Chile fue el canario en la mina de carbón”, sostuvo Alejandro Cuadrado, estratega para América Latina de Banco Bilbao Vizcaya Argentaria S.A., aunque también señaló que algunas monedas como el peso mexicano y el colombiano han resistido hasta ahora.
Los analistas del Instituto de Finanzas Internacionales (IIF, por sus siglas en inglés) están revisando sus estimaciones para las tasas de fin de ciclo en América Latina después de que el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, señalara esta semana que la Fed esperará más de lo que se anticipaba anteriormente para reducir los costos de endeudamiento.
“Todavía creo que habrá margen para que los banqueros centrales de la región sigan flexibilizando la política monetaria”, señaló Martín Castellano, jefe de investigación para América Latina del IIF. “Pero será a un ritmo más lento y, dependiendo del país, será mucho más lento o simplemente más lento”.
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Mayor ruido
Por ahora, los analistas siguen viendo margen para que la inflación se desacelere en la mayor parte de América Latina, aunque a un ritmo más gradual. Chile y Colombia han señalado que los ciclos de flexibilización continuarán al menos durante los próximos meses, mientras que Perú realizó otro —aunque tímido— recorte de tasas en abril tras hacer una pausa en marzo.
Según el gerente general del banco central de Colombia, Leonardo Villar, si se produce un endurecimiento de las condiciones financieras internacionales, los países de la región podrían tener más dificultades para recortar las tasas. “Las expectativas pueden cambiar en una dirección u otra en los próximos meses”.
Las autoridades monetarias también siguen disfrutando de los elogios de los inversionistas después de haberse adelantado a titanes mundiales como la Fed y el Banco Central Europeo en controlar la inflación y luego comenzar a reducir los costos de endeudamiento.
Pero mientras enfrentan las ramificaciones de los retrasos en los recortes de tasas en la mayor economía del mundo, las autoridades monetarias latinoamericanas podrían, sin darse cuenta, sentar las bases para una nueva ola de tensión política.
“El ruido acabará siendo mayor cuando los banqueros centrales dejen de bajar las tasas, y dependerá de lo que ocurra con el crecimiento”, señaló David Beker, economista jefe para Brasil de Bank of America Corp. “Ahora enfrentan críticas, pero todavía están en modo de recorte”.
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