Moody’s redujo la calificación crediticia de Perú de A3 con perspectiva negativa a Baa1 con perspectiva estable. Jaime Reusche, vicepresidente de Grupo de Riesgo Soberano de Moody’s, responsable del área que tomó esta decisión, explica las razones.
Para el MEF, la decisión de Moody’s sobre la calificación no fue de una rebaja en la nota, sino de un ajuste. ¿Es lo mismo?
Lo que pasa es que estaba la posibilidad de no solo degradar la calificación, sino que fuese una rebaja con perspectiva negativa.
¿Por qué se pensaba bajar también la perspectiva?
Hay riesgo políticos, el proceso de consolidación fiscal y el de la Asamblea Constituyente. En la discusión hubo momentos en que parecía que la perspectiva se iba a negativo por el miedo a la Asamblea Constituyente, porque los riesgos son enormes por un posible cambio al modelo económico y la incertidumbre legal y política.
¿Qué hizo que la perspectiva no se deteriore como sí lo hizo la calificación?
Concluimos que la probabilidad de que la Asamblea Constituyente se dé en este momento parece estar relativamente contenida, porque hay ciertos impedimentos legales, constitucionales y políticos.. Esa es la lectura que tenemos por el momento. Igual estamos siguiendo muy de cerca lo que pase en ese frente, así como el político y el fiscal.
Entonces, la perspectiva también es débil en este momento.
Es una perspectiva estable pero muy tenue, que en cualquier momento podría pasar a negativo, y vamos a reaccionar rápido si es que se presentan estos riesgos.
La decisión de Moody’s pudo ser peor para el Perú...
Sí, pudo ser peor, y el MEF, en cierta manera, consciente de eso lo considera solo como un ajuste.
El ministro Pedro Francke afirmó que Perú puede mantener el nivel crediticio que tiene y en poco tiempo poder recuperarlo. ¿Qué debe hacer el país para volver a subir su nota?
Es muy difícil subir la calificación, especialmente cuando estás más arriba en la escala, porque cada peldaño cuesta mucho más, ya que compites no solo con países de la región sino con otros del resto del mundo. Es mucho más rápido perder la calificación. El esfuerzo más importante que debe hacer este Gobierno es el de tratar de mantener la calificación.
¿No creen que se pueda recuperar la calificación en este Gobierno?
Sería bueno que se pudiesen hacer esfuerzos para tratar de recuperar la calificación en este Gobierno, pero siendo muy sincero, se ve muy lejana esa propuesta porque todavía hay mucha incertidumbre. El balance de los riesgos es a la baja. Será todo un desafío mantener la calificación estable.
¿Qué cambiaría esta visión?
Para hablar de una recuperación tendría que haber un cambio muy importante en la postura del Gobierno y en la forma como articula sus políticas públicas.
¿Alguna medida específica?
No hay una bala de plata, tendrían que ser varias cosas, entre ellas bajarle el tono a la incertidumbre porque los inversionistas están bastante cautos. No hay claridad en las políticas públicas. El Gobierno tendría que cambiar mucho su postura hacia el sector privado, buscar un mensaje más conciliador, que le dé mucho más la bienvenida al sector privado.
¿Cómo se detendría la incertidumbre?
Hay muchas voces y tensiones dentro del Gobierno y su partido, donde los anuncios no parecen estar muy cohesionados. Salen ministros a decir una cosa y por otro lado dicen otras. Los mensajes están muy encontrados, y eso no da claridad de hacia dónde quiere ir el Gobierno.
¿Y qué medidas para el tema económico?
Habría que retomar el tema de reformas económicas, recuperar el espacio fiscal que se perdió ante la pandemia, encontrar nuevas formas de dinamizar el crecimiento de manera sostenible y de bajarle el tono a la discordia política que ya vivimos hace más de cuatro años.
Está hablando de un cambio completo en la actitud del Gobierno...
Sí, un cambio en la actitud del Gobierno y también en la clase política. No estamos avanzando en muchas de las cosas que se han dejado de lado en los últimos 5 o 7 años, como formas de integrar a la economía informal en la formal, desarrollar la infraestructura para conectar todo el país o reducir los espacios de corrupción. Todo ese debate se ha perdido, no solo por la pandemia, sino por la falta de claridad de las políticas públicas en todo el Estado.
“La credibilidad fiscal aún tiene el beneficio de la duda”
Jaime Reusche consideró que es positivo que desde el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) se esté tratando de dar señales de buscar una senda de consolidación fiscal, pero buscando un equilibrio con las demandas de los sectores.
Sin embargo, la credibilidad fiscal ya no es la misma de antes, pues ahora se le otorga al Perú solo el “beneficio de la duda” y ya no una confianza plena como sucedía anteriormente.
“Por la trayectoria fiscal del Perú, porque las autoridades económicas son las que son, en estos momentos se le tiene que dar el beneficio de la duda al país. Y eso en parte refleja el equipo técnico que todavía sigue dentro de las instituciones económicas clave”, dijo.
Se refiere principalmente, además del MEF, a entidades como el Banco Central de Reserva (BCR) y la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS).
“Si se fuesen a cambiar muchos de esos elementos técnicos y se empiece a perder la independencia de las instituciones económicas, eso sí daría un poco más de espacio para dudar de la credibilidad de los compromisos que está haciendo el Gobierno, sobre todo en materia fiscal”, precisó.