El titular del Ministerio de Energía y Minas (Minem), Oscar Vera, anunció que este año probablemente esté lista la licitación para la construcción y operación de la primera planta de fertilizantes que se ubicaría en Marcona (Ica).
Luego que el Gobierno prometiera iniciar una industria petroquímica, el año pasado afirmaron que había al menos cuatro empresas interesadas en construir la planta petroquímica y ahora Vera proyecta que en julio se anunciará a la empresa que estará encargada de la obra cuya inversión llegaría a los US$ 1,500 millones. Sin embargo, los especialistas advierten que la obra podría tardar varios años en estar lista.
¿Cuánto tiempo tomaría desarrollar la planta?
Si efectivamente en julio ya se tiene elegida a la empresa que desarrollará la planta de fertilizantes, ¿qué faltará para completar esta obra? El especialista en hidrocarburos, Gustavo Navarro, sostiene que al paso que va el proyecto podría estar completo recién en el 2028.
“Si en el 2024 se suscribe el contrato, en el 2025 empezarían los estudios de impacto ambiental que toman bastante tiempo, permisos que toman otro año más y en el 2026 recién se empezaría a construir. Si les toma dos años construir recién estaría en el 2028″, explica a Gestión.
Sin embargo, indica que para un proyecto de esta magnitud se requiere tener aseguradas las reservas de gas natural por al menos 15 años y aunque actualmente sí se tienen recursos para ese tiempo, no funciona igual de manera contractual.
El experto precisa que en caso la obra se termine en el 2028, solo se tendrían 12 años de recursos asegurados para operar, pues el contrato de Camisea culminará en el 2040.
“No hay posibilidad de asegurar contractualmente gas más allá del año 2040, aunque haya gas”, indica.
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El presidente de la Sociedad Peruana de Hidrocarburos, Felipe Cantuarias, coincide en que el proyecto debe tener un plazo de maduración de 4 a 5 años y resalta que hasta el momento no se han creado las condiciones para que se desarrolle pues hay una incertidumbre respecto a cómo se abastecería la planta.
Uno de los puntos principales para impulsar el proyecto, indica, es extender los años de reserva de gas natural, insumo que requiere una planta de fertilizantes para para la producción de urea.
“Todos los interesados están exigiendo un horizonte de reserva que vaya más allá de lo que tenemos dado que es una inversión de millones. Actualmente el Perú solo tiene 23 años de reserva de gas natural y la exploración para encontrar nuevas reservas está en cero”, sostiene.
Agrega que un segundo punto para recuperar esta inversión en hidrocarburos son las tarifas de gas natural, pues se necesita fijar una tarifa para la industria petroquímica.
Para el exviceministro de Energía, Arturo Vásquez, debe haber un precio que sea asequible que nos permita competir con otros grandes mercados.
“No solo debe haber estabilidad en el suministro de gas natural, deberíamos tener un precio de gas que sea promocional para viabilizar un proyecto petroquímico. Recordemos que la petroquímica es un mercado muy competitivo, en el mundo hay polos petroquímicos muy importantes como el conjunto que está en el Golfo de México, entonces uno tendría que competir con el precio de referencia de esos y los fertilizantes que se producirían”, comenta.
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¿Qué otro problema podría retrasar el avance de la obra?
Si bien los especialistas consultados por Gestión estiman que el proyecto podría desarrollarse entre 4 a 5 años, advierten que, además de la incertidumbre en los contratos de gas natural, existen diversas barreras que podrían hacer que la creación de la planta petroquímica tome más tiempo.
Vásquez señala que el desarrollo del proyecto podría ser más lento por la existencia de barreras burocráticas, como las licencias municipales y permisos locales, pues cada municipalidad y gobierno regional pone diferentes requisitos.
“Cada vez que hay un proyecto de inversión en una región, el problema está en el riesgo regulatorio de los permisos asociados a los gobiernos locales y regionales que son un dolor de cabeza para todos los inversionistas, más allá de eso tenemos la tramitología convencional asociada a los estudios de impacto ambiental y las opiniones de los reguladores que toman mucho más tiempo que antes”, sostuvo.
Otro riesgo que observan para un proyecto como este es la estabilidad política, especialmente porque se trata de una inversión a largo plazo. Cantuarias señala que lo que los inversionistas requieren para tomar la decisión de invertir es restaurar la confianza.
“Hoy en día teniendo en cuenta la crisis en la industria de hidrocarburos, los inversionistas ven con preocupación la falta de liderazgo del gobierno para crear las condiciones adecuadas. Este Gobierno no ha hecho nada por la industria de hidrocarburos, entonces veo poco probable que alguien se interese en desarrollar la industria petroquímica, las condiciones no están dadas”, señala.
Pese a esto, sí consideran positivo que se proyecte el desarrollo de la planta de fertilizantes en Marcona, pues esta zona está muy cerca a la llegada del ducto de Camisea y la distribución de gas natural de la empresa Contugas, además ya se han hecho ahí inversiones preliminares de infraestructura para la industria petroquímica.
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