Por Julian Lee
Tras cuatro días de mucho drama, algo de farsa y prolongados periodos de tedio, el grupo de países de la OPEP+, liderados por Arabia Saudita y Rusia, finalmente acordó un recorte récord en su producción de petróleo, en respuesta al colapso en la demanda desencadenado por el coronavirus.
No obstante, el acuerdo estará nuevamente bajo presión cuando el mundo vuelva a ser un lugar más normal.
El drama lo puso México cuando se opuso a su cuota de recorte. La farsa se dio cuando la secretaria de Energía del país abandonó la conferencia virtual de la OPEP+ para sostener conversaciones separadas con sus contrapartes estadounidense y canadiense, mientras otros ministros de energía agonizaban por horas, y luego por días, pensando en la manera de responder. ¿El tedio? Bueno, en los ratos intermedios.
A México se le pidió recortar su producción en 400,000 barriles por día durante la primera fase del acuerdo de la OPEP+, que tendría una duración sin precedentes de dos años. Ofreció un cuarto de eso, y contado a partir de una base un poco más alta de la que se le pedía.
El viernes, apareció un caballero al rescate del grupo, bajo la improbable forma del presidente de EE.UU., Donald Trump. Le propuso un acuerdo al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (conocido como AMLO), bajo el cual 250,000 barriles al día del declive en la producción estadounidense “motivado por el mercado” se presentarían como “mexicanos”.
Pero no se dejen engañar: eso no habría sacado un solo barril adicional del mercado más allá de los que desaparecerían en todo caso a causa del colapso en la demanda por la Covid-19.
Eventualmente, después de casi cuatro días de intentar persuadir al gobierno mexicano, los saudíes y los rusos finalmente decidieron recortar sus pérdidas y tragarse la falta de compromiso genuino de México. La alternativa habría sido permitir que los mercados de productos básicos abrieran el lunes en la mañana con el grupo en desacuerdo, lo que elevaría el riesgo de una caída mayor del precio.
Para ser claros, el acuerdo de la OPEP+ es históricamente notorio por su alcance, dado el tamaño de los recortes y su duración, aunque el valor de fijar objetivos para dos años es cuestionable en medio de tanta incertidumbre. Inicialmente, los 20 productores participantes recortarán la producción en 9.7 millones de barriles al día, y todos — excepto México— recortarán su producción 23% por dos meses: mayo y junio.
Como están las cosas, los recortes de México terminarán con la primera fase del acuerdo, cuando presuntamente tendría que salir de la OPEP+. La reducción para los otros 19 países se limitará a 7.7 millones de barriles al día hasta finales de año, y luego a 5.8 millones de barriles por otros 16 meses, hasta abril del 2022.
No se sorprendan si las cifras para los titulares de la OPEP+ son incluso más grandes. Se ha sugerido que la cifra oficial podría estar cerca de 12,5 millones de barriles al día, pero eso se lograría elevando las cifras iniciales de producción de Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Kuwait, quienes han elevado su producción este mes, por lo que sus objetivos reales serían los mismos. Son solo humo y espejos para que los recortes se vean más sustanciales de lo que realmente son.
El acuerdo plantea preguntas aun más grandes que México. Rusia, por ejemplo, deberá recortar su producción en 2.5 millones de barriles al día en las próximas tres semanas. ¿En serio? Igor Sechin, jefe de la petrolera estatal, Rosneft, ha sido un crítico feroz de las modestas contribuciones de Rusia en el pasado. Ya me imagino cómo reaccionará cuando le digan que su compañía tendrá que recortar su producción en casi un millón de barriles por día para el primero de mayo.
La contribución de la reunión del G20 el viernes —posterior a la maratónica llamada de la OPEP+ el jueves— fue, por decirlo en palabras suaves, decepcionante. El ministro de India mencionó llenar la reserva de petróleo estratégica del país, pero no hubo ninguna nueva oferta concreta del grupo. Ahora que los precios del petróleo están por el piso, incrementar las reservas tiene sentido de todos modos, y China e India ya empezaron. No obstante, el espacio de almacenamiento es limitado.
EE.UU. tiene espacio para otros 77 millones de barriles en su Reserva Estratégica de Petróleo, pero el mes pasado el Congreso rechazó el presupuesto para una compra inicial de 30 millones de barriles de crudo, Los operadores y los analistas del petróleo estiman que China podría comprar entre 80 millones y 100 millones de barriles más este año.
Mientras tanto, el Gobierno indio le está pidiendo a sus refinerías estatales comprar 15 millones de barriles de crudo a Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos e Irak para llenar sus tanques. Más allá de esos tres países, hay poca capacidad de almacenamiento en otras partes.
El secretario de Energía de EE.UU., Dan Brouillette, dijo en la reunión del G20 que el colapso del mercado petrolero impondrá recortes de 2 millones de barriles al día en la producción estadounidense para final de año, sin ninguna intervención del gobierno. Algunos modelos predictivos, añadió, ven la caída en hasta 3 millones de barriles.
Rusia había rechazado previamente esos recortes de “libre mercado”, argumentando que la caída de la producción en respuesta a la falta de demanda no es realmente una reducción.
Sin embargo, al final retrocedió, junto a los demás miembros de la OPEP+. El comunicado de la Organización no menciona que el acuerdo dependa de las acciones de nadie por fuera del grupo. Otros productores que no son miembros de la OPEP+, como Canadá, Brasil y Noruega también han contribuido a los recortes de producción “motivados por el mercado”.
Esta es la segunda vez en menos de cinco años que el esfuerzo de Arabia Saudita para lograr una política de bombeo a voluntad fracasa. Después de solo un mes, este duró incluso menos que el anterior, el cual llegó a su fin con un acuerdo entre la OPEP+ y Rusia y otros países a finales de 2016.
Sin embargo, estos claramente son tiempos extraordinarios, con un colapso de la demanda sin precedentes. No se sorprendan si la guerra por la cuota de mercado entre saudíes, rusos y estadounidenses reinicia cuando los confinamientos se relajen y las personas vuelvan a querer petróleo. Esta es una tregua temporal, no una paz duradera entre los tres mayores productores.
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