Los elevados precios del gas han tenido “un efecto dominó” en los mercados de la electricidad, con un aumento de precios y la sustitución parcial del gas por carbón o petróleo, más baratos, lo que a su vez ha elevado las emisiones de CO2. (Foto: Bloomberg)
Los elevados precios del gas han tenido “un efecto dominó” en los mercados de la electricidad, con un aumento de precios y la sustitución parcial del gas por carbón o petróleo, más baratos, lo que a su vez ha elevado las emisiones de CO2. (Foto: Bloomberg)

Los precios internacionales del gas natural, cuya cotización récord está causando subidas excepcionales de la electricidad y generando problemas a varios sectores industriales, comenzarán a bajar en el segundo trimestre del 2022, pronosticó la Agencia Internacional de la Energía (AIE).

En su informe trimestral sobre el mercado del gas, la considera que en el segundo trimestre del año próximo la cotización en el mercado holandés TTF (una referencia en Europa) caerá 40% respecto al mismo período del 2021, cifra similar a la prevista para Asia, mientras que en América del Norte bajará 18%.

A pesar del aumento de la producción previsto, la llegada del invierno en el hemisferio norte hará que la demanda se mantenga fuerte debido a la necesidad de emplear gas para las calefacciones, por lo que los precios se mantendrán altos durante la estación fría.

El descenso de precios a partir del segundo trimestre del 2022 pondrá fin previsiblemente a una situación de precios altos y suministro limitado que se arrastra desde el verano y continuará en los próximos meses.

El año gasístico 2021-2022 comenzó en octubre con precios spot récord del gas en Europa y Asia, entre niveles de existencias más bajos que la media para la temporada de calefacción que se avecina”, afirma el informe.

La situación se debe a una especie de tormenta perfecta, con mayor demanda por la recuperación tras los cierres causados en el 2020 y comienzos del 2021 por la pandemia; episodios climáticos extremos que generaron más consumo (olas de frío o de calor, sequías que frenaron la producción hidroeléctrica) y tempestades recortaron la producción en varias zonas.

A su vez, los elevados precios del gas han tenido “un efecto dominó” en los mercados de la electricidad, con un aumento de precios y la sustitución parcial del gas por carbón o petróleo, más baratos, lo que a su vez ha elevado las emisiones de CO2.

Interdependencia gas-electricidad

Esta sucesión de acontecimientos ha resaltado “la interdependencia entre el gas natural y la seguridad del suministro de electricidad, un vínculo que parece ser más fuerte que nunca”, recalca el informe.

Sin embargo, los altos precios han acuciado la aceleración de nuevos proyectos de producción de gas natural, especialmente en Estados Unidos y Catar, que sumados a otros acordados ya antes de la pandemia pero aún no llevados a la práctica, “deberían ser suficientes para satisfacer la demanda adicional de gas para los próximos años”.

Por regiones, la AIE señala que en Europa el precio del gas natural se disparó en el tercer trimestre de este año, hasta multiplicarse por seis en el mercado TTF respecto al 2020 y alcanzar el nivel más alto desde la creación de ese mercado en el 2003.

El consumo europeo de gas, que había aumentado 14% en el primer trimestre respecto al mismo período del 2020 espoleado por la recuperación, se disparó 25% en el segundo, pero bajó 4% en el tercero debido al menor consumo en el sector energético, que optó por emplear más carbón.

La generación de electricidad a partir de gas natural en Europa cayó 12% en el tercer trimestre respecto al mismo período del 2020, mientras que la producida con carbón se disparó 15%.

Además, el elevado precio del gas está teniendo repercusiones en sectores industriales que hacen un uso intensivo de ese combustible, con cierres temporales de algunas plantas de producción de fertilizantes.

En concreto, esos cierres en el Reino Unido amenazan con causar una escasez de CO2, un subproducto de la producción fabricación de fertilizantes que tiene un amplio uso en la industria alimentaria como conservante y para la fabricación de bebidas gaseosas.

La demanda europea de gas subirá 4.5% interanual en el 2021, y se prevé un declive de 2% en el 2022.

En Asia, los precios del gas se multiplicaron por cinco, debido a la fuerte demanda por la recuperación y a varios episodios climáticos extremos, pero también a causa de la escasa capacidad de almacenamiento en el conjunto de la región.

En América del Norte, Estados Unidos registró una reducción de la demanda de gas de 1% en los nueve primeros meses del año debido a que la generación de electricidad redujo su consumo en 6% para optar por un aumento del uso del carbón y las renovables (28% y 5% interanual, respectivamente)

Influencia de la sequía en América del Sur

Latinoamérica vio cómo la generación térmica de electricidad casi se dobló en los nueve primeros meses del año (en buena parte gracias al gas) debido a que la peor sequía en 90 años hundió la producción hidroeléctrica.

El consumo brasileño de gas creció 33% en la primera mitad del año, y el aumento de las importaciones desde Bolivia a partir del gasoducto Gasbol cubrió buena parte de la subida.

Chile también vio un incremento de 25% del consumo de gas entre enero y agosto debido a una caída de la producción hidroeléctrica de 20% en ese período.

El consumo de gas también se disparó 43% en Centroamérica y el Caribe en los ocho primeros meses del año, mientras que en Argentina se estabilizó entre enero y mayo, y en Venezuela cayó 33% en la primera mitad del año.

La AIE prevé que la demanda global de América del Sur y Central aumente 4% durante el 2021 y experimente un ligero declive en el 2022, en el supuesto de que se registren lluvias y temperaturas normales.

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