Por Chris Bryant
No todas las aerolíneas europeas son iguales. La aerolínea alemana Deutsche Lufthansa AG recibirá un rescate de 9,000 millones de euros (US$ 10,000 millones) y se vio obligada a ofrecer solo concesiones limitadas a Bruselas a cambio.
Entretanto, el rival húngaro de bajo costo Wizz Air Holdings Plc se ha beneficiado de un apoyo estatal limitado. Monedas de oro para Goliat y para David de chocolate...
Pero cualquiera que haya prestado atención a las ganancias de estas dos compañías esta semana habrá concluido que Wizz está mucho mejor posicionada en términos de ganancias a medida que levantan las restricciones de viaje por COVID-19. Parecía bastante optimista sobre la demanda y quiere expandir su red, mientras que Lufthansa, cargada de deudas, se prepara para una reducción. Wizz es una de las pocas aerolíneas cuyas acciones han subido en el último año.
Aproximadamente la mitad de los ingresos de las aerolíneas principales de la red de Lufthansa se derivan de viajes de negocios, que no se recuperarán rápidamente: muchas compañías han prohibido a los empleados viajar.
En Wizz, solo 7% de los clientes vuela por negocios y dos tercios viajan para visitar a amigos y familiares o trabajar en el extranjero. Esos viajes no tuvieron lugar mientras los países estaban en cuarentena y la gente está ansiosa por ver a sus seres queridos nuevamente.
Wizz tiene la suerte de que sus mercados principales de Europa central y oriental sufrieron brotes de coronavirus menos graves que lugares como el Reino Unido, España e Italia. También tiene una base de clientes relativamente joven: el pasajero promedio de Wizz tiene 36 años. Tres cuartas partes de los pasajeros de Lufthansa son mayores de 40.
Si bien las aerolíneas dicen que el uso de tapabocas y otras medidas de higiene permitirán que volar sea seguro para todos, los jóvenes podrían estar dispuestos a arriesgarse antes pues tienen menos probabilidades de contraer los peores tipos de infección por COVID-19 y morir (los millennials no solo están ansiosos por viajar, también están invirtiendo su efectivo en aerolíneas).
Afortunadamente para Airbus SE, el fabricante de aeronaves, Wizz todavía tiene contemplado recibir los aviones que ordenó y afirma que los aeropuertos le están pidiendo que agregue rutas. Su objetivo es operar cerca de 60% de sus vuelos planificados durante el ajetreado trimestre de verano y hasta 80% durante el otoño y el invierno.
Al igual que con la irlandesa Ryanair Holdings Plc, los bajos costos de Wizz deberían facilitar la oferta de tarifas baratas para estimular la demanda, y espera atraer clientes con nuevas bases en Milán y Abu Dabi. Tras haber reducido rápidamente casi una quinta parte de su personal, Wizz ahora consume menos de 100 millones de euros en efectivo al mes.
Por el contrario, Lufthansa espera haber restaurado solo cerca de 40% de la capacidad para el otoño. La demanda debería recuperarse para el 2023, pero incluso para entonces estima que 100 aviones de su flota de 760 sobrarán. La fuerte reestructuración requerida para restaurar la rentabilidad aún está por verse.
Entretanto, el grupo alemán está gastando alrededor de 800 millones de euros al mes en efectivo, excluyendo un pasivo de reembolso de 2,500 millones de euros. Sin un rescate, Lufthansa se habría hundido y ahora debe dedicar toda su energía al pago de deudas.
Naturalmente, esta bifurcación de las aerolíneas europeas no ha pasado desapercibida para los inversionistas. Las acciones de Wizz se han recuperado más de 80% desde un mínimo de marzo y están más altas que hace un año. Durante el mismo periodo, las acciones de Lufthansa son altamente negativas. Si bien es positivo contar con un gran rescate, esto no garantiza un modelo de negocio competitivo.