(Foto: Pixabay)
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Los resultados financieros de las empresas del son catastróficos en el tercer trimestre, cuya tímida recuperación se está viendo socavada por la segunda ola de

La evalúa la caída del tráfico aéreo en el 66%.

Sólo en los aeropuertos de París, la caída para el año podría ser de 70%, una revisión al alza de una estimación precedente del 65% para los dos aeropuertos de Orly y Charles de Gaulle.

“Seis meses después del inicio de la crisis en Europa y Estados Unidos, los indicadores no muestran ninguna señal favorable a una recuperación rápida. Esta crisis será duradera y no será en V” con una caída brutal seguida de una recuperación rápida, explica en un estudio la agencia de asesoría Alix Partners.

Tras la práctica suspensión del tráfico aéreo en todo el mundo durante la primavera (boreal), la recuperación empezó muy lentamente, en particular en los vuelos internos, a partir de junio antes de alcanzar un máximo en agosto para volver a caer en septiembre.

“Stress test” en invierno

“La temporada de invierno (en el hemisferio norte) será un ‘stress test’ para las compañías”, según Alix Partners.

En Estados Unidos, las principales compañías aéreas American Airlines, SouthWest, Delta y United Airlines anunciaron en octubre ingresos en caída libre en el tercer trimestre. , número uno del sector en Estados Unidos, anunció una caída de los ingresos del 73%.

Ante la falta de un acuerdo de apoyo al sector aéreo en Washington tras la suspensión de las subvenciones destinadas a ayudar a pagar a los trabajadores, miles de personas están en paro técnico.

En Asia, la compañía hongkonesa Cathay Pacific anunció el miércoles la supresión de 5,900 empleos, un cuarto de sus efectivos y el cierre de la filial Cathay Dragon.

En Europa, IAG (casa matriz de British Airways e Iberia) y reducirán drásticamente su oferta en el cuarto trimestre, a un 30% como máximo con respecto a la del año pasado en el caso de IAG y al 25% en el de la alemana.

La escandinava SAS concluyó las negociaciones de un plan social con la supresión de 5,000 empleos, el 40% de los efectivos, anunció la compañía el viernes.

, la mayor aerolínea de América Latina, y sus filiales proyectan operar en octubre a un 24% y 26% de su capacidad frente al mismo mes del año pasado, indicó recientemente la compañía, que sufrió una caída de 75.9% en sus ingresos en el segundo trimestre, y prescindió de unos 12,600 trabajadores. En junio, Latam anunció el cierre de su filial en Argentina.

Pérdidas de empleo “catastróficas”

Para IATA, “la perspectiva de las pérdidas de empleo de una magnitud catastrófica es muy real”, comentó Rafael Schvartzman, vicepresidente de la organización para Europa al reclamar nuevos apoyos financieros de los gobiernos, hasta que la “industria se pueda poner en pie”.

“Tendremos una industria muy reducida, con menos actores. Todas las compañías no tienen los recursos suficientes para sobrevivir”, explicó John Strickland, consultor sobre transporte aéreo que se muestra prudente sobre el plazo para volver a la normalidad.

“El factor medioambiental agrega un elemento importante” a la situación, agrega, en referencia al movimiento de boicot del avión considerado demasiado contaminante iniciado antes de la pandemia.

En el apartado de buenas noticias, la británica Flybe, que se había declarado en quiebra, podría volver a volar a principios del 2021, tras el anuncio el lunes de que ha sido adquirida por Thyme Opco, una empresa controlada por el fondo de inversiones Cyrus Capital.

Para tratar de recuperarse, las compañías y los aeropuertos reclaman la realización a gran escala de test de diagnóstico antes de los vuelos para evitar medidas de cuarentena a la llegada, lo que disuade a muchos candidatos a viajar.

El aeropuerto londinense de Heathrow realiza desde el martes test de saliva de pago para los viajeros con destino a Hong Kong y procedentes de Italia, con el resultado en una hora.

En París, test de antígenos -con resultados más rápidos que los PCR-, serán obligatorios próximamente para algunos destinos.

Flotas

Esta crisis histórica también tiene de consecuencias en la estructura de las flotas de las compañías que se separan de los grandes aviones más antiguos y más contaminantes como el Boeing 747, A380, A340 y deben apostar por los aparatos de un solo pasillo, mientras los vuelos de largo alcance siguen siendo los más afectados por la crisis.

All Nippon Airways (ANA), la primera compañía aérea japonesa, anunció que tiene previsto separarse de la mitad de sus 60 grandes aviones.