Hydro Global Perú -vinculada a China Three Gorges- obtuvo la concesión definitiva para desarrollar la línea de transmisión de 220 kV (kilovoltios) entre las subestaciones eléctricas Paquillusi y Pumiri, abarcando varios distritos de las provincias de Azángaro, Carabaya y Melgar, en Puno. La autorización fue emitida por el Ministerio de Energía y Minas (Minem).
Dicha infraestructura permitirá la conexión de la Central Hidroeléctrica San Gabán III al Sistema Eléctrico Interconectado Nacional (SEIN). El proyecto se extiende por distritos como Azángaro, Asillo, Potoni, San Antón, San José, Ollachea, Macusani, San Gabán y Antauta, con el objetivo de mejorar la infraestructura energética de la región.
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La línea de transmisión tendrá una extensión de 177.73 kilómetros, operará con una tensión de 220 kV y contará con una faja de servidumbre (ancho) de 25 metros. Además, la subestación Pumiri será ampliada con una bahía de línea adicional y el equipamiento necesario para su integración al sistema.
La construcción de la infraestructura está programada para completarse en cuatro meses, mientras que las etapas de operación y mantenimiento se extenderán por 30 años. La fase de abandono, por su parte, tomará seis semanas. El monto estimado de inversión asciende a S/5.5 millones, incluido el IGV.
El contrato de concesión, que detalla los términos del proyecto, fue firmado entre el Minem e Hydro Global, y consta de 19 cláusulas y cuatro anexos, según la resolución ministerial publicada en Normas Legales de El Peruano.
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Los otros proyectos de Hydro Global
Hace dos dos años, Hydro Global mostró su malestar por los obstáculos para concretar la ejecución de la hidroeléctrica San Gaban III, de US$750 millones, ante una compleja gestión social y de trámites. Paulo Miraldo, gerente general de Hydro Global, recordó que la rápida respuesta inicial del Estado peruano a esta iniciativa generó buena impresión. Sin embargo, las condiciones cambiaron luego.
“Presentamos el proyecto como iniciativa privada en diciembre del 2014 y fue aprobado en julio del 2015. Pensamos que estábamos en el camino correcto porque la decisión fue muy rápida en el Perú. Ahí comenzó la pesadilla”, afirmó.
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En detalle, señaló que el avance de esta hidroeléctrica de 209 MW de potencia fue afectado por demoras en la gestión de licencias, un cúmulo de expectativas sociales y, sobre todo, por la modificación de la conexión para el despacho de energía.
Sobre este último punto, explicó que el Estado les pidió que la línea de transmisión ya no se conecte a la subestación Onocora, sino a la Azángaro. Los estudios de impacto ambiental (EIA) y de preoperatividad ya tenían dos años de aprobados, pero Onocora -a cargo de otra empresa- estaba “irremediablemente atrasada”.
“Iniciamos un proceso nuevo. Nuestro estudio de preoperatividad y el EIA, lo que teníamos, ya no servía. Hoy estamos en fase de probación de esos estudios”, anotó en ese momento, en el evento Perú Energía. En el ámbito social, refirió que los ejecutivos de San Gabán III participaron en 15 asambleas de rondas campesinas, siete de frentes de defensa y 29 con comunidades, a fin de avanzar con el proyecto.
A fines 2022, las obras de San Gabán III -ubicado cerca de la central San Gabán II- estaban al 54%. La firma apuntaba a terminar la construcción en diciembre del 2024 e iniciar la operación comercial en el 2025.