La brasileña Gol se convirtió en la última aerolínea latinoamericana en acudir a la justicia estadounidense para evitar la quiebra, todavía adolecida por los impactos de la pandemia del COVID-19.
La compañía privada se acogió hace dos semanas a la ley de Quiebras de Estados Unidos, para reestructurar su pasivo sin dejar de volar, como ya hicieron el grupo chileno Latam Airlines, la colombiana Avianca -del Grupo Abra, también dueño de Gol- y la mexicana Aeroméxico.
Todas ellas se ampararon en el Capítulo 11 de esa ley del 2020, aprobada cuando la emergencia sanitaria mundial dejó a los aviones en tierra.
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Como las tres primeras compañías, Gol padece “los estragos causados por la crisis económica de la pandemia”, declaró a la prensa Celso Ferrer, director ejecutivo de la aerolínea.
Fundada en 2001 en Rio de Janeiro y poseedora del 33% del mercado aéreo de pasajeros brasileño, Gol busca reestructurar una deuda que alcanzaba los 20,100 millones de reales (unos US$ 4,000 millones al cambio) al cierre de 2023, según cifras de la empresa sin auditar.
Las deudas y obligaciones excedieron la cantidad de activos.
Gol recurrió a la justicia de Estados Unidos -abierta a procedimientos de compañías extranjeras-, porque esta la protege de posibles acciones judiciales de acreedores, mientras negocia sus deudas y consigue financiamiento supervisado por un tribunal, explicaron los especialistas.
“La justicia estadounidense es más rápida y clara que la brasileña para negociar” mientras sigue funcionando, destacó Danielle Lopes, socia y analista de Acciones de la administradora de inversiones Nord Research.
Gol aspira a fortalecerse y alcanzar “un crecimiento (de actividad) sostenible, con la renovación de la flota”, explicó Ferrer, quien aseguró que el proceso no afectará vuelos ni a los más de 10,000 trabajadores de la firma.
En el mercado, sin embargo, sus acciones se derrumbaron 65%, pasando de unos 7 a 2.40 reales (US$ 1.4 a 0.48), en cuatro jornadas hasta el 31 de enero, cuando fueron excluidas del índice principal de la bolsa paulista (iBovespa).
Además, calificadoras de riesgo, como Fitch o Moody’s, rebajaron su nota de deuda, restándole confianza sobre su cumplimiento de pagos.
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Deuda y malos resultados
Las aerolíneas son “altamente sensibles a eventos externos”, dado que afrontan “costos en dólares ajenos a su control”, señaló Lopes.
En un mercado muy competitivo, Gol registró más pérdidas que lucros en la última década, generando “un círculo vicioso” de endeudamiento elevado y malos resultados, explicó la analista.
El COVID-19 lo agravó: elevó los costos en dólares y dejó la divisa estadounidense por encima de los 5 reales, mientras privó a la aerolínea de ingresos y demoró las entregas de nuevas aeronaves.
Gol acumuló así alrededor de la mitad de su deuda con arrendadoras de aviones, según Ferrer.
También, el petróleo trepó por la recuperación económica pospandemia y el barril llegó a superar los US$ 100 por la guerra entre Rusia y Ucrania desatada a fines de febrero del 2022.
Esos factores “pesaron excesivamente en los costos” de Gol, estimó Lopes.
Pero la firma podría recuperar la salud financiera si logra “eliminar las deudas de corto plazo y tener un plan de pagos de largo”, según la analista.
A poco de iniciar el procedimiento judicial, obtuvo US$ 350 millones de los tenedores de bonos de Abra para el financiamiento de compromisos urgentes, mientras espera la liberación de otros US$ 600 millones.
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¿Auxilio del gobierno?
El sector aerocomercial es de importancia estratégica para los Estados.
En Brasil, que no tiene aerolínea de bandera, solo las firmas nacionales conectan su territorio de dimensión continental.
Este sector aporta 0.8% del PIB y es condición vital para el turismo (8%) y otras actividades.
El gobierno del izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva estudia crear un fondo de auxilio a las aerolíneas de 6,000 millones de reales (US$ 1,200 millones).
“El perjuicio por la quiebra de una empresa compleja es mayor que salvarla”, opinó Marina Pontes, consultora política en Prospectiva Public Affairs Latam.
Además, si una de las aerolíneas nacionales desapareciera, “los precios subirían exponencialmente, comprometiendo el transporte de pasajeros y de cargas”, concluyó.
El acceso de las clases populares a volar es además parte de una promesa de ascenso social por parte del gobierno de Lula, que espera lanzar el programa “Vuela Brasil”, con pasajes baratos para personas de bajos ingresos.
En el 2023, los precios de los billetes aéreos en Brasil se incrementaron 47.24%.