América, con 24 millones de casos de coronavirus, ve en la solicitud que hicieron el viernes pasado en Estados Unidos las compañías Pfizer y BioNTech para obtener una autorización de emergencia y empezar a distribuir su vacuna una primera y concreta luz que le permita salir de la crisis sanitaria, social y económica que le generó la pandemia.
La farmacéutica Pfizer y su socia alemana BioNTech pidieron una autorización de emergencia al regulador de medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) para distribuir la vacuna que desarrollaron y que ha demostrado tener hasta un 95 % de eficacia en las pruebas clínicas preliminares.
Sin embargo, para que el medicamento pueda suministrarse a la población de riesgo a partir del mes de diciembre primero la FDA deberá revisar los datos de respuesta de los voluntarios a la vacuna, así como certificar su seguridad en niños, personas mayores y gente racialmente diversa.
Con todo y las dificultades propias de conseguir una cura de tal importancia, el anuncio es una esperanza que crece en el mundo, especialmente en el mismo Estados Unidos, que ya contabiliza un cuarto de millón de muertos por la pandemia.
“Nuestro trabajo para entregar una vacuna segura y efectiva no podría ser más urgente, cuando continuamos viendo unos aumentos alarmantes en el número de casos de COVID-19. La solicitud en Estados Unidos representa un hito crítico en nuestro viaje para entregar una vacuna de COVID-19 al mundo”, indicó el consejero delegado de Pfizer, Albert Bourla.
Y es que las cifras no mienten. En el planeta ya hay 56.3 millones de personas infectadas y 1.3 millones de fallecidos.
A pesar de ello, el presidente saliente de Estados Unidos, Donald Trump, visiblemente enfadado arremetió el viernes contra la farmacéutica.
“Se me puso aquí para hacer un trabajo, y Pfizer y otros iban adelante con las vacunas, ustedes no tendrían una vacuna en otros cuatro años si no fuera por mí, porque la FDA nunca hu-biera sido capaz de hacer lo que ha hecho si yo no los hubiera forzado a hacerlo”, afirmó el mandatario.
Más preocupado por el resultado de las elecciones del pasado 3 de noviembre, sobre las que aún no acepta su derrota frente al demócrata Joe Biden, Trump sostuvo que tiene una teoría según la cual “Pfizer y otros incluso decidieron no evaluar los resultados de su vacuna, en otras palabras, no sacaron una vacuna hasta después de las elecciones”.
Contagios vuelven a subir
Mientras se aprueban las tan esperadas vacunas de Pfizer y otros que están en la carrera por obtener el primer antídoto, varios países de América ven con preocupación que los casos no ceden.
Ese es el caso de Brasil, la segunda nación en el continente con el mayor número de enfermos, después de Estados Unidos.
El gigante suramericano camina este viernes hacia las 200,000 muertes por COVID y está próximo a superar los seis millones de casos confirmados, en momentos en que la pandemia vuelve a acelerarse en el país tras varios meses de mantenerse a la baja.
Así las cosas, el COVID-19 deja en Brasil un total de 168,061 víctimas mortales y 5′981,767 casos confirmados.
Por su parte, el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, defendió este viernes la estrategia de su Gobierno ante la pandemia tras superarse las 100,000 muertes por la enfermedad y tener más de un millón de contagios.
“Lo que se ha hecho es lo que consideramos ha dado resultados. Es muy lamentable lo que ha sucedido y los conservadores, nues-tros adversarios, quisieron utilizar la desgracia del pueblo de México por esta pandemia para culparnos”, declaró el mandatario.
Hasta ahora México ha confirmado 100,104 fallecidos y 1′019,543 contagios en medio de los repuntes de las infecciones y hospitalizaciones.
Por lo anterior, la venta de alcohol más allá de los restaurantes quedó prohibida durante los fines de semana en Ciudad de México, la capital, para paliar una curva de contagios al “lí-mite”.
También hay alarma en Cuba, en donde se ha incrementado la cifra de casos importados detectados a diario como positivos tras la reapertura de todos los aeropuertos de la isla.
De hecho, esta semana se confirmaron 51 viajeros que llegaron contagiados a Cuba y en la anterior fueron 58 las personas con fuente de infección en el exterior, según refirió el director de Epidemiología del Ministerio de Salud Pública (Minsap), Francisco Durán.
Miedo en el cono sur
En una situación preocupante está igualmente Chile, que superó hoy la fatídica cifra de 15.000 muertos desde el inicio de la crisis sanitaria en marzo, aunque la pandemia lleva meses estabilizada y la actividad económica avanza principalmente en la capital.
Las autoridades informaron que el balance total se eleva a 537,585 infectados y 15,003 decesos, lo que mantiene a Chile entre los 20 países más afectados del mundo.
Asimismo, desde marzo, cuando se confirmó el primer enfermo, Paraguay ha registrado 73,639 positivos, con 1,624 fallecidos, 52,608 recuperados y 19,407 casos que se mantienen activos.
Por ello, el ministro de Salud paraguayo, Julio Mazzoleni, ex-presó que el aumento de casos de coronavirus en “las últimas semanas es bastante preocupante” e instó una vez más a la ciudadanía a cumplir con los protocolos sanitarios y dejar de lado “cualquier tipo de triunfalismo”.
Los datos presentados este viernes durante la conferencia de prensa semanal apuntan a un aumento del 10% de los casos, principalmente en Asunción, la capital del país, y el departamento Central.