(Foto: Getty)
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Argentina avanza cada día más posiciones en el negocio global del desarrollo de videojuegos, impulsada por sus talentos, un costo competitivo y una demanda que pegó un salto inesperado a causa de los confinamientos alrededor del mundo por la pandemia de coronavirus.

Argentina cuenta con más de 120 estudios de desarrollo y el 83% de los creados en el 2019 fue exportado a distintas partes del mundo, al tiempo que grandes empresas del rubro abren oficinas en el país o contratan servicios de programadores y creativos locales.

“Destaco mucho la creatividad y la calidad. Ese gen argentino creativo a la hora de generar contenido o de vender modelos de negocios en bases tecnológicas nos posiciona como diferenciador”, destaca el presidente de la Asociación de Desarrolladores de Videojuegos Argentinos (ADVA), Mauricio Navajas.

La industria argentina de videojuegos comparte el podio en Latinoamérica con México y Brasil y todo parece augurarle un futuro de enorme expansión, ajena a la crisis que atraviesa el país sudamericano, donde la pandemia del COVID-19 agravó la recesión que lo golpea desde hace más de dos años.

Videojuegos argentinos que recorren el mundo

"El juego más exitoso que nos posicionó muy fuerte en el mercado fue 'Preguntados', del estudio Etermax, también conocido como 'Trivia crack' en otros países", resalta Navajas, cofundador del estudio 3OGS que se especializa en brindar servicios, en general de programación, a empresas de videojuegos.

Otros juegos icónicos creados por desarrolladores argentinos son "Masters of Orion", y "Forager", que lograron ganarse un lugar importante entre los fanáticos "gamers".

También se destacan estudios locales que trabajan para grandes compañías internacionales, entre ellas Disney, o como por ejemplo la firma NXA, que generó el arte para "Mortal Kombat 11", y expanden su presencia en todas las plataformas de videojuego, consolas, ordenadores y celulares, y a la vez amplían los horizontes de los videojuegos a aplicaciones para educación, salud y publicidad, entre otras áreas ajenas al "gaming" puro.

La industria se divide en una proporción de 50% de consolas y ordenadores y otro 50% de juegos para teléfonos inteligentes, con la diferencia de que este último mercado "crece a un ritmo del 25% a 30% anual, mientras que el de consolas y PC está en un 4% a 5%, por lo que claramente el futuro está en el 'mobile'", señala Darío Simonassi, vicepresidente de ingeniería de Wildlife, el " unicornio" -empresa valorada en más de US$ 1,000 millones antes de su debut en los mercados- brasileño de videojuegos para teléfonos celulares.

Apuesta de un “unicornio”

Wildlife abrió este año una sede en Buenos Aires dedicada a manejar la "ad-Tech" (tecnología de la publicidad) global de la compañía.

"Elegimos Buenos Aires porque es una locación con una larga trayectoria tecnológica. Argentina tiene un historial de unicornios que vienen trabajando en alta tecnología e internet hace muchos años y el sistema educativo argentino, con su ecosistema de universidades, hace que haya un 'pool' de talentos muy interesantes para Wildlife", afirma Simonassi.

El directivo asegura que "Argentina tiene una cantidad de talentos senior en ingeniería que es muy difícil de conseguir en otros lugares" y augura que el país "va a ser uno de los polos más grandes" de este tipo de expertos.

La irrupción de la pandemia no frenó la llegada de la compañía, que pese a la cuarentena en la capital ya contrató a 80 personas que trabajan de forma totalmente remota y estima contratar un total de 200 ingenieros locales para el 2021.

Wildlife ha lanzado en sus nueve años de existencia más de 70 juegos, entre ellos Sniper 3D, Colorfy, War Machines, Zooba, Tennis Clash y más, que ya suman más de 2,000 millones de descargas.

Se multiplicó demanda

Si el sector de por sí es ultra dinámico, la aparición del y las restricciones que paralizaron la actividad normal en enormes regiones del mundo aceleró de forma inusual la demanda: “Vimos crecimientos del orden del 40% durante la pandemia, fue casi como adelantar medio año”, destaca Simonassi.

El presidente de ADVA coincide: "Cuando se dio el confinamiento explotó el consumo de todos los contenidos digitales y los videojuegos son parte de ellos y tuvo un crecimiento abismal".

El relevamiento sobre el año 2019 de la asociación argentina arrojó que el 54% de los estudios de desarrollo de videojuegos esperaba un aumento de su rentabilidad en el 2020, pero sus directivos actualizaron el análisis tras la irrupción del COVID en marzo en el país suramericano y ese porcentaje creció a un 69%.

"La traducción es directa, aumentó el consumo, aumentó la demanda y la oferta quiere acompañar a esa demanda creciente. En los primeros meses se aprovechó muy bien para traducir el impacto del aumento de la demanda en inversiones en la oferta, pero hay una salvedad porque los estudios que pudieron ser parte de esta ola son estudios que ya llevan en promedio al menos dos años siendo parte de la industria", apunta Navajas.

A los emprendimientos más chicos, con menores recursos, les costó más poder posicionar sus productos en las abigarradas tiendas de aplicaciones, donde las grandes empresas tienen mayor influencia y fondos para publicitar sus lanzamientos.

De todas formas, Navajas advierte que el sector no cede en sus proyecciones a futuro: "El 93% espera mantener o aumentar el número de empleados, son muy impactantes los datos que hemos obtenido durante el confinamiento".

Desarrollo multidisciplinario

El directivo de ADVA subraya que constantemente "se amplían los modelos de negocios y crece la torta para todos, a la vez que se genera empleo y divisas para el país".

La industria nace del software pero, según indica Navajas, “estructuralmente y la forma orgánica de un estudio de videojuegos es más parecido al audiovisual, a donde hay mucha multidisciplinariedad de recursos humanos que conviven en la generación de un videojuego”.

En la generación del producto participan artistas, animadores, programadores, diseñadores de videojuegos, que diseñan la mecánica de videojuegos, guionistas y, generalmente, un productor que administra la sinergia entre ellos, todos con actividades y personalidades muy distintas.

"Entrás a un estudio de videojuegos y te das cuenta dónde están los artistas y dónde están los programadores y dónde están los diseñadores, la imagen te lo vende al instante", asegura el desarrollador.

Las mujeres están conquistando lentamente lugares en esta industria históricamente muy desigual en materia de género, con un 80% de integrantes varones, en una ecuación que trata de equilibrar la filial local de Women in Games, la asociación que busca promover y visibilizar a las mujeres desarrolladoras y jugadoras.