La inflación en el Perú alcanzó su nivel más bajo en tres años tras aumentar 3.41% en el 2023, según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI). Este resultado da una buena señal, pues significa que está próxima a ingresar al rango meta del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) (entre 1% y 3%). Sin embargo, en un análisis mayor, el impacto del alza de precios ha sido duro en los últimos tres años.
Entre el 2021 y 2023, tres años donde se estuvo fuera del rango mencionado, la inflación acumulada se ubicó en alrededor de 20%. Esta mirada general esconde que en algunas ciudades del país los incrementos fueron aún mayores en el periodo considerado.
Un estudio de Phase Consultores señala que solo en los últimos tres años, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) ha aumentado más de 20% en 20 de las 26 principales ciudades medidas, afectando principalmente a Huaraz, con un aumento de casi 30% entre 2021 y 2023.
“En el caso de Huaraz se puede ver que la presión al alza que ha habido en periodos anteriores no se ha disipado. Contrario a lo que ha pasado en varias ciudades, incluyendo Lima”, comenta Juan Carlos Odar, director de Phase Consultores.
También fueron golpeadas por la inflación ciudades como Chachapoyas, Puerto Maldonado, Chiclayo, Moquegua y Cerro de Pasco, entre otras (ver tabla). Incluso cuatro de las siete regiones más pobres del Perú tienen las ciudades con la inflación acumulada más alta entre el 2021 y 2023: Ayacucho, Huancavelica, Huánuco y Pasco.
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El economista y gerente de políticas públicas del Instituto Peruano de Economía (IPE), Víctor Fuentes, va incluso más allá y hace una medición entre 2019 y 2023. “Las regiones más afectadas (en ese periodo) han sido Madre de Dios, Áncash, Ica y Lambayeque con una inflación acumulada de aproximadamente 30%. Solo Madre de Dios y Áncash han tenido una inflación de 31% si comparamos el 2023 con el 2019″, comenta.
Caída en la capacidad de compra
Si bien se observa una menor inflación acumulada en Cajamarca, Pucallpa, Lima, Puno, Moyobamba e Iquitos (aunque por encima de 17%), Odar, de Phase Consultores, señala que “igual a nivel consumidor se ha sentido la subida de precios en todas las ciudades”.
Por ejemplo, la inflación de 19.2% acumulada en Lima entre el 2021 y el 2023 ha llevado a que la canasta básica de alimentos y servicios pase de costar S/ 320 a S/ 429 por persona. Con esto, los hogares han visto reducido su poder adquisitivo.
Fuentes, del IPE, recuerda que los ingresos no han estado subiendo al mismo ritmo que los precios. Por ejemplo, a nivel nacional los ingresos laborales subieron 3.7% entre enero y octubre del 2023; en ese periodo la inflación subió 6.9%, lo que hizo que finalmente la capacidad adquisitiva cayera 3% solo el año pasado.
“Si comparamos los ingresos de enero a octubre del 2023 con el mismo periodo del 2021, la pérdida de poder adquisitivo es de 5% o de s/ 166 comparándolo con el salario promedio”, comenta.
Al hacer la comparación contra el nivel prepandemia, Fuentes indica que la pérdida del poder adquisitivo ha sido de 5% a nivel nacional y en el caso de Lima Metropolitana sería de alrededor de 10%.
“Hay dos factores que lo explican. Por una parte, está la inflación, pero la otra gran parte es el crecimiento económico y Lima está un poco complicada porque ya tiene tres trimestres de caída negativa. Si bien la inflación en Lima no ha sido de las más altas del país, si ha enfrentado de manera sostenida una reducción del crecimiento económico que termina afectando la reducción de los empleos y por lo tanto de los salarios”, explica.
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¿Qué regiones seguirán enfrentando el alza de precios?
El ingreso de la inflación al rango meta se produciría mientras aún se ven golpeados los salarios, pero en algunas regiones podríamos ver mayores alzas adicionales antes de volver a un nivel “normal”. Para Odar, una de las candidatas con más riesgo a continuar con una inflación creciente es Chiclayo.
“Parecería que hay una combinación entre choques de oferta que golpean a la ciudad y una demanda que ha sido un poco más fuerte, más sólida y que ha atenuado las presiones a la baja por el lado de precios. La capacidad de gasto no ha sido tan golpeada, con una dinámica de actividad económica importante que en otras regiones”, explica.
Señala que Chiclayo está entre las ciudades con mayor inflación acumulada y “es justamente una ciudad expuesta a los fenómenos climáticos asociados al fenómeno de El Niño”.
Por el contrario, pese a que también están entre las zonas de riesgo por fenómenos climáticos, considera que Piura y Tumbes no enfrentarían grandes alzas de precios.
“Piura y Tumbes han tenido inflaciones bastante bajas en los últimos años, respecto a otras ciudades. Han acumulado una inflación en tres años de alrededor de 20% frente a ciudades donde hay inflación acumulada de 25% o más. Si bien, puede haber una presión inflacionaria, parecería que sería solo temporal y no es tan fuerte como la inflación que ha venido acumulándose en otras regiones del norte”, sostiene.
Solo en el caso de Piura, proyecta que a medida que la demanda vaya perdiendo velocidad, se observará que la dinámica de precios será más moderada. “Parte de la dinámica que hubo importante en Piura tuvo que ver con la implementación de la nueva refinería de Talara. Pero, como ya se acabaron las obras no habría un impulso adicional a la demanda interna y esa demanda empieza a ser más lenta”, indica.
Respecto al sur, el director de Phase Consultores proyecta que una región donde seguirían moderándose los precios sería Puno, a medida que normalizando su producción de productos agrícolas como papa y quinua. “Si se revisa la inflación de Puno, típicamente es una de las más bajas a nivel nacional, a pesar de la volatilidad que se generó durante el año pasado”, dice. Pero, advierte que la región del sur que podría seguir viendo alzas en sus niveles de inflación sería Moquegua.
“En el sur probablemente la presión al alza venga en el caso de Moquegua. Es una región que está creciendo mucho y eso debe tener un efecto dinamizador sobre su demanda interna. Es posible que ahí sí se vea una subida más rápida de precios que en otras ciudades del país”, comenta.
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¿Qué se necesita para recuperar la capacidad de gasto prepandemia?
El gerente de políticas públicas del IPE recuerda que la reducción de la inflación no es lo único que se requiere para que el poder adquisitivo pueda alcanzar nuevamente los niveles pre pandemia.
“Si bien por el lado de los costos, la inflación se ajusta, por el lado de los ingresos, a medida que no hay crecimiento económico fuerte y sostenido, eso va a hacer que la recuperación de la capacidad adquisitiva todavía tome un tiempo. Probablemente durante el 2024 comience a recuperarse y sea un poco más claro durante el 2025″, señala.
El director de Phase Consultores coincide en que sería complicado alcanzar la capacidad de gasto que tenían los trabajadores antes de la pandemia mientras las remuneraciones no se terminen de recuperar.
“Es difícil esperar que en un contexto de inflación controlada o baja, como se espera que sea este año, veamos remuneraciones que suban tan rápidamente. Esa capacidad de compra que se perdió toma varios años para recuperarse, tomaría alrededor de dos o tres años más”, sostiene.
Odar agrega que para que la capacidad adquisitiva de los peruanos se recupere al nivel prepandemia al 2026 se necesita que la economía crezca adecuadamente, a una tasa por encima del 4%, avance que permitiría absorber mano de obra y que haya una mejora en el mercado laboral.