La inversión privada decrece y las expectativas para el siguiente año se siguen ajustando a la baja, situación que viene impulsando más pagos de dividendos a los accionistas.
A noviembre, las empresas que cotizan en la Bolsa de Valores de Lima (BVL) repartieron S/ 31,407 millones en dividendos a sus accionistas, cifra récord que supera lo entregado durante todo el año pasado (S/ 30,592 millones).
Las empresas retomaron actividades en el 2021, luego de suspenderlas por las medidas sanitarias, sin embargo, no están reinvirtiendo el exceso de caja generado con esta recuperación, dijo Marco Antonio Zaldívar, asesor y director de empresas.
“Muchos coinciden en que es impacto de la incertidumbre política interna, las compañías tampoco están emitiendo deuda a largo plazo porque no tienen proyectos, los planes de inversión están deprimidos, cada vez son menos los valientes”, acotó.
Factores externos como una eventual recesión en EE.UU. generan temores sobre el crecimiento global, en medio de elevadas tasas de interés que apuntan a una contracción económica; mientras que en el plano interno, básicamente el confrontamiento político entre poderes acentúa la incertidumbre, mencionó Jorge Ramos, gerente general de BBVA Bolsa.
Este escenario limita los proyectos en cartera de las compañías, las cuales no reinvierten sino que aprovechan para repartir dividendos entre sus accionistas, añadió.
LEA TAMBIÉN Crédito a empresas registra su primer descenso desde el 2018
Inversión significa confianza
“La inversión significa confianza y como no la hay, tampoco hay inversiones importantes; si no se planifican proyectos es mejor entregar el dinero a los accionistas en lugar de que esté ocioso en la compañía”, manifestó Zaldívar.
Según Alberto Arispe, gerente general de Kallpa SAB, las empresas están pagando dividendos extraordinarios sobre utilidades de años anteriores (utilidades retenidas en el patrimonio).
La falta de confianza y la mala percepción sobre el futuro de las inversiones en el país por el mayor riesgo político conllevaron repartos extraordinarios en los últimos dos años, señaló.
Las firmas mineras, cuyos flujos de caja dependen principalmente de su producción anual, manejo de costos y de los precios de los commodities, se beneficiaron de un fuerte incremento en la cotización de metales, por lo que adelantaron este pago a sus accionistas, refirió.
LEA TAMBIÉN Aceros Arequipa mira al exterior y apuesta en la minería ante desilusión en la construcción
Dividendos serían menores en 2023
Los especialistas coinciden en que el siguiente año el reparto a los accionistas sería menor que los récord alcanzados en 2021 y 2022.
La economía no está creciendo mucho, por tanto, los flujos de ingreso de las empresas no deberían aumentar como en los últimos años de recuperación pospandemia, argumentó Zaldívar.
Incluso las compañías mineras, de mayor participación en este reparto de dividendos, están sufriendo un impacto sobre sus ganancias ante el retroceso de algunos precios de commodities, por debajo de los máximos logrados, y el alza de costos por inflación, detalló.
“Habrá menos pagos a accionistas pero no porque piensen reinvertir, sino porque la economía no crecerá mucho, afectando sus potenciales utilidades”, prevé.
La decisión de invertir nuevamente en el largo plazo dependerá especialmente del panorama político local, y mientras continúe la preocupación la inversión seguirá restringida, complementó Ramos.Le
LEA TAMBIÉN: Se enfría crédito a empresas al no haber nuevos proyectos por financiar
El rol del cobre
Alberto Arispe, gerente general de Kallpa Securities SAB
A lo largo de los últimos 12 años, las empresas peruanas que cotizan en el Índice Selectivo de la BVL, las más importantes del país, han pagado dividendos importantes a sus accionistas.
Asimismo, es clara la relación directa de estos pagos con la evolución en el precio del cobre, variable clave para la economía peruana y para la bolsa peruana. En épocas de precios altos del cobre las empresas pagaron altos dividendos.
En el periodo 2010-2012, el precio promedio de cobre fue US$ 3.7 la libra y las empresas optaron por entregar dinero a sus accionistas y quedarse con poco capital. Entre 2013 y 2019, la cotización promedio del metal rojo bajó a US$ 2.80 la libra, y muchas de estas compañías apostaron por la reinversión y crecimiento.
En los dos últimos años, el cobre alcanzó un súper promedio de US$ 4.10 la libra, a la par, la percepción de riesgo político entre los inversionistas nacionales crece ante el surgimiento de un nuevo gobierno considerado antimercado.
Esto condujo a una salida de cerca de US$ 20,000 millones del país hacia el extranjero, según datos del BCR, fuga de capitales gatillada en parte por el pago extraordinario de dividendos a los accionistas.