La sola mención del lago Titicaca traslada inmediatamente a una región sureña del Perú: Puno. Sobre los 3,800 m.s.n.m aparece el hermoso paraje de cielo azul, de ‘la diablada’ y de la tradicional fiesta de la Virgen de la Candelaria.
De este modo, Promperú en el 2019 ya advertía que Puno, junto con Cusco, Arequipa, Ica y Lima, era uno de los destinos favoritos de los viajeros extranjeros interesados en realizar turismo cultural en nuestro país. Pese a ello, tres años después y luego del COVID-19, todavía no se recupera el flujo turístico del año prepandemico.
“Nosotros dependemos mucho del turismo receptivo. Llegan visitantes de Francia, Estados Unidos, Alemania, Inglaterra, Australia y muy poco de Asia; sin embargo, todavía estamos por debajo del 50% del 2019″, señaló el presidente de la Cámara de Comercio y la Producción de Puno, Francisco Aquise Aquise.
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Pero además del flujo también existe otro aspecto que ha variado en los extranjeros. Aquellos turistas que llegan a Puno ya no solo pretenden conocer la ciudad, sino van en busca de áreas naturales en los que tengan contacto con las comunidades. Aquise manifestó que los destinos favoritos son las Islas de los Uros, Amantaní y Taquile; las penínsulas de Capachica, Chucuito, entre otros, sitios de la Reserva Nacional del Titicaca.
“Antes de la pandemia, la rutina del turista era hacer un full day, visitar el lago y solo algunos visitaban las islas. Ahora, de los tres días, en promedio, que se quedan en Puno, solo un día duermen en la ciudad, la segunda noche pernoctan en estas áreas rurales”, precisó el delegado empresarial.
Así, esta nueva dinámica abrió la puerta a nuevos emprendimientos en estas zonas naturales, en las cuales, según Aquise, han aumentado hasta en un 200% la presencia de los lodges. Estas pequeñas casas o cabañas, construidas con material rústico como totora o madera, son el hospedaje de turistas nacionales, pero también de extranjeros, en su mayoría.
Aquise estimó que las tarifas, dependiendo de los servicios que ofrezcan, van desde los US$ 150 hasta los US$ 250 por noche, lo que incluye hospedaje, alimentación y algunas actividades en sitios adyacentes. “No tenemos más información sobre el número de cuartos que tiene cada lodge o detalle mayor de los emprendimientos, pues todavía son hospedajes que se mantienen en la informalidad”, anotó el empresario, quien dijo que hasta el 2019 solo identificaban seis familias dedicadas a este negocio.
Respecto al financiamiento, el presidente de la Cámara de Comercio de Puno afirmó que es muy posible que los comuneros hayan accedido a algún programa de beneficios del Estado o a créditos bancarios. “Como son construcciones con material de totora o madera, son muy fáciles de realizar; luego han estandarizado los servicios y atendido la demanda”, agregó.
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Turismo nacional
En contraparte al turismo receptivo, el flujo del turismo nacional se viene recuperando rápidamente en Puno. El año pasado se cerró en poco más de 715 mil, cerca de los 928 mil que se lograron en el 2019, indicó Aquise.
En tanto, en el primer trimestre del 2022 ya figuraban 342 mil peruanos que habían llegado a la región sureña. La recuperación, de acuerdo al empresario, es impulsada de manera interesante por los beneficios que ofrece la digitalización, la cual permite que nacionales y extranjeros puedan acceder a la oferta de los operadores puneños.
“Esto, además, es reforzado por los servicios que tienen los negocios turísticos en la región. Hemos observado que hay un segmento de 35 años a más que llega con más frecuencia, con un ticket de gasto diario de US$ 100 a US$ 200, sujeto a la categoría de beneficios que adquieran”, añadió.
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