“Como individuos también tenemos la posibilidad de tomar acción informándonos acerca de las necesidades de la comunidad sorda en nuestro país, ayudando a visibilizarlas, capacitándonos en lengua de señas y convirtiéndonos en una mano amiga para las personas no oyentes”, asegura Jade Dávila, gerente general de Sueños Compartidos.
“Como individuos también tenemos la posibilidad de tomar acción informándonos acerca de las necesidades de la comunidad sorda en nuestro país, ayudando a visibilizarlas, capacitándonos en lengua de señas y convirtiéndonos en una mano amiga para las personas no oyentes”, asegura Jade Dávila, gerente general de Sueños Compartidos.

El lenguaje es una herramienta fundamental dentro de la sociedad, pues permite la comunicación e interacción entre individuos. Cuando se habla de personas con discapacidad auditiva, la lengua de señas no es solo un elemento importante, sino también necesario, para asegurar el acceso a la información, su desarrollo social y su calidad de vida.

Sin embargo, en el Perú el conocimiento de esta lengua es limitado. A pesar de que en 2015 se hablaba de más de 500,000 personas no oyentes, hoy se estima que esa cifra habría superado el millón. Aún así, las personas con discapacidad auditiva aún son percibidas como minoría, por lo cual se ven obligados a sortear muchas dificultades en su día a día.

Aunque en sus inicios este lenguaje era exclusivo para personas que no podían comunicarse oralmente y para sus intérpretes, actualmente se busca difundir este sistema de comunicación entre las personas oyentes con el fin de crear una sociedad mucho más inclusiva para las personas con discapacidad auditiva, promoviendo su desarrollo personal y mejorando su calidad de vida.

“Nos hace falta empatía para entender la situación de las personas con discapacidad auditiva, pero también estrategias de inclusión que nos ayuden a reducir esta brecha y garantizar una mejor calidad de vida para la comunidad no oyente”, afirma Jade Dávila, gerente general en , empresa dedicada a la enseñanza de LSP.

Dávila nos cuenta cómo podría beneficiar este aprendizaje a las personas oyentes.

Mejora la comunicación “no verbal”

En tiempos donde la comunicación es la base de la sociedad, aprender a ser más conscientes de nuestro cuerpo y controlar nuestra gesticulación es clave para conseguir éxitos personales y profesionales.

Nos hace más ágiles mentalmente

Aprender lengua de señas refuerza la memoria, retención y asociación entre palabras y señas.

Mejora la visión periférica

Los adultos oyentes que aprenden la lengua de señas mejoran sus respuestas a los estímulos de campo visual al tener la atención centrada en ese sentido.

Nos vuelve más empáticos

Este lenguaje permite conocer a más profundidad la realidad que afronta la comunidad sorda del Perú e identificar sus necesidades.

Potencia nuestro perfil profesional

El aprendizaje de una nueva lengua enriquece nuestra hoja de vida, dándonos ventaja sobre otros profesionales de nuestro rubro.