En tiempos de convulsión política, redes sociales apabullantes y una pandemia que parece no tener fin, los libros son los mejores aliados, ya sea para huir o entender mejor el mundo en el que vivimos.
Ocho escritores nos cuentan qué lecturas los atraparon en las últimas semanas y explican qué función tiene el acto de leer en sus vidas.
Santiago Roncagliolo
“He estado leyendo la saga Casasola del mexicano Bernardo Esquinca. Un periodista con un contacto sobrenatural a través de los sueños.
Personalmente, no leo para abstraerme o para entender. Creo que abstraerte te ayuda a entender. Las imágenes surrealistas de Esquinca -mujeres convertidas en insectos, mendigos danzando con ponchos de piel humana- explican mejor que cualquier tratado la cultura mexicana. Y su manera de resistir a la cercanía de la muerte.
Karina Pacheco
“Mundos”, libro de poemas de Gertrud Kolmar.
En un tiempo literalmente plagado de farsas políticas, fakenews y un virus que ha trastornado radicalmente el mundo, la poesía, la buena poesía, persiste como un puntal de pureza, invencible. Disfruto de este libro porque cada uno de sus poemas parece decir muchas cosas a la vez apelando a un lenguaje donde lo real se fusiona con lo simbólico. Se abre como un oráculo, como la transcripción de un sueño, donde cada lector puede encontrar uno o varios hondos significados. De otro lado, supone también descubrir a una autora sumamente original, con un mundo interior inmenso, cuya vida quedó truncada en Auschwitz.
“Diosas”, de Joseph Campbell.
Es un libro que recoge una rica serie de conferencias del autor alrededor de las representaciones y mitos de las diosas, desde el Paleolítico, con las diversas formas de culto a la naturaleza y a la Madre Tierra, para luego hacer un recorrido por algunas de las figuras más significativas de deidades femeninas en la India, Egipto, Sumeria, Grecia y en la misma religión cristiana. Como me ocurre con la poesía, leer libros de Historia Antigua o Mitología me sabe a elíxires que fortalecen el espíritu, más aún ante una actualidad donde la crisis social, sanitaria y política es abrumadora.
Susanne Noltenius
Hace pocos días terminé TODO CUANTO AMÉ de Siri Hustvedt. El gran tema del libro es el arte como una metáfora sobre cómo forjamos y cultivamos los vínculos importantes de nuestras vidas: parejas, hijos, amigos. Incluso el vínculo que cada uno mantiene consigo mismo. La lectura es un refugio para alejarme de la realidad agresiva, pero siempre me permite conocer un poco más de mí y desarrollar una impresión más clara sobre lo que ocurre alrededor. Es como desempañar un lente.
Fernando Ampuero
Me interesan dos jóvenes escritoras: la holandesa Marieke* Lucas Rijneveld, autora de “La inquietud de la noche”, su primera novela, que ya he leído; y la española Irene Vallejo, autora de “El infinito en un junco”, una historia del libro, que estoy leyendo. También leo “Cuentos peruanos de la pandemia”, estupenda selección de Ricardo González Vigil.
Ezio Neyra
Uno de los últimos ha sido “Salvar el fuego”, del mexicano Guillermo Arriaga. Me gustó por la potencia narrativa del autor, por el estilo tan real que nos permite adentrarnos en diferentes estratos sociales y económicos del México contemporáneo.
No me ha ayudado propiamente a entender mejor la realidad política peruana actual, pero sí a evidenciar las enormes brechas que separan a los habitantes de un país. Las distancias que se muestran en la novela de Arriaga no son muy distintas a las que nos separan entre peruanos.
Tilsa Otta
Uno de los últimos ha sido Salvar el fuego, del mexicano Guillermo Arriaga. Me gustó por la potencia narrativa del autor, por el estilo tan real que nos permite adentrarnos en diferentes estratos sociales y económicos del México contemporáneo.
No me ha ayudado propiamente a entender mejor la realidad política peruana actual, pero sí a evidenciar las enormes brechas que separan a los habitantes de un país. Las distancias que se muestran en la novela de Arriaga no son muy distintas a las que nos separan entre peruanos.
Alonso Cueto
Cuando me siento a leer es por puro placer, aunque se trata de algo más que eso. Sentirme integrado a la vida de los demás, en especial a la del autor, es para mí una definición de esa felicidad de la lectura. Descubrir aspectos ocultos en la vida de alguien, explorar zonas oscuras, maravillarme ante las posibilidades del lenguaje. Todas estas son las formas de ese placer del lector que es distinto a todos los otros. Hace poco me han capturado por entero en ese placer libros como “Terra Alta” de Javier Cercas, “El Adversario” de Emanuel Carrere y “Las Lunas de Jupiter” de Alice Munro. Me han recordado que la piedad, la indiferencia, la saña, la crueldad, el amor del los seres humanos son infinitos. Es más o menos lo mismo que nos ha enseñado el comportamiento de la gente ante una pandemia como la que estamos viviendo.
Raúl Tola
Llevo un tiempo obsesionado con William Faulkner (sobre todo, desde que releí “El ruido y la furia” para un taller) y leí una de sus novelas menos publicitadas: “El villorio”, primera parte de una trilogía que incluye los títulos “La ciudad” y “La mansión”. La trilogía cuenta la historia de la familia Snopes, que llega a un pueblo del sur de los Estados Unidos y, lentamente, sin que sus vecinos se den cuenta, se va apropiando como una plaga de todo lo que lo rodea: las tierras, los caballos, la gente, la justicia, el poder político. Como me ha ocurrido siempre que he leído a Faulkner, su habilidades narrativas -su prosa y su abrumador manejo de las técnicas literarias- son capaces de dejar en suspenso el mundo real y abrir un paréntesis donde solo existen sus personajes e historias. Esta es una cualidad especialmente apreciable en los tiempos que corren donde, gracias a la literatura, podemos vivir vidas y visitar lugares que de otro modo serían inalcanzables.
Marco Sifuentes
Pues lo último que la campaña me ha dado tiempo para leer son tres libros de coyuntura: El perfil de lagarto de Carlos Paredes, Plata como cancha de Christopher Acosta y El último dictador de José Alejandro Godoy, casi los he leído a la vez.
En este caso era una obligación de trabajo, para estar al día sobre lo que revelaban, pero también creo que por suerte ha sido una experiencia grata, ya que, son libros que te atrapan. Que en la medida que revelan cosas, crean su propio universo, que es al final lo que tendría que hacer todo libro, no depender técnicamente de lo que pasa afuera de sus páginas.
Obviamente que estos libros sí dependen de lo que pasa a su alrededor, porque tienen un correlato con la realidad, pero lo bueno de estos tres, es que podrías perfectamente no saber quiénes son estos personajes y leer sobre ellos y sumergirte en sus historias.
Me parece muy positivo que existan estas publicaciones en campaña y fuera de ella. Espero que cuando se acabe siga habiendo este tipo de producción editorial.