“Las modas pasan, el estilo es eterno”, era una de las máximas del modisto francés Yves Saint Laurent, defensor de las transparencias como arma para empoderar a las mujeres. Esa visión, que fue una constante en sus cuarenta años de carrera, revive ahora en una exposición del museo de su marca en París.
Desde el nacimiento de la casa de alta costura en 1962, Yves Saint Laurent siempre tuvo una fascinación por la gasa, el encaje y el tul, como demuestra la presencia recurrente de estos materiales en sus colecciones.
‘Transparencias’, la exposición que abre mañana sus puertas al público en el Museo Yves Saint Laurent, rescata ese embeleso “arriesgado” con las telas, pero “respetuoso con las mujeres”, manifestó hoy la directora de esa institución, Elsa Janssen, en una presentación a la prensa.
La personalidad y el talento de este diseñador de moda confluyen en cinco secciones: ‘Entrada en materias’, ‘Transparencias Caladas’, ‘Transparencias Difuminadas’, ‘Transparencias Estructurales’ y ‘La novia no será transparente’.
En todas ellas aborda la paradoja de la transparencia que, en si misma, es incompatible con la función misma de la ropa, pensada para cubrir el cuerpo, ocultarlo o protegerlo.
Entre las cuarenta piezas expuestas, una de las más destacadas, según Janssen, es ‘Robe du soir’ (vestido de noche) de la colección de alta costura del otoño-invierno de 1968, que llevó la modelo Danielle Luquet.
Hay también otras más insólitas de la colección Saint Laurent ‘Rive Gauche’, el icónico esmoquin bermuda y toda una gama de vestidos de distintos colores, cortes y texturas.
El mundo onírico y la sensualidad que perseguía Yves Saint Laurent con las transparencias revelan distintas partes del cuerpo, a veces el pecho, otras el vientre, los hombros o incluso las caderas.
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La influencia de las artes visuales
Las prendas expuestas, que formaron parte de desfiles de los siglos XX y XXI, dejan entrever otra de las influencias de su creador: las artes visuales.
Prueba de ello son las menciones del propio diseñador a Goya o Picasso, así como la presencia de obras de otros artistas en la exposición.
Cuadros de Anne Bourse en los que predominan la fantasía y la fluidez con colores vivos, fotografías de Man Ray, asociado al dadaísmo y el surrealismo, la película número 675 de los hermanos Lumière y una pintura de Francis Picabia dialogan con la indumentaria.
El concepto de contraposición, que más que enfrentar complementa el ideario de Yves Saint Laurent, es posible gracias a la participación de la consejera artística Anne Dressen y de la arquitecta al cargo de la escenografía, Pauline Marchetti, quienes coinciden en que la transparencia es un “desafío intelectual y sensible”.
Más allá incluso de esa idea, Dressen argumenta que esta muestra invita a “repensar la desnudez y la libertad de cubrirse o no” de las mujeres.
Esta exposición surge como un segundo capítulo de otra análoga del verano pasado en la Ciudad Internacional de Encaje y Moda de Calais, que, como indicó Janssen, recibió una “gran acogida” con la que se “dobló la afluencia”.
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