Aunque desde afuera solo parezca una niña de 14 años sentada con la cabeza gacha frente a 32 piezas blancas y negras, es imposible conocer a ciencia cierta el viaje de emociones por el que atraviesa Fiorella Contreras durante una partida de ajedrez. Aprender a evitar el movimiento de un pie intranquilo bajo la mesa o no dejarse llevar por la ilusión de la victoria antes de decir “mate”, es parte de la preparación que le ha permitido ser a su corta edad Maestra Fide. El título se lo debe a ser campeona mundial, tetracampeona panamericana y tricampeona sudamericana en este deporte.
Tenía 5 años cuando aprendió a moverse sobre el tablero, y con 7 ya competía a nivel internacional. ¿Niña prodigio? “No lo creo, solo soy buena en esto”, dice Fiorella, quien empezó a jugar por consejo de su profesora para incrementar su coeficiente intelectual, al ver que pedía más tareas.
Tomárselo en serio
Cuando el juego se convirtió en competencia, algunas derrotas también se transformaron en frustración. En su casa lo llaman “submarino”. “Me pasó un submarino en el Panamericano de Costa Rica del 2017. Perdí la primera ronda, supuestamente fácil. Era de las primeras rankeadas y lo perdí contra una norteamericana de nivel básico”, cuenta desde el teléfono. El submarino pasó y ella volvió a la superficie. Ganó siete partidas más y el torneo.
Un objetivo que, considera, habría sido difícil de conseguir sin un psicólogo deportivo detrás. Las partidas online en Lichess también le han dado confianza. “Juego contra rusos, americanos, españoles, y les he podido ganar sin importar sus trayectorias”, celebra la joven que pasa varias horas al día frente a la computadora.
“Mi profesor dice que mantenga la calma porque eso me desgasta bastante mentalmente”, admite entre risas. “En lugar de eso, debería leer más libros de tácticas”, dice la pequeña que me recuerda a Beth Harmon de la miniserie “Gambito de Dama”.
“La verdad que no la he visto, pero me alegra que haya animado a muchos a jugar. Sé que ella se inspira en el ex campeón Bobby Fischer y Judit Polgar, mi referente que vi por primera vez en Dubái”. Es que, al igual que la húngara, a Fiorella le gusta competir en categorías mayores y absolutas. De hecho, así fue como obtuvo el título de Maestra Fide antes de los 18 años. “Me parecía demasiado esperar a tener esa edad para ganar. Sentía que tenía la fuerza suficiente”. Las mismas ganas la llevan a querer convertirse en Gran Maestra antes de dejar la secundaria de Saco Oliveros.
Disfrutar el momento
¿Es posible conseguirlo sin anhelar una vida similar a la de sus compañeros de escuela? “Al principio me quejaba un poco. Por ejemplo, antes del torneo panamericano dejé dos meses las redes sociales porque me distraían. Intenté solo entrar a YouTube para escuchar música que me relajara. Y sabía que mis amigos lo comprenderían, al menos los que de verdad lo son”, dice la niña que también sueña con el diseño de modas.
“Mi mamá confecciona algunas cosas y a mi hermano le encanta dibujar. A mí me hace feliz visitar tiendas de ropa, ver nuevos diseños”, explica sobre su otro pasatiempo.
Hasta entonces, disfrutará su habitual ritual de ajedrecista: darle la mano a su oponente antes de iniciar una partida sin dejar de mirarlo fijamente a los ojos para leer su personalidad y tal vez así también su juego.
EL DATO
- Anécdota. La partida más larga de Fiorella Contreras fue en el Sudamericano del 2018 y tardó seis horas y media. “Quería ir al baño en ese momento y no me podía parar porque estaba apurada de tiempo. Por dentro me repetía ‘todo está en la mente’. La chica frente a mí también se retorcía”, cuenta amena.