André Agurto
La pandemia ha impactado nuestras vidas de muchas formas. Sin embargo, también significa una oportunidad para que disciplinas como la arquitectura tomen este aprendizaje para mejorar la calidad de vida de las personas, de acuerdo con Martha Thorne, decana de la IE School of Architecture & Design, parte de la IE University ubicada en Madrid y Segovia de España. Además, fue directora de los premios Pritzker (2005 y 2021).
¿Qué problemas sobre el diseño de las ciudades puso en relieve la pandemia?
El covid recalcó algunas tendencias que teníamos y de las que ya se hablaba. Siempre ha habido un deseo de vivir en la ciudad con espacios verdes, pero con la pandemia el tener la naturaleza cerca se hizo muy patente.
¿Y en cuanto al interior de los hogares?
Un cambio que vimos fue la necesidad de espacios multifuncionales. Cuando tuvimos que usar la casa para todo, nos dimos cuenta que las habitaciones unifuncionales no sirven.
Sostiene que hay que integrar el concepto de salud física, emocional y mental a la arquitectura. ¿Cómo?
En muchas carreras estamos observando el valor de tener un enfoque más interdisciplinario. Estamos abiertos a tener inputs o información de otras disciplinas, como la neurociencia, la medicina, la sociología, la psicología, etc. Una especialización o un enfoque muy estrecho no responde al mundo real.
Tenemos que mirar a la arquitectura no como objeto, sino como parte de un todo. La parte política, la parte social, entre otras, influyen en un espacio construido.
Pasando a otro tema, ¿cómo se aplica el tema de la economía circular a la arquitectura?
Es un reto enorme. La economía circular en la arquitectura requiere de dos partes: un cambio de mentalidad y un cambio de comportamiento. Es difícil porque la arquitectura muchas veces está en medio de un contexto consumista, de una economía tradicional. El primer paso es entender que comprar de cualquier parte del mundo, consumirlo y luego tirarlo a otro sitio donde no lo vemos está mal.
¿Qué hacer?
En el campo de la arquitectura tenemos que ponerlo en práctica con ejemplos. Hay que pensar: Si uso hormigón, ¿lo podré reciclar en 30 años? O si uso madera, ¿tendrá vida luego de usarla? Debemos tener nuevos modelos de negocio y nuevos procesos que permitan reutilizar materiales. Ya tenemos algunos ejemplos en el mundo de la moda.
Salvando las distancias…
Sí. Lo que pasa en la arquitectura es que los tiempos son mucho más largos y es difícil convencer a un promotor que debe preocuparse por lo que va a pasar en 30 o 50 años con un edificio que quiere construir.
¿Ha estado en Lima? ¿Cómo ve el urbanismo en esta ciudad?
Estuve una vez en Lima, por lo que puedo decir pocas cosas. Lo que me impresionó es el poder de la naturaleza, de la topografía. Lima tiene unos recursos naturales que contribuyen a que sea una ciudad magnífica. Por otro lado, tiene un Centro Histórico que da mucho carácter y da variedad a la ciudad entre lo nuevo y lo antiguo.
¿Qué retos tiene de cara al futuro?
Los retos de cualquier lugar actualmente vienen por el lado de cómo será la movilidad en el futuro. Las ciudades tienen que ser accesibles, abiertas y justas y la movilidad es uno de los temas cruciales.
Renovable. De acuerdo con Thorne, la arquitectura debe mirar hacia materiales renovables, como la madera y el bambú. “El ladrillo también puede ser sostenible. Uno fabricado cerca de donde estoy, no importado, que apoya una economía local y que ayudará a construir un edificio que dure 200 años sí es un material sostenible”, detalla.