Negociar no es una habilidad que se enseñe en la mayoría de las escuelas de negocios. Muchos piensan que no es necesario porque los contratos y acuerdos son esporádicos y los abogados se encargan de ellos. En la realidad, es una tarea del día a día. Después del café de la mañana, empiezan las reuniones y hay que establecer prioridades, reajustar metas y plazos, reasignar recursos, resolver conflictos y llegar a acuerdos de todo tipo. Por ejemplo, muchos CEO siguen “negociando” si el trabajo será 100% presencial o hibrido. No se trata de redactar una política, sino de ejercer influencia hacia un resultado positivo. Si no lo consigues, puedes estar perdiendo talento o la capacidad de atraer talento para la empresa.