Cursos en línea ganan más suscriptores que el streaming de las películas

Intereses

Así, el 63.6% de limeños se suscribió a programas de educación virtual en el periodo de aislamiento. Mientras que un 42.1% lo hizo al streaming de películas. A estos intereses les siguen las suscripciones a clases deportivas (11.6%), asesoría nutricional (11.3%) y coaching o ayuda emocional (9.4%).

Por edades, los ciudadanos de 36 a 45 años fueron los más interesados en productos de pago (51%). En tanto, casi la mitad de las personas entre 25 y 35 años (49%) se convirtió en suscriptor digital. Y solo un 35% de encuestados entre 46 y 60 años se afilió a algún programa similar.

Aprender por Internet

La enseñanza online es el servicio preferido para suscribirse entre los encuestados. Sin embargo, llama la atención que la mayoría de sus consumidores se concentra entre los 36 y 45 años. ¿Por qué los millennials no son los más interesados en acceder a un aula virtual? Daniel Falcón, fundador y director de Neo Consulting, explica que esta generación “antes de pagar por algo, buscará la opción gratuita”.

Por eso, este público cuando necesita aprender algo prefiere indagar en YouTube, blogs o redes sociales.

En cambio, según comenta Falcón, las personas entre 36 y 45 años son migrantes digitales que están más acostumbrados a pagar por el conocimiento.

Tendencia o cambio de hábito

Falcón también menciona que durante este periodo de crisis sanitaria, “las personas han accedido a recomendaciones que antes no habrían tomado en consideración y que ahora amigos, colegas e incluso las empresas sugieren”.

Asimismo, Falcón sostiene que si bien caerá en el consumo de suscripciones online hacia el 2021, la demanda no llegará a ser la misma que se tenía antes de la pandemia.

“Las personas se han dado cuenta de que estas alternativas son muchas veces económicas y efectivas para entretenerse y aprender”, explica.

Perfil del suscriptor

Más allá de la edad, uno de los factores importantes en el perfil de un posible suscriptor es que la persona ya tenga una experiencia previa de compra online. “Que haya adquirido un producto en e-commerce o hecho una transacción a través de una aplicación de juego”, ejemplifica Falcón.

Esto convierte al usuario en uno con menos temor para colocar los datos de su tarjeta en plataformas de venta.

Además, las personas que se suscriben a un producto están pendientes de usarlo y de que les genere valor.