El coaching es un término amplio y con muchas vertientes, que engloba el concepto de acompañamiento a personas o equipos con el objetivo de desplegar el desarrollo de su potencial, tanto profesional como personal. Entre los tipos de coaching existentes, uno de los más destacados, es el ejecutivo, que permite mejorar y transformar el performance de los directivos.
Actualmente, el coaching ejecutivo va ganando mayor protagonismo en las estrategias de desarrollo de competencias en los líderes empresariales. Según la última encuesta de IFC (International Coaching Federation), esta disciplina encabeza la demanda de servicios profesionales en el mundo empresarial.
Al respecto, Guillermo Quiroga, Chair de Vistage, resalta dos grandes razones por las cuales esta tendencia va cuesta arriba.
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“La primera es la necesidad por mejorar el desempeño de los ejecutivos a corto plazo. Estas no pueden esperar una evolución lenta por el impacto negativo en el negocio o en la cultura de la organización, y la segunda, es más estructural, que consiste en proporcionar una mayor autoconciencia a los directivos, respecto a sus áreas de mejora y tener la confianza para acometer esos profundos cambios de actuación”, señala.
El impacto positivo del coaching ejecutivo en la productividad de la empresa y la práctica del liderazgo, se aplica a través de múltiples y variadas herramientas, entre las más conocidas están los procesos de observación e interpretación, ejercicio de la inteligencia emocional, habilidades de atención o escucha-activa y la comunicación efectiva que afiance lazos de confianza.
Habilidades sociales y emocionales
Atravesamos la era de las habilidades blandas o “soft skills”, las que desplazaron poco a poco al conocimiento. En este terreno, el coaching ejecutivo juega un rol importante porque ayuda a los ejecutivos a replantear sus creencias y supuestos, con el fin de tomar conciencia y conocer cuáles son los limitantes que lo separan de una carrera exitosa y exige cambiar esos comportamientos que están jugando en contra.
El experto indica que, mientras que los conocimientos se adquieren en la universidad o en un MBA a través del aprendizaje, las habilidades se descubren en la acción o, como se dice, “en la cancha”.
Otro de los escenarios donde el coaching ejecutivo es fundamental, es la prevención y el manejo del estrés, apostando por el sano equilibrio entre las responsabilidades laborales y la satisfacción personal. El proceso de mejora profesional al trabajar sobre actitudes y comportamientos en el trabajo, también se extiende a otros ámbitos de la vida misma.
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“Al desafiar modelos mentales que hemos construido y que no nos ayudan en absoluto, podemos iniciar procesos de cambio en la forma de cómo nos comunicamos, escuchamos o empatizamos. Eso siempre genera mejores espacios de convivencia y paz”, acotó Quiroga.
Para finalizar, el asesor y coach empresarial, concede otros cinco beneficios de esta disciplina en la formación de equipos de alto rendimiento en una empresa:
- Genera un espacio de pensamiento reflexivo y toma de conciencia de los puntos fuertes y débiles de una persona, para apoyarte en los primeros y trabajar los segundos.
- Otorga una perspectiva distinta y nos ayuda a desafiar pensamientos, supuestos o creencias limitantes.
- Mejora la confianza en uno mismo a partir del autoconocimiento.
- Permite recibir una retroalimentación diferente a la que nos puede dar un jefe o un compañero. Un buen coach desafía al líder en entrenamiento para que aflore su mejor versión.
- Es un proceso ordenado que, con pasos cortos, puede lograr profundos cambios.
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