Empresas de todo el mundo están cada vez más dispuestas a vincular sus costos de endeudamiento con la igualdad de género, a medida que enfrentan presiones para aumentar el número de mujeres en puestos directivos.
La empresa de centros comerciales con sede en Dubái Majid Al Futtaim Holding LLC suscribió la semana pasada un acuerdo para un préstamo de US$1,500 millones vinculado a la sostenibilidad en el que acordó pagar tasas de interés adicionales si no lograba aumentar la proporción de mujeres en su directorio o en puestos directivos al 30%. Esto fue posterior a que la cadena de supermercados australiana Coles Group Ltd. hiciera algo similar con un préstamo por 1,300 millones de dólares australianos (US$1,000 millones).
Las ventas de préstamos con términos vinculados a metas de género han aumentado a US$19,000 millones en lo que va de año, más de cuatro veces el total de 2020, según datos de BloombergNEF. Ese tipo de crecimiento es excepcional incluso dentro del mercado en auge de la deuda ética, lo que refleja la preponderancia que ha adquirido tomar en cuenta la justicia social desde la pandemia y el movimiento #MeToo.
“Las empresas están utilizando estos productos para ayudar a impulsar el desempeño y el cambio cultural de acuerdo con sus estrategias corporativas”, dijo Tania Smith, directora de finanzas sostenibles de Australia & New Zealand Banking Group Ltd., que lideró el acuerdo de Coles. “Mejorar la diversidad en el lugar de trabajo puede mejorar la retención del personal, mejorar la colaboración, enriquecer la toma de decisiones y permitir el acceso a un grupo de talentos más amplio”.
El volumen de dicha deuda sigue siendo solo una fracción de los US$231,000 millones en préstamos emitidos este año con métricas vinculadas a objetivos ASG (ambiental, social y de gobernanza corporativa). Es una proporción aún menor en el mercado de bonos, donde los bonos vinculados a la sostenibilidad representan alrededor de US$3,000 millones o el 5% del total y donde han dominado las métricas que involucran el medio ambiente.
Los bancos que conceden préstamos esperan más transacciones de este tipo gracias al aumento de las consultas sobre métricas de género. La deuda con enfoque social apareció en el radar de los inversionistas el año pasado cuando la Unión Europea batió récords de demanda en su debut.
Esto está llevando a que las empresas combinen objetivos ambientales y sociales al estructurar préstamos vinculados a la sostenibilidad. Las mujeres en puestos gerenciales y la seguridad laboral son los indicadores clave de desempeño social más utilizados en el financiamiento reciente, dijo Ben Salem. El Reino Unido también planea combinar los beneficios sociales y ecológicos en su debut de bonos ASG.
En Estados Unidos, la proporción de mujeres en la mayoría de los consejos de administración de empresas del S&P 500 aumentó por encima del 30% por primera vez el mes pasado, como resultado de años de presión de los inversionistas y regulaciones.
Todavía es difícil saber si el riesgo de mayores costos de endeudamiento ha mejorado la igualdad. La deuda vinculada a la sostenibilidad en general ha sido criticada bajo el argumento que algunas empresas establecen objetivos que son fáciles de alcanzar o que iban a cumplir de todos modos.