Los hallazgos anteriores apuntaban que no, pero un nuevo y completo estudio ha demostrado que los tratamientos recomendados para la depresión pueden resultar muy beneficiosos para personas adultas con traumas infantiles, como los derivados de los abusos físicos o sexuales.
Los investigadores, que han publicado sus resultados en The Lancet Psychatry, han comprobado que los adultos con trastorno depresivo mayor que tienen antecedentes de trauma infantil experimentan una mejoría de los síntomas después de la farmacoterapia, de la psicoterapia o de un tratamiento combinado de ambos.
El trauma infantil que causan los abusos -sexuales, físicos o emocionales- es uno de los factores de riesgo para el desarrollo del trastorno depresivo en la edad adulta.
El estudio que han realizado investigadores de la Universidad Libre de Amsterdam es, según sus autores, el más grande y completo que se ha realizado hasta ahora.
Casi el 50% de los adultos con depresión tienen antecedentes de trauma infantil, y entre los que padecen depresión crónica la prevalencia es aún mayor, por lo que los investigadores han subrayado la importancia de determinar si los tratamientos actuales que se ofrecen para un trastorno depresivo mayor son efectivos para los pacientes con este tipo de traumas.
El trabajo revisó los datos de 29 ensayos clínicos de tratamientos farmacológicos y psicológicos para el trastorno depresivo mayor en adultos, en los que habían participado casi 7,000 personas.
Las tres preguntas evaluadas durante la investigación fueron: si los pacientes con trauma infantil estaban más severamente deprimidos antes del tratamiento, si hubo resultados más desfavorables después de los tratamientos activos para pacientes con trauma infantil y si los pacientes con trauma infantil tenían menos probabilidades de beneficiarse del tratamiento activo.
En línea con otros resultados de estudios previos, los pacientes con trauma infantil mostraron una mayor gravedad de los síntomas al inicio del tratamiento que los pacientes sin ese tipo de traumas, lo que destaca la importancia de tener en cuenta la gravedad de los síntomas al calcular los efectos del tratamiento.
Y aunque los pacientes con trauma infantil presentaron más síntomas depresivos tanto al comienzo como al final del tratamiento, sí experimentaron una mejoría similar en los síntomas en comparación con los pacientes sin antecedentes de traumas.