Mientras varios técnicos en una sala de control distante observan las pantallas, una grúa automatizada en uno de los puertos más activos de China traslada contenedores de carga desde un buque de carga coreano a camiones teledirigidos. Se trata de una escena que el gigante tecnológico Huawei ve como su futuro después de que las sanciones estadounidenses debilitaran su marca de teléfonos móviles.
La espina dorsal de la “terminal inteligente” del puerto de Tianjin, al este de Beijing, es una red de datos construida por Huawei, una empresa china que ha tenido que reinventarse como proveedor de vehículos autónomos, fábricas y otras industrias que espera sean menos vulnerables al recrudecimiento de la enemistad de Washington con Beijing en materia de tecnología y seguridad.
El gobernante Partido Comunista de China está promoviendo la automatización en varias industrias —desde la manufactura hasta los taxis— para mantener creciendo la economía china a medida que la fuerza laboral envejece y comienza a reducirse. La “terminal inteligente”, que forma parte del puerto de 200 kilómetros cuadrados (77 millas cuadradas) de Tianjin, permite que 200 empleados muevan tanta carga como solían hacerlo 800, aseguran los gerentes del sitio.
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“Creemos que esta solución en Tianjin es la más avanzada del mundo”, asegura Yue Kun, director de tecnología en la unidad comercial de Huawei para el manejo de puertos. “Creemos que se puede aplicar a otros puertos”.
Huawei Technologies Ltd., que fabrica teléfonos móviles y es el mayor proveedor mundial de equipos de red para empresas telefónicas, tuvo problemas graves después de que en 2019 el entonces presidente Donald Trump le cortara el acceso a los microprocesadores estadounidenses y otras tecnologías como parte de una disputa con Beijing por cuestiones de seguridad nacional.
Washington alega que Huawei representa un riesgo para la seguridad, ya que podría usar su acceso a redes telefónicas extranjeras para facilitar el espionaje chino, una acusación que la compañía niega. Estados Unidos y sus aliados, incluidos Japón y Australia, han prohibido o restringido el uso de equipos Huawei por parte de sus operadores de telefonía.
Las ventas de celulares fuera de China colapsaron después de que Huawei perdió el acceso a los servicios de música, mapas y otros de Google —una empresa de Alphabet Inc. —, que los consumidores esperan ver precargados en sus teléfonos. En 2020 Huawei vendió su marca de gama baja Honor con la esperanza de revivir las ventas, separándola de las sanciones a su matriz corporativa.
Huawei, con una plantilla de casi 200,000 trabajadores, se ha mantenido como el principal fabricante de equipos de redes gracias a sus ventas en China y otros mercados donde Washington ha tenido menos éxito a la hora de alentar a otros gobiernos a que eviten esa empresa.
“Huawei ya es un jugador clave” en el campo de las redes de datos, con un importante “acervo de conocimientos”, afirma el analista de la industria Paul Budde.
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La empresa ha creado 20 equipos de trabajo para que se enfoquen en las necesidades de fábricas, minas, hospitales, puertos, centrales eléctricas y otros clientes industriales. Dice que su unidad para la industria automotriz tiene 3,000 personas trabajando en los vehículos de conducción autónoma y que invirtió el equivalente a 2,000 millones de dólares en tecnología en 2020-21. Huawei fue uno de los primeros desarrolladores de redes de “ciudades inteligentes” para el control del tráfico y la vigilancia policial.
“La gran nube negra aquí, sin embargo, es la geopolítica”, agrega Budde. “Eso obstaculizará su participación en los mercados extranjeros… Los problemas no son tecnológicos, sino puramente políticos”, asevera.
La presión estadounidense sobre Huawei se convirtió en un enfrentamiento internacional en 2018, después de que su directora financiera e hija de su fundador, Meng Wanzhou, fuera arrestada en Canadá bajo cargos estadounidenses relacionados bajo acusaciones de infringir las sanciones comerciales contra Irán.
China arrestó entonces a dos canadienses bajo cargos de espionaje, como parte de sus intentos por obtener la puesta en libertad de Meng. Al final, los canadienses fueron liberados en septiembre de 2021 después de que a Meng se le permitió regresar a China bajo un acuerdo con los fiscales estadounidenses en el que ella asumió la responsabilidad de tergiversar los tratos de Huawei con Irán.
Huawei asegura que con su enfoque renovado está ayudando a reanimar la trayectoria de la empresa.
“En 2020, salimos con éxito del ‘modo de crisis’”, sostuvo en diciembre en una carta a los empleados Eric Xu, uno de los tres ejecutivos de Huawei que se turnan como presidente. “Las restricciones de Estados Unidos ahora son nuestra nueva normalidad y hemos vuelto a los negocios como de costumbre”.
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Se pronostica que los ingresos del año pasado hayan cambiado poco desde 2021, a 636,900 millones de yuanes (91,600 millones de dólares), añadió Xu. Eso fue por debajo del crecimiento de dos dígitos que tuvo Huawei una década antes, pero representaron un repunte luego de la caída del 5.9% en la primera mitad.
Xu no reveló el desglose por línea de negocios, pero en 2021 Huawei reportó ventas a clientes industriales por 102,400 millones de yuanes (16,100 millones de dólares). Las ventas de teléfonos y otros dispositivos cayeron un 25.3% respecto al año anterior en la primera mitad de 2022 a 101,300 millones de yuanes (15,000 millones de dólares).
La unidad automotriz, que suministra componentes y software para navegación, pantallas de tablero y sistemas de administración de vehículos, ha participado en cinco modelos lanzados por tres fabricantes chinos de automóviles.
La urgencia del partido gobernante sobre la implementación de la automatización ha aumentado a medida que disminuye el tamaño de la población china en edad laboral de 16 a 59 años después de alcanzar un pico en 2011. Ese grupo se ha reducido en aproximadamente un 5%. Su participación en la población se deslizó del 70% al 62%.
Los administradores del puerto de Tianjin le dijeron a Huawei que ya tenían problemas para encontrar y mantener a conductores de camiones, según Yue, el director de tecnología de Huawei para puertos.
“Esto puede ayudar a abordar el problema del envejecimiento de la población”, agrega.
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Sostuvo que Huawei ha hablado con “personas fuera de China” que podrían usar su tecnología de puertos, pero no dio detalles.
El mercado anual de tecnología de redes relacionada con puertos es modesto, de 2,000 millones de dólares, pero las ventas mundiales de equipos para conectar fábricas y equipos médicos, automóviles y otros dispositivos ascienden a 600,000 millones de dólares al año, según Budde. Cree que tiene el potencial de reemplazar las ventas perdidos de Huawei en celulares y otras de telecomunicaciones, siempre y cuando los compradores extranjeros no se alejen por preocupaciones de seguridad.
La flota del puerto de Tianjin de 88 camiones autónomos se carga con turbinas eólicas, según un portavoz de puerto, Peng Pai.
“Es mucho más seguro y usa energía limpia”, agregó Peng.
El cerebro de la terminal está en una sala de control en un tercer nivel, con ventanas del piso al techo que dan al puerto. Hay una decena de operadores sentados frente a un máximo de seis pantallas cada uno, que muestran videos de grúas controladas por computadora que suben o bajan cajas de carga de los barcos. Cada operador puede monitorear hasta seis grúas a la vez, a diferencia de un operador tradicional, que atiende un solo barco.
Anteriormente, “la gente tenía que trabajar en lo alto de las grúas”, afirmó Yang Jiemin, vicepresidente de Tianjin Port Group. “Ahora, nuestros operadores pueden sentarse en una oficina y monitorear el equipo de forma remota”.
Los operadores toman el control directo de una grúa o de un camión si los sensores indican un problema, según Yue, de Huawei. Dijo que el objetivo del puerto es reducir esa “tasa de control directo” al 0.1%, es decir, un contenedor entre 1.000, mientras que las computadoras administran el manejo de los demás de principio a fin.
La red de alta velocidad permite que una grúa o un camión reaccione a un comando en 1/100 de segundo, aunque los barcos estén a 500 metros (un tercio de milla) de la sala de control, según Liu Xiwang, gerente del departamento de información del puerto.
“No se percibe ningún retraso”, dijo Liu.
Yue, el ejecutivo de Huawei, se mostró reacio a decir si necesita microprocesadores u otros insumos extranjeros que podrían verse afectados por las sanciones de Estados Unidos.
“Realmente no sé la respuesta a su pregunta”, respondió Yue después de que se le preguntara dos veces sobre las fuentes de los componentes críticos. Lo comparó con comprar una taza de café: “No sé quién provee la taza, los granos de café ni el agua”.
Fuente: AP