Redacción Gestión

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Casi sin proponérnoslo el 'selfie stick' se ha convertido en un gadget inseparable. Es una de esas piezas que no pueden faltar en el bolso de viajes y ha conseguido colarse en eventos internacionales clave: lo hemos visto en la ceremonia de Globos de Oro, siendo empuñado por Barack Obama y sobrevolando la alfombra roja del Balón de Oro.

Aunque ha sido prohibido en algunos lugares (en especial, en los parques temáticos), queda claro que alguien está haciendo dinero a su costa, pero ¿quién? El hombre detrás del 'selfie stick' moderno se llama Wayne Fromm, tiene 60 años y vive en Toronto. Si bien jamás proporciona cifras exactas sobre su creación, la revista Time lo considera como uno de los aparatos más revolucionarios, mientras los gurús de la mercadotecnia vaticinan que seguirá batiendo records.

De hecho, 'selfie stick' fue uno de los diez productos tecnológicos más vendidos en el 2015, solo a inicios de ese año sus ventas crecieron hasta 400% en Amazon. Y aunque millones de varillas para selfies se están vendiendo en el mundo, solo un porcentaje es de Fromm, que ha debido lidiar con imitaciones.

Punto de partida

A Fromm la bombilla se le prendió en el 2002, en unas vacaciones con su hija Sage, cuando atravesó el problema clásico de todo turista: quería algunas fotos con su acompañante, pero se sentía incómodo de solicitar a extraños una toma. Al ser un inventor (que ya tenía varias patentes registradas) no ignoró el engorro. A su retorno, se puso manos a la obra.

("Pasé un par de años observando paraguas, desarmándolos", declaró a The Guardian). Después de un centenar de prototipos, registró la creación para comenzar a comercializarla bajo el nombre de Quik Pod en el 2005. Pero no captó atención.

Y es que haciendo un breve resumen de ese año: Twitter no existía, tampoco YouTube, menos el iPhone y el 'selfie' aún no había adquirido fama. Fromm había creado algo antes de tiempo. Pero se dedicó incansablemente a promover su producto. Intentó encontrarle un espacio en Japón ("tardé tres años en convencer a una firma nipona para que lo pusiera en su catálogo"), Alemania y Pekín (quiso comercializarlo en el 2008).

Aunque eso último fue un error (muchas fábricas chinas lo plagiaron), supo que no podía hacer mucho así que se enfocó en la calidad de su producto posicionándolo dentro de la gama alta. Era cuestión de tiempo de que el mercado estuviese listo. La fiebre del 'selfie' irrumpió en el 2014 aumentando la demanda por el gadget.

Hoy el Quik Pod cuenta con versiones para cámaras, iPhones y fotografía submarina. "Estoy orgulloso de eso, pero me ha llevado más de 10 años de duro trabajo llegar a esto".

La idea de la cámara sujeta a una varilla

Retrospectiva. Pese a su popularidad, Fromm no fue el primero en concebir la idea de una cámara sujeta a un palo. Esa persona fue quizá Hiroshi Ueda, un ingeniero de la compañía de cámaras minolta, que por 1980 creó el 'self portrait camera stick'.

Aparato que en 1995 fue calificado como uno de los inventos japoneses más inútiles. Hoy al canadiense le considera como el inventor del selfie stick moderno. "Es una idea simple", admite. "Si no fuera por mi trabajo, esta varilla no existiría ahora."

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