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¿Aún no ha visto Rápidos y Furiosos 7? Debería hacerlo.

Entre los poderosos motores y firmes cuerpos de la película, hay un pequeño y atractivo número que resalta por encima del resto: se llama el Lykan Hypersport, un auto valorizado en US$ 3.4 millones con una velocidad máxima de 240 millas por hora.

La enorme cantidad de gente que ha visto la película en las últimas semanas no se olvidará tan rápido de este vehículo, incluso si nunca ven uno en la vida real.

El Lykan es el primer superdeportivo fabricado por una empresa (W Motors) con sede en el Oriente Medio (formada en Beirut, con sede en Dubai). Es también uno de los autos de producción más caros que han salido a la venta. Pero no es la única 'nave' que ha sido lanzada últimamente y que cuesta más de un millón de dólares.

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[El Lykan HyperSport hizo su debut en el International Dubai Motor Show en el 2013. Foto: AFP/Getty Images]

Durante la última década hemos visto a casi todos los fabricante de automóviles (al menos los que se consideran verdaderas marcas de "lujo") producir un 'artilugio' cuyo valor alcance los siete dígitos. A veces llegan a esta cifra solamente diseñando una versión exclusiva con estructura de titanio o faros con bordes de diamantes; la cuestión es llegar allí.

Las marcas hacen estos autos porque la gente los compra. En los últimos años se ha visto un sinnúmero de miembros de la realeza y magnates de todo el mundo adquirir flotas enteras de Aston Martins y Lamborghinis para complacer sus caprichos y alimentar sus pretensiones.

Según Bloomberg, existe más de tres docenas de nuevos multimillonarios en el mundo solo desde enero, y más de 300 desde el 2012. Ellos compran los vehículos en Los Angeles, Doha, Moscú, São Paulo y Shanghai. Algunos, como el magnate hotelero Steve Wynn, los compran para reforzar sus intereses comerciales al igual que su vida personal.

Para ellos, no es la gran cosa.

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[Al momento de su presentación en Paris en el 2008, el Aston Martin One-77 era el auto más costoso de la firma británica. Solo se fabricaron 77 y su precio es US$ 1.7 millones. Foto: Jason Alden/Bloomberg]

"El tema puntual es que hay un montón de gente rica en todo el mundo, y me refiero superricos con cientos o miles de millones de dólares de patrimonio neto", comenta Jack Nerad, analista de mercado ejecutivo de Kelley Blue Book. "Cuando uno habla sobre este tipo de personas, un auto de un millón de dólares no es realmente una exageración en absoluto."

También es lucrativo para los fabricantes de automóviles, a pesar del trabajo extra que se requiere para especializarse en un determinado vehículo. Los márgenes de un Ferrari o Lamborghini estándar rondan el 15%, y cuando el precio de un auto en particular llega a las siete cifras, ese monto puede aumentar significativamente.

"Si se tiene que armar una línea de montaje por separado, puede llegar a ser costoso producir" un automóvil, afirma Nerad. "Pero con los autos de un millón de dólares, aún hay dinero por ganar".

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[El McLaren P1 fue uno de los primeros súper autos híbridos de alto rendimiento. Solo se fabricaron 375 unidades a un precio de US$ 1.35 millones]

La regla básica es que se necesita US$ 1,000 millones para desarrollar y producir un vehículo común y corriente para el mercado masivo. Pero desarrollar un auto que no es accesible al público puede costar menos que eso, porque las necesidades de recursos se reducen.

Además, es más fácil recuperar el gasto cuando los precios están en millones en lugar de, por ejemplo, US$ 30,000. Esto es una realidad incluso si la empresa solo vende 300 autos.

Estos súper caros se dividen en diferentes categorías. Algunos, como el Bugatti Veyron y LM2 de Lyons Motor Car, son verdaderamente únicos y hechos en minúsculos números de producción. Otros son ediciones especiales de modelos existentes (véase: Lamborghini y Ferrari).

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[El Lamborghini Sesto Elemento V10 coupe cuesta US$ 2.2 millones. Foto: Antoine Antoniol/Bloomberg]

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