¿Y qué le dirías a alguien que tiene un deseo? Las vueltas dan mucha vida. Sí, le diría eso. Las vueltas dan mucha vida.
Es parte de la naturaleza humana tener deseos. Tanto que, alrededor de los deseos y la dificultad para alcanzarlos se mueve una gran industria, como los casinos de apuestas o el juego de la lotería, que se nos proponen como opciones para cumplir nuestros deseos.
Frente a los deseos también hay una sensación de incertidumbre respecto de si sucederán o no, y entonces aparecen el horóscopo, la lectura del tarot, del café, y otras técnicas que, para quien cree en ellas, le ayudan a ver cómo de cerca o de lejos está la realidad de sus deseos.
Personalmente me gusta ver los deseos como un motor impulsador para ponernos en movimiento. Pasar del desear y esperar al desear y actuar. Por eso creo que las vueltas dan mucha vida. Se trata de no parar de hacer cosas que nos lleven a conseguir que nuestro deseo se vuelva realidad.
Un deseo es algo que para nosotros vale la pena. El psicólogo Steven Reiss los clasifica en 16 tipos de deseos básicos que comprenden tanto deseos como necesidades. Sin atreverme a contradecirlo, prefiero pensar en tres tipos de deseos desde la perspectiva del impacto que nos genera, y estos son:
a) Los deseos Emocionales, aquellos que nos enriquecen o nos tranquilizan desde el punto de vista anímico. Por ejemplo, el ser amado por la persona a la que amamos.
b) Los deseos Personales, aquellos que contribuyen a nuestra realización personal como, por ejemplo, concebir un hijo, o alcanzar un logro personal como una profesión o un ascenso, y
c) Los deseos Materiales, aquellos que persiguen obtener un bien material que no tenemos aun, como un iphone, una moto, un viaje, una casa, etc.
La realidad común en los tres casos es que es mucho más probable que el deseo suceda si nos ponemos en marcha para conseguirlo que si no. Evidentemente el camino para alcanzar un deseo emocional, personal o material será muy diferente. Me refiero a lo que hay que hacer para que suceda. Pero el no hacer no es una opción. Y no vale cansarse, porque como he comentado en un episodio anterior de tres minutos basta, el que aguanta gana.
El otro día decía un amigo que “si te rindes cuando las cosas se empiezan a poner difíciles, nunca conseguirás nada que valga la pena” y en verdad tiene mucha razón. Si el deseo es algo que vale la pena para nosotros tendremos que intentarlo muchas veces. Volver y volver sobre lo mismo.
Así que, si tienes un deseo, no olvides que las vueltas dan mucha vida.