¿Y que le dirías a alguien que se siente sin ánimo? No te canses. Sí, le diría eso. No te canses.
En un episodio anterior de “Tres Minutos Basta” he comentado que “la vida es cansada”.
Desde muy niño te preparas para el cole. Luego empiezas a estudiar alguna profesión o a trabajar. Muchas veces empiezas a trabajar aun antes de terminar el cole. En el trabajo, sea por tu cuenta o para otro, nada es suficiente. Tal vez empieces una relación con una pareja y también tiene su esfuerzo. Quizás tengas hijos, con lo que aparecen otras razones para tener más cosas que hacer. Tus padres que se hacen mayores, tu entorno familiar, algún amigo al que apoyar, suma más y más demanda de esfuerzo.
En cualquiera de esos escenarios siempre aparece la tentación de “dejarlo”. Dejar el cole, dejar tus estudios, dejar a tu pareja, dejar el trabajo, dejar a la familia, en fin, dejar aquello que te tiene cansado.
También aparece la posibilidad de dejar aquello en lo que creemos. Dejar nuestra fe, nuestras convicciones, nuestros principios y valores. En general, dejar de creer, incluso dejar de creer en nosotros.
Es que todo lo que deseamos o necesitamos. Todo aquello en lo que creemos o buscamos. E incluso todo aquel a quien queremos, a quien amamos, requiere esfuerzo permanente. La realidad es que la vida es cansada. Así que sentirnos sin ánimo es parte de la vida misma.
Quien de nosotros no ha sentido deseos de dejar a alguien considerando que ya no puede más, o dejar un proyecto sin concluir porque siente que ya está cansado. Cuantas veces queremos abandonar. Y cuántas veces realmente abandonamos.
La vida es un proyecto de fidelidad. Principalmente fidelidad a uno mismo. A tus creencias y a tus convicciones. El éxito no es otra cosa que llevar a cabo ese proyecto de fidelidad que es la vida y el fracaso es abandonar el proyecto.
Por eso, cuando te cansas entras al terreno del fracaso. El fracaso nunca es inmediato. Igual que el éxito es un camino. La diferencia está en que el camino al éxito es el camino de no cansarse mientras que el camino al fracaso es el camino del abandono, qué es más fácil.
No siempre abandonar es un error. Muchas veces es salirse del error inicial. Pero quien abandona continuamente ha sucumbido al cansancio y va directo al fracaso.
La fuerza para no cansarse está en el amor. El amor a Dios, a ti, a las personas que te importan, a tus ideales. La vida es cansada, pero el amor descansa.
Para alcanzar el éxito, apóyate en el amor, y no te canses.