¿Y qué le dirías a alguien que quiere crecer como líder? Que tu presencia mejore el momento, en cada momento. Sí, le diría eso. Que tu presencia mejore el momento, en cada momento.
En las empresas tenemos líderes. En cualquier disciplina deportiva, en los grupos de amigos. En los partidos políticos, en los grupos de música, en los clubes de lectura, en la familia…, en general, en cuanto hay más de una persona con un mismo objetivo, surge alguien que lidera.
A lo largo de casi 30 años trabajando con equipos en diferentes sectores, empresas y actividades, tengo identificados dos tipos de líderes: los líderes espontáneos y los líderes sostenibles.
Los primeros, los líderes espontáneos, son aquellos que identificamos rápidamente. Se les ve desde niños. Los primeros en levantar la mano, los primeros en hablar, los primeros en dar un paso adelante y ofrecerse voluntarios. Es aquel al que le fluye con velocidad la actitud para liderar. Les cuesta no hablar. Y suelen escuchar poco. Su fortaleza está en la intención de liderar.
Los segundos, los líderes sostenibles, son más escasos que los primeros. Son aquellos que no son lideres para una actividad concreta, sino que son lideres en todo minuto de su vida, independientemente de la actividad. A veces uno tarda en identificarlos porque no necesariamente son los primeros en hablar ni en saltar a la palestra. Son más reflexivos y quieren estar seguros de que su participación aportará. Hacen que las personas a su alrededor se sientan mejor. Su fortaleza está en la intención de hacer que cada momento sea mejor para los demás.
Los primeros, los líderes espontáneos, suelen apuntarse a aquellas actividades que son más visuales, aquellas que son más llamativas. Buscan el escenario y el reflector y disfrutan el aplauso. En cada foto, siempre quieren estar al centro.
Los segundos, los lideres sostenibles, suelen apuntarse a aquellas actividades donde su participación aportará valor. No buscan escenario, sino resultado a favor de los demás. El aplauso lo dan ellos al equipo. Y no les importa donde aparecen en la foto.
Si recuerdan la película Corazón Valiente, William Wallace da una arenga antes de la batalla decisiva a todo su equipo con la que logra que se jueguen la vida. Si recuerdan la película Invictus, el presidente Mandela es líder desde que se despierta y a lo largo de todo el día, en cada acto y con cada persona. William Wallace perseguía un objetivo concreto: ganar a los ingleses. Casi lo logra. Nelson Mandela perseguía un objetivo concreto: que su presencia mejore el momento, en cada momento. Y siempre lo logró.
Si quieres crecer como líder, que tu presencia mejore el momento, en cada momento.