En clara contracorriente a las decisiones de su partido, Fuerza Popular, el congresista peruano se mantiene como una piedra en el zapato de la agrupación que lidera su hermana Keiko y ahora ha sido sancionado con una suspensión de 120 días que confirma las fisuras al interior del fujimorismo.

Las marcadas discrepancias públicas que mantiene el menor de los hijos del encarcelado expresidente Alberto Fujimori (1990-2000) con Fuerza Popular volvieron al primer plano el martes último, cuando la agrupación comunicó su decisión de castigarlo por segunda vez en el año por sus críticas al partido.

Como para que no queden dudas de que las aguas no están calmadas, Kenji salió al frente para señalar, en uno de sus habituales mensajes en la red social Twitter, que "el fujimorismo no es Fuerza Popular, el fujimorismo lo hace el pueblo".

El legislador, quien mantiene un estilo provocador que hace las delicias de sus seguidores, y de no pocos detractores de Fuerza Popular, colgó también una caricatura inspirada en la película "Thor: Ragnarok", en la que el héroe se enfrenta a su maligna hermana Hela, en una evidente referencia al choque con Keiko.

Kenji, quien fuera el candidato al Congreso más votado en las elecciones generales de 2016, fue sancionado por declaraciones en las que acusó a su partido de intolerancia, de haber ayudado a ocultar casos de abuso sexual y por una "vergonzosa" ley "mordaza" por su proyecto de ley antitransfugas.

También acusó a sus compañeros de filas de usar "viejas prácticas montesinistas de difamación", en alusión al exasesor de su padre Vladimiro Montesinos, acusado de haber manejado la mayor red de corrupción de la historia peruana.

El parlamentario usó las redes sociales para asegurar, entre sonrisas irónicas, que su partido lo quiere "disolver", la misma frase que usó su padre cuando cerró el Congreso e intervino la Judicatura al dar el autogolpe de Estado del 5 de abril de 1992.

El Comité de Disciplina de Fuerza Popular anunció que la sanción le impedirá a Kenji participar en los órganos de decisión internos del partido y le advirtió que "alguna inconducta futura de naturaleza semejante" podría suponer "una sanción de mayor gravedad", que solo podría tratarse de la expulsión del grupo.

En realidad, Kenji, quien ya fue suspendido en julio pasado por 60 días por su partido por motivos similares, considera que Fuerza Popular, y por ende su hermana Keiko, no hacen lo suficiente para lograr la liberación de su padre.

Para los fujimoristas, pero en especial para el legislador, el exgobernante es inocente de las acusaciones de corrupción y violaciones a los derechos humanos que lo llevaron a prisión.

Incluso, Kenji ha enfatizado que su principal misión es lograr la liberación de su padre, una posibilidad que solo podría concretar si el presidente Pedro Pablo Kuczynski otorga un indulto humanitario.

Aunque el Gobierno ha señalado que ese tema no figura en su actual agenda, el menor de los Fujimori tiene una relación cordial con Kuczynski e incluso ha apoyado algunas de las medidas del Ejecutivo, en contraposición a la tensa relación que mantiene la bancada fujimorista en el Congreso.

En medio de este escenario, Keiko Fujimori se mantiene en silencio, aunque los parlamentarios de su partido no han dudado en criticar a su hermano y han insinuado que este, en realidad, está buscando que lo expulsen de Fuerza Popular.

Como para confirmar que la paciencia se les agota, el legislador Héctor Becerril declaró que Kenji "es una mala copia de Alberto Fujimori" y consideró que no ha "podido madurar" a pesar de que tiene casi 40 años.

"Creo que ya es tiempo de que busque su propio destino", agregó Becerril, mientras que su colega Úrsula Letona dijo que no permitirán actitudes que consideran una falta de respeto.

Letona aseguró que Fuerza Popular lucha por ser un partido "que vaya más allá de los apellidos", una posición que Kenji ni su padre aprobarían, ya que no conciben un fujimorismo sin el liderazgo del expresidente que ha polarizado la política peruana desde que llegó al poder hace casi 30 años.