El último sábado la empresaria y exgerenta general de Marka Group, Sada Goray, y el periodista Mauricio Fernandini fueron conducidos a la sede de la Prefectura de Lima (Cercado de Lima), lugar en el que cumplirán 10 días de detención preliminar en el marco de una investigación en la que están incluidos como integrantes de una presunta organización criminal liderada por el expresidente Pedro Castillo.
Desde que arribó al Perú, la noche del jueves pasado, hasta su posterior detención, Cuarto Poder hizo un seguimiento a los últimos pasos de la empresaria en libertad.
Eran las 9:22 p.m. del jueves (6 de julio). El tablero de control aéreo del aeropuerto Jorge Chávez indicaba que el vuelo LA 2387 había aterrizado.
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En esa nave regresaba al Perú una mujer que admitió haber puesto en los bolsillos de influyentes funcionarios públicos S/ 4 millones en coimas. Una exitosa empresaria que salió del país cuando las luces de las cámaras apuntaron a sus cómplices. Una investigada por la justicia que siempre logró esquivar a la prensa que la investigó.
Esa mujer es Sada Goray Chong, quien a las 9:45 p.m. de ese día pasaba el control de Migraciones del aeropuerto. Estaba sola y vestía completamente de negro. Tenía una mochila del mismo color, una bolsa de yute y parecía impaciente.
Antes de recoger su maleta hizo una pequeña compra en la tienda libre de impuestos del aeropuerto.
Jalando su maleta color turquesa caminó hacia la salida donde dos hombres y una mujer la esperaban.
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En el aeropuerto fue entrevistada brevemente por Cuarto Poder; sin embargo, mostró su molestia por el seguimiento que le hacían.
Eran las 10:00 p.m. y la empresaria no quería salir del aeropuerto, estaba muy molesta con su chofer y con su otro hombre de seguridad por no haberle advertido de nuestra presencia.
Se quedó en la sala de espera de vuelos internacionales, desde donde hizo llamadas durante cinco minutos, hasta que decidió salir.
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Alojamiento en hotel y denuncia contra Cuarto Poder
A las 10:18 p.m., Sada Goray parecía irse del aeropuerto, pero no lo hizo, nunca lo hizo. Cuando se alejó de nuestras cámaras se estacionó al otro extremo, en el estacionamiento de vuelos nacionales. Estuvo dentro del auto, por una hora, hablando por teléfono. Cuentan que daba gritos de rabia por nuestra presencia.
A las 11:00 p.m. hizo un cambio drástico en su agenda. Decidió no ir a su casa de la Molina. La camioneta la llevó hasta la puerta del Hotel Costa del Sol, ubicado dentro del aeropuerto. Aquí la vemos ingresando con una botella de gaseosa en la mano, mientras sus empleados cargaban su equipaje. Dentro del hotel se registró y pagó alrededor de US$ 230 por una noche. Le dieron la habitación 627 del exclusivo hotel.
A los pocos minutos de su ingreso fue tras ella la mujer que la estaba esperando en el aeropuerto, pero que se alejó cuando aparecimos. Ella no llegó sola, lo hizo con Telmo Zavala, el abogado de Goray que se reunió con la empresaria.
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La camioneta negra que la estaba trasladando estacionó cerca del hotel y a los pocos minutos a toda velocidad llegó una segunda camioneta negra qué, según su placa, es propiedad de Marka Group, la empresa inmobiliaria de Sada Goray.
Los policías que vigilaban a la empresaria empezaron a sospechar de un intento de fuga. Teoría que tomó más fuerza cuando a la 1:00 a.m. Sada Goray salió del hotel a toda prisa, se subió a una de las camionetas y salió del aeropuerto acelerando por la Av. Faucett.
La siguieron pero, para sorpresa de todos, no fue lejos. Se detuvo en esta comisaría ubicada al lado del aeropuerto. Ahí, colocó una denuncia por los delitos de libertad personal y acoso. En la narración no nos menciona, pero es evidente que se refería a Cuarto Poder
“En momento que se encontraba de salida del hall internacional del AIJCH, tres persona de sexo masculino se acercaron de manera intempestiva con aparatos electrónico (cámaras) impidiendo el paso y persiguiéndola de manera coactiva, colocándole micrófonos y realizándole preguntas de manera insistente, amedrentándola con palabras como ‘Te vas a ir presa’, obligándola a que le dé una entrevista para que sea transmitido de manera televisiva en un programa periodístico”, se lee en la denuncia.
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Huida y detención
Estuvo en la comisaría por 45 minutos y volvió al hotel del aeropuerto. Las dos camionetas, otra vez, se quedaron cerca a la puerta del Costa del Sol, pero cuando amaneció una mujer con capucha salió del hotel y se subió a una de las camionetas. Aceleraron y se fueron por la Av. Tomas Valle. La mitad de los agentes que seguían a la empresaria fueron tras la camioneta y la otra mitad se quedó cerca al hotel.
La camioneta que salió del hotel iba tan rápido que fue intervenida en San Martín de Porres. Dentro de ella estaba uno de los hombres de seguridad de Sada Goray y una mujer llamada Gisella Matzunaga, asistente de la empresaria y trabajadora de Marka Group.
Los policías que se quedaron en el aeropuerto mandaron a vigilar todas las puertas del hotel. No lograban divisarla y tenían la sospecha de una fuga. Hasta que a las 6:30 a.m.. la vieron cerca del comedor. Estaba rodeada, la detención era cuestión de tiempo, exactamente 3 horas después. A las 9:40 a.m. el Poder Judicial emitió la orden de detención.
Es entonces cuando llegan los fiscales, se suman a la Policía, suben al segundo piso del hotel y en esta sala de recepción le informan que hay una diligencia. Suben a su habitación, la 624. Solo entraron dos policías, dos fiscales, su abogado Telmo Zavala y ella. Ahí, a las 9:50 a.m. le informaron que estaba detenida.
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Su primera reacción fue voltear hacia su abogado y media quebrada preguntarle: ¿Qué doctor, así es?
La noticia corrió. Habían detenido a la empresaria que hasta hace muy pocos días vivía plácidamente en Estados Unidos tras acogerse a la colaboración eficaz. Si colaboraba con la justicia, ¿por qué la detuvieron?
Las investigaciones de la fiscalía han encontrado que su participación fue más activa de lo que ella había aceptado. Sobre todo, en dos hechos que Cuarto Poder denunció.
El primero fue la toma del Fondo Mi Vivienda. Entidad adscrita al Ministerio de Vivienda, encargada de promover la venta de casas para los más pobres. Ahí, Sada Goray logró colocar en el directorio del Fondo Mi Vivienda a un viejo amigo, su excontador, infiltró a su exesposo y designó a gente de su confianza en gerencias claves. Todo para aprobar un convenio que le permitía vender directamente a las familias más necesitadas y colocar los intereses que ella quisiera.
El otro hecho es apoderarse de un terreno que le pertenecía al Estado. Colocó a gente muy cercana a ella en la Superintendencia de Bienes Nacionales (SBN), otra entidad adscrita al Ministerio de Vivienda, que se encarga de administrar los bienes de todos los peruanos. Ahí, Sada Goray buscaba que este inmenso terreno ubicado en Chilca sea adjudicado como suyo, ya que de acuerdo a una resolución judicial le pertenecía al Estado.
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Todos esos hechos le fueron recordados mientras estaba detenida en la habitación 624 del hotel. A las 7:00 p.m. la sacaron por la puerta trasera para que la prensa no la viera, fue trasladada a las dependencias policiales ubicadas en la exprefectura.
Ahí no logró evitar a las cámaras. Estaba detrás del periodista Mauricio Fernandini, que es acusado de ser uno de sus cómplices. Sada Goray aún tenía la misma ropa negra con la que la vimos horas atrás. De sus muñecas ya no colgaban la bolsa de esa pequeña compra que hizo en la zona libre de impuestos del aeropuerto. Ahora, llevaba puestas unas marrocas que las ocultaba con dos blusas, una negra y la otra blanca.
Sus empleados ya no estaban ahí para llevar su maleta color turquesa. Ahora, los policías le hacían el favor de llevarle su ropa y útiles de aseo en un par de bolsas grandes de plástico. A sus 43 años estaba camino a ingresar a una celda por primera vez en su vida.
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En la audiencia apareció junto al periodista Fernandini que también iba de blanco. Ella lucía más demacrada y cansada. Ya en la audiencia confirmó que estuvo viviendo en Estados Unidos los últimos nueve meses. Curiosamente, dio como casa actual una dirección en Trujillo, pero no pudo evitar mencionar su lujosa casa de Surco.
Al terminar la diligencia, la llevaron precisamente a su casa de Surco para, con su presencia, cumplir la orden de allanamiento. Aquí la vemos regresando luego de varios meses, pero esta vez en compañía de la Policía.
El sábado por la noche dejó su casa de Surco y fue trasladada nuevamente a su reclusión en la exprefectura. Hoy domingo, por la mañana, su madre, Violeta Chong, fue a visitarla.
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