La presencia del expresidente de Bolivia, Evo Morales, se ha hecho habitual en el Perú desde que Pedro Castillo asumió la presidencia de la República, y aunque el ex gobernante boliviano negó ser asesor del jefe de Estado, ha continuado en reuniones con el condenado por corrupción Vladimir Cerrón, fundador de Perú Libre, congresistas de la bancada y sindicatos.
Gestión.pe conversó con dos especialistas en inteligencia, terrorismo y narcotráfico sobre la presencia de Morales en el Perú.
José Luis Gil, ex integrante Grupo Especial de Inteligencia del Perú (GEIN), señaló que hace un par días, el expresidente boliviano fue el invitado especial " de una afrenta contra la ciudadanía” como ha sido la aprobación de la Federación Nacional de Trabajadores en la Educación del Perú (Fenate Perú), sindicato creado por Castillo Terrones.
“El sindicato Fenate Perú tiene miembros del Conare que es la representación de Movadef, el organismo fachada de Sendero Luminoso. Es decir, les han dado el paso para constituirse como partido y Evo Morales asistió a la legalización de Sendero. Con Pedro Castillo en el poder la estrategia de Sendero de usar como vientre de alquiler a Perú Libre con el discurso de que el país saldrá de la pobreza ya quedó atrás. Ahora Fenate busca ser el partido de Castillo, y están recolectando firmas para cumplir la estrategia senderista que es tomar el poder”, precisó.
El experto en terrorismo afirmó que Morales “es un cuadro de la izquierda internacional funcional para convocar y agrupar a todos los movimientos radicales” para que estén al servicio de Castillo ahora que Perú Libre, agrupación que lo llevó a ganar las elecciones presidenciales, está en crisis por problemas con la justicia.
“La presencia de Morales en el país busca darle respaldo a Pedro Castillo y Vladimir Cerrón, y luego cumplir con la estrategia de Sendero Luminoso, como sus documentos secretos precisan, que es el abrir todos los espacios y convocar a todos los sectores extremistas sean nacionales y extranjeros. Castillo sabe que el partido Perú Libre en cualquier momento se va a estrellar por las investigaciones fiscales, y por eso está creando su propio partido con gente del Fenate y el Movadef”, advirtió Gil.
En esa línea, el ex GEIN recalcó que las divisiones de inteligencia de las fuerzas del orden “deben estar alertas a los movimientos” de Evo Morales en Perú y de Fenate Perú, “y no dejar minar su trabajo con el gobierno de turno”.
Por su parte, para Pedro Yaranga, especialista en temas de narcotráfico y terrorismo, el Fenate–Perú, que es de ideología marxista leninista maoísta, fue aprobado como un sindicato con celeridad y sin pasar los filtros de los organismos de inteligencia del Estado para detectar presencia subversiva entre sus miembros.
Yaranga agregó que la presencia de Morales en una reunión con Fenate demuestra que “es un operador de la izquierda radical y busca ampliar el campo de acción de estos movimientos en el país, como ha ocurrido en Venezuela y Nicaragua”.
“Varios miembros de Fenate-Perú, que quiere ser el partido de Pedro Castillo, vienen del Movadef. En el 2011, el Movadef fracasó al querer inscribir su partido por tener en su ideario al Pensamiento Gonzalo de Abimael Guzmán como parte de su ideología. Ahora han borrado el término Pensamiento Gonzalo para participar en el sistema electoral”, subrayó.
Mal consejero
Asimismo, Yaranga aseguró que si el gobierno de Castillo imita la receta de Evo Morales en materia de lucha contra el narcotráfico, “el Perú se terminará de convertir en un narcoestado”. El experto recordó que varios congresistas de Perú Libre, como Guillermo Bermejo, proponen expulsar las bases de inteligencia de la DEA en la lucha contra el narcotráfico como ocurrió en Bolivia.
“Morales habla mucho de sus políticas exitosas en lucha contra el narcotráfico por expulsar a las bases norteamericanas y a la DEA, pero cuando él asumió la presidencia de Bolivia en el 2006 había 12,000 hectáreas de coca en su país y cuando dejó el poder en el 2019, habían más de 30,000 hectáreas”, manifestó.
Agregó que, hoy por hoy, las avionetas que sacan la droga de Perú provienen de Bolivia, que se ha convertido en el almacén de la cocaína peruana para que luego, a través de Brasil, llegue a Europa y Asia.
“Expulsar a las bases norteamericanas significa romper acuerdos internacionales y un paso en falso en la lucha contra el narcotráfico porque ellos nos suministran de tecnología y presupuesto que no tenemos”, enfatizó Yaranga.