Redacción Gestión

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(AP).- Ruth Buendía Mestoquiari, líder asháninka que encabezó una campaña para evitar la que implicaban el éxodo de miles de nativos amazónicos en el Perú ganó el premio Goldman, el mayor galardón ambiental, junto con otros cinco activistas de India, Indonesia, Rusia, Sudáfrica y Estados Unidos.

La lideresa indígena de 37 años dijo que sueña con un que "respete el territorio, la cultura y las decisiones propias de las comunidades nativas porque ellos no se oponen a las inversiones siempre que haya consulta previa, información y atención del Estado con calidad en la educación, salud y justicia".

El premio Goldman consistente en US$ 175,000 en efectivo para cada uno de sus ganadores, y se otorga anualmente a héroes del medio ambiente que luchan en condiciones casi totalmente adversas. Ruth planea invertir el dinero en la educación de sus cinco hijos y en la organización que encabeza, la Central Asháninka del Río Ene (Care).

Los planes para construir en la selva central peruana las hidroeléctricas y Tambo 40 por parte de la brasileña están detenidos desde 2011 tras la oposición de los asháninkas, la etnia amazónica más numerosa de Perú.

Historia de luchaPerú y Brasil firmaron en 2010 un acuerdo para construir 15 hidroeléctricas, principalmente para vender energía al gigante de Sudamérica. Las hidroeléctricas iban a inundar más de 9,000 hectáreas y unos 24,000 asháninkas habrían tenido que salir de los territorios de sus , colindantes con el río Ene.

Buendía, activista por los derechos indígenas, comentó que "hubo una dura lucha de convencimiento incluso a mis hermanos asháninkas, pero las mujeres me apoyaron más rápido, las mamás de la comunidad que han pasado la violencia social ya no quieren pasar de nuevo el desplazamiento que nos iban hacer con las hidroeléctricas". Ninguna represa se ha construido al momento.

La etnia asháninka fue esclavizada y sometida a tratos crueles por la guerrilla Sendero Luminoso durante el conflicto armado interno. La Comisión de la Verdad y Reconciliación calcula que 6,000 asháninkas fueron asesinados en ese periodo y otros 10,000 tuvieron que realizar un éxodo forzado para evitar la muerte.

En 1990, con apenas 12 años de edad, Buendía escapó de su tierra natal Cutivireni hasta una barriada de Lima para sobrevivir, luego de que su padre fue asesinado y su hermana mayor secuestrada por tropas de Sendero Luminoso.

"Vimos tantos horrores, tantas matanzas, que todos escapábamos. Ese acontecimiento de tener que dejar nuestras casas es el mismo que nos vino a la mente hace pocos años cuando nos enteramos de las hidroeléctricas", afirmó.