Unos quince millones de personas en todo el mundo podrían estar amenazadas por desbordamientos repentinos de lagos glaciares, y las más expuestas son las poblaciones de las altas montañas de Asia (India, Pakistán y China) y los Andes (Perú y Bolivia).
Más de la mitad de esos quince millones de personas expuestas a ese potencial riesgo se concentran en cuatro países: la India, Pakistán, Perú y China, indica un estudio que publica hoy Nature Communications.
A medida que el clima se calienta, los glaciares retroceden y el agua de deshielo se acumula en su parte delantera formando un lago, que puede reventar repentinamente y crear una inundación por desbordamiento de lago glaciar (GLOF) de flujo rápido, la cual puede extenderse incluso a más de 120 kilómetros en algunos casos.
Estas inundaciones suelen producirse sin previo aviso cuando falla una presa natural que contiene un lago glaciar. Las GLOF pueden causar daños materiales, en infraestructuras y ya han provocado numerosas víctimas mortales, según resume la revista.
Un equipo dirigido por la Universidad de Newcastle (Reino Unido) ha elaborado la primera evaluación mundial de las zonas con mayor riesgo de inundaciones causadas por lagos glaciares y ha identificado las áreas prioritarias para su mitigación.
Para ello, estudiaron 1,089 cuencas de lagos glaciares de todo el mundo y el número de personas que viven a menos de 50 kilómetros, así como el nivel de desarrollo de esas zonas y otros indicadores sociales como marcadores de vulnerabilidad a las GLOF.
Usaron esa información para cuantificar y clasificar el potencial de daños de las GLOF a escala mundial en 2020 y evaluar la capacidad de las comunidades para responder eficazmente a una inundación.
Los resultados pusieron de relieve que 15 millones de personas viven a menos de 50 kilómetros de un lago glaciar y que la Asia de alta montaña (que abarca la meseta tibetana, desde Kirguistán hasta China), tiene el mayor peligro de GLOF, con 9.3 millones de personas potencialmente en riesgo.
Si se ordenan las 1,089 cuencas glaciares estudiadas de mayor a menor riesgo, las tres primeras se encuentran en Pakistán (cuenca de Khyber Pakhtunkhwa); Perú (cuenca del Santa) y Bolivia (cuenca del Beni), que abarcan, respectivamente, 1.2 millones, 0.9 millones y 0.1 millones de personas que podrían estar expuestas a los impactos de las GLOF, escriben los autores.
La investigación destaca a Perú como uno de los cuatro países que concentran más de la mitad del número de personas de todo el mundo expuestas a ese potencial peligro.
Los Andes son, según el equipo, una región “de preocupación” con un potencial de impacto de GLOF similar al de las altas montañas de Asia, pero con pocos estudios de investigación publicados.
Esta región debería ser objeto de estudios más detallados para comprender mejor esa potencial amenaza, debido al elevado número de personas que viven cerca de los lagos glaciares y su reducida capacidad para hacer frente al impacto de una inundación de ese tipo, según la Universidad de Newcastle.
La investigadora principal, Caroline Taylor, de la Universidad de Newcastle, destacó que la presente investigación pone de manifiesto que no son las zonas con mayor número de lagos o con un crecimiento más rápido las más peligrosas.
El peligro potencial de un evento GLOF lo determinan el número de personas, su proximidad a un lago glaciar y su capacidad para hacer frente a una inundación, enumeró, en un comunicado de la universidad.
“Comprender qué zonas corren mayor peligro de sufrir inundaciones glaciares permitirá adoptar medidas de gestión del riesgo más específicas y eficaces que, a su vez, ayudarán a minimizar la pérdida de vidas y los daños a las infraestructuras aguas abajo como consecuencia de este importante peligro natural”, según Rachel Carr de la Universidad de Newcastle.
A medida que los glaciares sigan retrocediendo debido al cambio climático, los lagos glaciares se ampliarán y se formarán otros nuevos, lo que alterará el patrón espacial del peligro de GLOF.
Por ello, para los autores es necesario seguir investigando para evaluar los cambios temporales en las condiciones de los lagos, la exposición y la vulnerabilidad, a fin de determinar el papel relativo de cada uno de ellos en el riesgo de GLOF.
Fuente: EFE