La ola de calor y la radiación ultravioleta que soporta el país nos invita a reflexionar sobre las medidas necesarias para preservar el medio ambiente, modificar patrones de consumo y promover la investigación científica. Actualmente, el Perú enfrenta una variedad de desafíos ambientales de mayor urgencia.
El desafío ambiental más destacado que enfrenta el diverso país es la deforestación, especialmente en la Amazonía, donde la expansión de la frontera agrícola y la agricultura migratoria son los principales impulsores.
Hasta el año 2020, se estima la pérdida de alrededor de 12 millones de hectáreas de bosque natural, con más de 200,000 hectáreas desaparecidas solo en ese año, superando en 54,846 la cifra del año anterior. La deforestación se concentra principalmente en tierras de dominio público destinadas a uso forestal o de protección.
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Según un estudio de la Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada (RASIAG), basado en un algoritmo de proyecciones, se prevé que para el 2025 la Amazonía pueda perder 23.7 millones de hectáreas de bosque, una superficie casi equivalente al territorio de Ecuador. Las regiones más afectadas, según el estudio, serán Ucayali y Huánuco.
Minería ilegal
La expansión de la minería ilegal, especialmente evidente en áreas como Madre de Dios, esta situación ha propiciado la proliferación de delitos conexos, como explotación laboral y sexual, sicariato y crimen organizado. La devastación de ecosistemas megadiversos, como la Amazonía, ilustra claramente el impacto de esta actividad, con un aumento alarmante en la deforestación y la contaminación por mercurio, sin que se identifiquen responsables sociales ni ambientales.
En el sector conocido como ‘La Pampa’, dentro de la zona de amortiguamiento de la Reserva Nacional de Tambopata, la cantidad de mineros ilegales se ha cuadruplicado en los últimos dos años. En menos de tres años, esta región del sureste peruano ha experimentado la pérdida de 23,881 hectáreas de bosques, equivalente al área del distrito de Lurigancho-Chosica (Lima), según el informe 195 del MAAP.
Nuestro mar y sus recursos
En el 2021, la creación de la Reserva Marina Dorsal de Nasca marcó un progreso significativo para la protección del espacio marino peruano, elevando la cobertura del 0.5% al 6.5%. Aunque este avance es notable, es crucial recordar que el compromiso ante las Naciones Unidas es conservar al menos el 10% de este espacio.
Se espera la aprobación pendiente para establecer la Reserva Nacional Mar Tropical de Grau, cuya importancia radica en su contribución a la conservación de los recursos marinos y su potencial para el desarrollo sostenible en pesca, turismo y recreación.
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Sin embargo, el derrame de petróleo ocurrido en el mar de Ventanilla en enero de 2022 tuvo consecuencias devastadoras para el ecosistema marino y terrestre. Este incidente vulneró los derechos fundamentales de miles de personas dependientes de la pesca artesanal.
El impacto en la biodiversidad y los derechos de las personas afectadas contravienen tratados internacionales de la ONU sobre desarrollo sostenible, protección de áreas naturales sensibles y derechos humanos, al afectar un área rica en biodiversidad y hábitats frágiles, resultando en la pérdida de más de 1,850 especies de fauna silvestre, incluyendo varias en peligro de extinción.
Plásticos
Cada año, aproximadamente 11 millones de toneladas de plástico contaminan los océanos, y se proyecta que esta cifra podría triplicarse para el 2040. En el Perú, cada persona utiliza alrededor de 30 kilos de plástico anualmente, generando impactos notables, especialmente en entornos naturales como playas, bosques, ríos, océanos y áreas protegidas. Este problema, que afecta a nivel global, trasciende fronteras.
De toda esa cantidad de residuos plásticos, solo una cuarta parte se recicla en productos de mayor duración, mientras que el resto queda en vertederos o llega al mar, donde tarda siglos en degradarse. En el entorno marino, el plástico amenaza la vida de la fauna, representa un riesgo para la salud pública y afecta negativamente la economía nacional, especialmente en la industria del turismo.
A nivel mundial, según la ONU, entre el 60 y 90% de la basura en las costas y océanos está compuesto por plásticos, y se estima que estas cifras se duplicarán para el 2030.
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