La deforestación de la Amazonía peruana no se ha detenido durante la pandemia del COVID-19 ni siquiera con la prolongada cuarentena que ha vivido Perú y son los mineros ilegales de oro y una colonia de menonitas los que protagonizan los casos más alarmantes de depredación del bosque en este tiempo.
Un reporte sobre deforestación del Proyecto de Monitoreo de la Amazonía Andina (MAAP, por su sigla en inglés) ubicó las principales áreas deforestadas de la selva amazónica peruana desde inicios del año 2020 gracias a imágenes por satélite.
El caso más significativo está en el caserío de Tierra Blanca, de la región de Loreto, la más extensa de Perú, donde un grupo de menonitas ha talado 332 hectáreas entre enero y agosto para abrir una nueva colonia y practicar agricultura extensiva.
En total son 1,700 hectáreas deforestadas por los menonitas de Tierra Blanca desde el año 2017 y 2,500 si se suma el otro núcleo menonita existente en Perú, que se encuentra en la vecina región de Ucayali.
Árboles a cambio de oro
Por su parte, la minería aurífera ilegal ha encontrado en el río Pariamanu, de la región sureña de Madre de Dios, un nuevo escondite para remover el lecho fluvial y el subsuelo selvático en busca de algunos gramos de oro.
Desde enero, los mineros han depredado en esta zona 26 hectáreas de bosque, a un ritmo de 3.25 hectáreas por mes, cerca de la comunidad nativa de indígenas amahuacas llamada Boca Pariamanu.
Lo mismo ha ocurrido en la vecina región de Puno, donde en la zona conocida como Araza han arrasado con 46 hectáreas en el mismo tiempo, a un promedio de 5.75 por mes.
Estas zonas se han vuelto los nuevos puntos calientes de la minería ilegal después de que, desde el año pasado, las fuerzas armadas y la Policía Nacional de Perú tomaran en Madre de Dios control sobre La Pampa, el mayor centro de minería ilegal del Amazonas, donde se habían depredado unas 8,000 hectáreas de selva.
Para evitar que estos nuevos puntos lleguen a una situación similar, las autoridades peruanas han comenzado a hacer recientemente operativos como el desarrollado la pasada semana en Pariamanu a cargo de la Fiscalía Especializada en Materia Ambiental de Madre de Dios.
Pequeña agricultura masiva
El MAAP, una iniciativa de la organización Conservación Amazónica, también detectó numerosos casos de deforestación por agricultura migratoria, la principal causa de la pérdida de bosque amazónico en Perú.
Esta agricultura migratoria consiste en talar y quemar pequeñas áreas de bosque amazónico para plantar cultivos cuya fertilidad y producción se ven mermadas pronto por haber quemado el terreno, por lo que al año siguiente deben repetir el proceso en otra parcela aledaña de similar extensión, entre una y dos hectáreas.
Bajo esta modalidad el reporte identificó 235 hectáreas en el municipio de Bolognesi, de la región de Ucayali; así como 140 hectáreas en Santa María de Nieva, una de las zonas de mayor concentración de pérdida de bosque de la región Loreto.
También constituyen una alarma casos similares encontrados cerca del Parque Nacional Sierra del Divisor y de la Reserva Territorial Kugapakori, Nahua, Nanti y otros, una de las cinco reservas naturales de Perú para indígenas en aislamiento voluntario.
Desde el 2001, Perú ha perdido 2.3 millones de hectáreas de bosques, una superficie equivalente a la extensión de El Salvador. En el 2019 la pérdida fue de 147,000 hectáreas, un área superior a la superficie de Hong Kong.