Escribe: José Ignacio De Romaña, director en Volcan.
Mucho se habla del gran impacto que el puerto de Chancay tendrá en la economía peruana. La realidad es que dicho terminal es un importante eslabón de la cadena logística que requiere de otros eslabones para realmente construir una sólida cadena de progreso para el país y que ese impacto positivo se materialice integralmente, aspirando a metas de largo plazo relevantes para el Perú.
Para eso hay que clarificar las oportunidades que se presentan con esta ruta directa a Asia para todo el mercado peruano e incrementar las oportunidades de negocio para los emprendedores peruanos. A modo enunciativo, algunos rubros que ilustran las oportunidades serían las siguientes:
1. En el mercado de agroexportación, un ahorro de varios días en gestión logística permite expandir la oferta exportable de productos agrícolas. El Perú tiene un potencial para incrementar en más de 400,000 hectáreas su área cultivable con un aumento sustancial de la oferta. Sin embargo, ese potencial ya en curso debe ir de la mano con la promoción comercial para que el mercado consumidor asiático sea atraído por nuestros productos. A modo de ejemplo, nuestro país exporta 800,000 toneladas al año de palta y consume 5 kg de palta por habitante al año. El consumo en China en el 2021 fue de 50,000 toneladas. Si se logra impulsar el consumo y que cada habitante consuma al menos 1 kg por año, habría un incremento en la demanda de 1′300,000 toneladas por año solo en ese país. Se necesitaría más que doblar el área cultivable de palta en el Perú para satisfacer esa demanda. De igual manera funciona para los demás productos: hay que trabajar los mercados.
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2. Para salir de los productos tradicionales, una norma competitiva de Zonas Económicas Especiales permitiría atraer capitales y convertir al Perú en un país trasformador de materias primas, atrayendo a industria de todas partes dada la ventaja geoestratégica y el tener TLC con más del 80% del PBI mundial, incluido China y EE. UU. Hoy los países compiten por atraer inversores y los vecinos están desarrollando estrategias para este fin. No podemos dejar pasar las oportunidades. Con esa norma, el Perú se convierte en un centro de transformación industrial, pudiendo ser el hub tecnológico industrial de América del Sur.
3. Para hacer competitivo el traslado marítimo, se necesitaría una actualización de las normas para el cabotaje que optimice los costos de traslado de los productos nacionales creando economía en escala y descongestionando las vías terrestres, como la carretera Panamericana.
4. Impulsar la interconexión ferroviaria con Brasil, lo que permitiría a los productores brasileños (particularmente de los estados de Acre, Rondoña y Matto Grosso) ahorrar significativos días en costos logísticos de exportación a Asia. En cifras, Brasil exporta a Asia desde los departamentos occidentales cerca de 90 billones de dólares en productos, parte de los cuales podrían incluso completar transformación en Perú y aumentar nuestras exportaciones.
5. Construir el tantas veces promocionado tren de la costa que permitirá impulsar la conectividad y bajar los costos de nuestros productos a niveles competitivos.
6. Impulsar el desarrollo de la industria petroquímica, necesaria para darle un mayor valor agregado a nuestro gas y sostener el crecimiento de nuestra agricultura con la urea y nitrato de amonio.
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En resumen, el puerto puede ser el fuego que encienda la mecha de varias iniciativas que necesitan el compromiso de la nación para sacarlos adelante: la ley de ZEE, la ley de cabotaje, el terminar los proyectos de irrigación, el tren bioceanico, el tren de la costa. Todas esas inversiones aisladas pueden formar, al integrarse, un tremendo círculo virtuoso. Y si a estas inversiones le sumamos un Gobierno estable que respete las normas y que dé seguridad jurídica, destrabamos más de US$ 60 mil millones en proyectos mineros estancados por la suerte de Conga y Tía María, entre otros; estaríamos encaminados firme y decididamente a un desarrollo sostenible.
Para crecer hay que invertir. El puerto viene demostrando que empresa, sociedad y Estado trabajando conjuntamente pueden hacer grandes cosas. El Perú puede recuperar ese liderazgo que históricamente ha tenido en el continente. Ahora es cuándo.
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