
Escribe: Enrique Castillo, periodista
¿Cambiará mucho el panorama electoral luego de las elecciones primarias o internas? Siendo realistas, las elecciones realizadas en cada partido o alianza (ya sea por delegados o por un militante un voto) no han generado un mayor interés en la población, sea porque en muchos casos se ha tratado de un ritual confirmatorio de lo que ya se sabía o se presumía, o sea porque realmente a muy pocos les interesa todo este manejo previo en un diciembre que distrae a los electores en muchos otros asuntos.
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Si no fuera por la renuncia del precandidato de Avanza país, el sorpresivo (para los no apristas) resultado en el Apra, y las denuncias de fraude en Acción Popular, las noticias sobre esta parte del proceso electoral ya habrían quedado en el olvido.

La siguiente pregunta es si los resultados de estas casi inadvertidas “elecciones” van a tener algún impacto en las encuestas próximas a ser difundidas. Y la respuesta anticipada puede ser que, por ahora, lo más probable es los movimientos de cifras, quizás mínimos todavía, pueden darse en el pelotón de los “otros” o en aquel que cobija a todos los que tienen alrededor de 1%.
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Quizás lo más interesante, dentro de lo poco que se pueden mover las encuestas todavía, será saber si José Williams va a mantener y/o mejorar la intención de voto que tenía Phillip Butters, o si ese porcentaje (cualquiera que haya sido) va a favorecer a otro candidato. Y, otro dato, puede ser el conocer si la reducida lista de candidatos que va a presentar Carlos Espá a nivel nacional le va a afectar o no será un problema.
Insistimos que todavía es muy prematuro para sacar conclusiones, sobre todo en este mes, en el que la población está más interesada en cerrar el año, ver precios de regalos, o recursearse para la Navidad, pero cualquier dato sirve para hablar de política.
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Y es precisamente la época la que se convierte en la peor enemiga de los candidatos. Porque sumado al poco interés de la población por la política, por los candidatos que nos ofrecen los partidos, y debido a la distancia que existe entre los ciudadanos y las instituciones gubernamentales debido al rechazo que generan el Congreso y el Poder Ejecutivo (aunque la aprobación de José Jerí sea alta todavía), los meses de diciembre y enero se convierten en los peores momentos para hacer campaña electoral.
En medio del verano en la costa y las lluvias en la sierra, en realidad a los candidatos a todos los cargos les va a quedar solo febrero y marzo para intentar conectar con los electores. Y esto va a ser todo un reto para esos postulantes que están pugnando para salir del grupo “otros” o dejar el pelotón del 1%.
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Con este escenario, y con más de dos mil candidatos en escena, las campañas van a tener que ser o muy creativas o muy bien montadas. Y ya sabemos que para lo segundo hay que tener plata como cancha.
Hay varios factores que van a obligar a modificar la idea que se tiene de campaña electoral y como realizarla.
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Las movilizaciones, con marchas, desfiles y/o mítines, seguramente van a verse restringidos debido a los riesgos que la delincuencia común y la violencia política están generando. No va a ser fácil tomar la decisión de hacer movilizaciones y/o mítines en muchas zonas del país. Y hay, además, regiones a las que es hoy por hoy todo un reto trasladarse. Vemos por ejemplo que a la mayoría de candidatos les preguntan en las entrevistas si se van a animar a ir a Puno, casi como si fuera un desafío, y, en el otro lado, hay regiones que se enorgullecen de elegir a quienes reciben y a quienes no.
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La delincuencia común va a ser un factor a tener en cuenta. La violencia política, las rivalidades, y los sectores ilegales, podrían utilizar a los delincuentes (sicarios) para anular a los adversarios o para ejecutar venganzas.
Por otra parte, habrá financiamiento, siempre hay, pero ya no en la magnitud que veíamos en otros procesos electorales. Salvo el financiamiento que va a llegar precisamente de las economías ilegales, el dinero negro. Las personas y las empresas formales van a cuidarse para no verse involucradas en problemas legales posteriores. Y hay uno que otro partido o postulante que tiene alguna fuente permanente de financiamiento (universidad o empresa propia). Pero los ilegales van a repartir dinero a quienes estén dispuestos a recibirlo, y a convertirse en sus operadores políticos en el próximo gobierno.
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Los medios de comunicación van a jugar un papel fundamental, pero la discusión ahora es si los medios tradicionales serán tan importantes como antes, o los medios digitales van a desplazar a la radio y la televisión. Lo que en ambos casos sí será un reto, es diferenciar lo real de lo creado por la inteligencia artificial, y la verdad de los “fake news”.
Son tantos candidatos, que lograr ese factor diferenciador que puede ser determinante, será todo un reto, y hacerlo en medio de una realidad tan compleja como la peruana hoy, es muy complicado.








