El optimismo sobre India tiende a repuntar de vez en cuando. En 1996, pocos años después de su apertura al capital foráneo, el precio de los inmuebles en su centro financiero, Bombay trepó al más alto nivel en ciudades globales. En el 2007, la economía del país creció 9%. Pero después de estos booms, las esperanzas se diluyeron. Hoy, India parece estar, de nuevo, ad portas de un auge. Su PBI se expandió 8.4% en el cuarto trimestre del 2023, respecto del mismo periodo del 2022.
Sin embargo, esas cifras tienden a ser tomadas con pinzas. Economistas dentro y fuera del Gobierno debaten cuánto está creciendo la economía india –un asunto picante, pues este año habrá elecciones generales–. Al igual que en muchos otros países, el deflactor que utiliza India para calcular su PBI real asigna mucho peso a los precios al por mayor, aunque el enfoque que aplica este país tiene sus rarezas.
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El 2015 modificó su cálculo del PBI, estableciendo el 2011 como año base. Pasó de medir el PBI real directamente vía la observación de cambios en cantidades producidas, a medir el PBI nominal vía encuestas y reportes financieros, para luego deflactar los resultados. Es un proceso complejo: sectores como manufactura y minería son deflactados usando un índice de precios al por mayor (IPM); para servicios, se usa una mezcla del IPM y del índice de precios al consumidor (IPC); para otros sectores, como construcción, se usa un método basado en cantidades.
El 2017, el entonces jefe de asesores económicos del Gobierno, Arvind Subramanian, observó que las cifras del PBI se estaban desalineando de indicadores como crédito, consumo de electricidad y transporte de mercancías. Desde entonces, las cifras han generado controversia, aunque pocos sospechan que sea adrede. El jefe de estadística del Gobierno, Pronab Sen, dice que con el antiguo método se calculaba mejor el PBI real, mientras que con el nuevo, hay más precisión respecto del PBI nominal.
Las desventajas reflejan dos problemáticas: la elección del deflactor y cómo se deflacta. Más sectores usan como deflactor el IPM que el IPC. Si bien el IPM no contiene precios de servicios, aún es usado para actividades como hoteles. Este es un problema creciente pues los servicios representan más de la mitad del PBI indio y se expanden más rápido que el resto de la economía.
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En cuanto al método, la mayoría de países aplica el que deflacta por separado los precios de insumos y de productos finales, pero India usa el mismo para los dos. Por ejemplo, si una empresa importa petróleo para su producción y su precio cae, pero el del producto final y sus cantidades no varían, entonces el valor agregado no debería cambiar. No obstante, en India se vería como si la empresa se volvió más productiva.
Parece que esto ocurrió durante la década del 2010. El precio del petróleo se estabilizó entre US$ 90 y US$ 100 por barril entre el 2011 y el 2014, y cayó por debajo de US$50 los dos años siguientes. India importa el 85% del petróleo que consume. Aunque su sector manufacturero pasó dificultades en dicho periodo, la data del PBI las disimuló. La buena noticia es que, desde la pandemia, la divergencia entre el IPM y el IPC ya no parece tan significativa.
Desde diciembre del 2011 hasta el 2019, el IPC creció 5.8% anual y el IPM, 2.6%. Entre el 2020 y el 2023, ambos indicadores aumentaron alrededor de 5.7%. El IPM sigue siendo volátil, por lo que las cifras trimestrales del PBI deben ser tratadas con cautela. Además, el dato del cuarto trimestre del 2023 fue favorecido por una reducción de subsidios y mayor recaudación de impuestos indirectos. Por ello, la tendencia estaría más próxima a 6.5% –tasa de crecimiento del valor agregado bruto–.
El Gobierno indio trabaja para incorporar los servicios a sus índices de precios, aunque el camino hacia un IPM integral y al uso de dos deflactores será largo. Sen señala que muchas empresas indias no comparten data de sus costos con el Gobierno. En cambio, recoger precios al por mayor es más sencillo porque a los comerciantes les agrada reportarlos. ¿La data existente indica un boom?
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Desde diciembre del 2019, el PBI real de India ha crecido 4.2% promedio anual, lo que significa que este país, como muchos otros, no ha retomado la tendencia prepandemia. La inversión local y extranjera permanecen débiles. Pero desde diciembre del 2021, la economía india parece robusta: ha crecido 7.1% anual. Indicadores alternativos, como consumo de electricidad y transporte de mercancías, están sólidos; y las encuestas a gerentes de compras, tanto en manufactura como en servicios, han alcanzado su nivel más alto en diez años.
Se proyecta que el PBI indio se expandirá 6.5% anual los próximos cinco años. Si bien el crecimiento “oficial” del PBI real en 2011-2019 también fue 6.5% anual, la tasa subyacente fue probablemente menor, lo que implica que una aceleración estaría en camino. La data es ruidosa y el panorama es mixto, pero la mayoría de economistas del Gobierno estaría satisfecha con ese resultado.
Traducido por Antonio Yonz Martínez.
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