Director de Negocio Digital y Transformación de MAPFRE Perú.
En el actual mundo empresarial, la innovación ha pasado de ser una tendencia a un cimiento para el éxito y la sustentabilidad de los negocios. Personalmente he sido testigo de cómo esta innovación se ha incorporado en la esencia de las organizaciones y que, a través de nuevas formas de pensar, tecnologías y soluciones personalizadas, ha contribuido a fortalecer la relación con clientes y colaboradores.
Desde la creación de pequeños pero poderosos centros de innovación, hasta su integración en la estrategia empresarial, la sostenibilidad y la cultura organizativa, la innovación se ha establecido como uno de los pilares fundamentales de los valores corporativos vigentes.
Sin embargo, lo que realmente demuestra el compromiso de una empresa con la innovación es cómo esta filosofía se orienta hacia los colaboradores, desarrollando diversas iniciativas que fomentan la participación de los empleados. Desde concursos internos que desafían la eficiencia, hasta seminarios y eventos de innovación, creando una cultura en la que la innovación no es un evento aislado, sino un estado constante de pensamiento.
Este enfoque en la innovación se ha traducido en la creación de canales de comunicación, incluyendo plataformas disponibles 24/7, lo que permite a los colaboradores compartir ideas en cualquier momento, promoviendo así una mentalidad de innovación constante que se adapta a las modernas demandas del entorno laboral. Los colaboradores no solo aportan sus ideas, sino que también obtienen beneficios tangibles al participar en iniciativas de innovación, creando un entorno donde la creatividad es recompensada y reconocida como parte integral de su desarrollo profesional.
Esta gran apuesta empresarial le otorga al colaborador un protagonismo en la estrategia comercial del negocio, en la que la innovación es el catalizador que acelera la puesta en valor de cada producto y servicio, y renueva la experiencia del cliente para hacerla memorable, distinta. De esta manera, gana el colaborador, gana el cliente, gana la empresa.
Este cambio cultural hacia la innovación no sería posible sin el compromiso de los líderes. La alta dirección no solo debe valorar estas iniciativas, sino que también debe promoverlas, comprendiendo que el desarrollo personal, el éxito del negocio y la innovación están intrínsecamente vinculados.