
Juan Carlos Llosa Pazos
Contralmirante
Leí recientemente en el diario El País de España un artículo titulado de “Militares, presenten armas (en la empresa)”, que trataba sobre la creciente demanda existente en el sector privado de ese país por contratar personal de sus FF.AA. principalmente para ocupar posiciones de liderazgo medio y alto. Se menciona también el caso de una compañía de Jeff Bezos que tiene un programa específico que ha reclutado a 45,000 mil veteranos de las FF.AA. en todo el mundo. La multinacional identifica y reconoce de los militares valores a ser aplicados en sus negocios como son el liderazgo, la creatividad, la iniciativa y la capacidad de innovación. El articulo incluye al Grupo Oesia que se dedica a la ingeniería digital que desarrolla e implementa proyectos de innovación y transformación en 42 países, y que recluta a generales, almirantes y oficiales superiores españoles.
Por otra parte, en un interesante libro titulado “El lenguaje de los lideres” (3R editores, 2015) el especialista en comunicación estratégica británico Kevin Murray analiza la relación que debe existir entre un buen líder y la comunicación efectiva para el éxito de las empresas, y para ello entrevistó a más de 70 líderes del sector privado y público del Reino Unido, entre los que se hallaban generales retirados del Ejército británico que desempañaban altos cargos en empresas como CEO o directivos. Lo dicho es un claro indicador de la alta valoración del capital humano proveniente de las FF.AA. que se da en el sector empresarial en el llamado primer mundo. En nuestro país esta demanda aún no parece estar muy extendida.
LEA TAMBIÉN: 5 ideas para gestionar y liderar mejor la incertidumbre, por Inés Temple
En relación con la Marina de Guerra, si bien es cierto prestigiosos oficiales actualmente ocupan puestos de CEO o gerentes corporativos en holdings importantes demostrando óptimo desempeño en razón a sus ventajas comparativas, falta una mayor apreciación del valor que puede aportar al mercado laboral la incorporación de altos oficiales que pasan al retiro con más de 30 años –en promedio– de experiencia. Esa experiencia se ha construido en la gestión institucional cuyos buenas prácticas e indicadores no son distintos a los que se aplican en el gobierno corporativo de la empresa privada. En parte esa experiencia se sustenta en la formación moral, en la ética, en el ejercicio continuo del análisis multidisciplinario y en el planeamiento de escenarios que pueden afectar la seguridad nacional, y que abarcan asuntos políticos, estratégicos, logísticos, financieros, sociales y culturales.
LEA TAMBIÉN: Cómo liderar tras el fracaso de su predecesor (y no repetir su error)
En conversaciones con varios de mis compañeros y amigos de la Marina, que dejaron el servicio siendo capitanes de fragata con más de 15 años de experiencia profesional naval, coinciden en señalar que el valor agregado al mercado laboral que más les reconocen en la empresa, son el liderazgo adaptativo, la capacidad de toma de decisiones y de resolución de problemas.
LEA TAMBIÉN: Liderar agota: 3 consejos para recargar energías
Las ventajas comparativas abarcan entusiasmo, cooperación, presteza, confiablidad, control de sí mismo y resolución. Pero son en última instancia, la disciplina, la prudencia y la perseverancia en el cumplimiento de la misión, la base del éxito, lo que para cualquier caso es garantía de buen gobierno corporativo.








