Escribe: Enrique Castillo, periodista.
¿Por qué es tan importante la próxima elección de la Mesa Directiva del Congreso y, sobre todo, del Presidente/a y primer vicepresidente/a del Parlamento? Casi como siguiendo un patrón que se ha instalado en los últimos años, la elección de la próxima Mesa Directiva del Congreso puede determinar la permanencia o no de la presidenta de la República.
En la gestión de Dina Boluarte, el Congreso y las principales bancadas han sido el más importante soporte de la presidenta. Fue el Congreso el que se opuso al adelanto de elecciones a pesar del anuncio y la promesa de la actual mandataria, y no pensando en la estabilidad del país, sino para lograr la estabilidad laboral de los congresistas por sus cinco años.
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Ha sido este Congreso el que ha liquidado toda posibilidad de vacancia presidencial o de censuras ministeriales propuestas por las bancadas minoritarias, y de investigaciones o acusaciones constitucionales, unas con sustento, y otras para el olvido.
Ha sido este Congreso el que ha logrado mantener esa inusual pasividad y hasta indiferencia del Ejecutivo frente a las leyes antitécnicas y dañinas para el país que ha aprobado el mismo Parlamento.
Y todo esto gracias al manejo de una Mesa Directiva que decidió, sin alianza ni acuerdo explícito y para su propio beneficio, aceptar la sumisión del Ejecutivo que se entregó para que no lo vaquen ni le hagan problemas, y para que no se le ocurra a la presidenta intentar cerrar el Congreso con cualquier justificación o “interpretación auténtica”.
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Pero todo eso puede cambiar. Ya se ha señalado que el último año el Congreso no puede ser cerrado bajo ninguna circunstancia. Por lo que a partir del 29 de julio próximo, la presidenta estará atada de manos frente a un Congreso que ya actuará con total cálculo electoral. La balanza de inclinará hacia un solo lado.
Las bancadas que hoy son identificadas como aliadas o socias del gobierno necesitarán tomar distancia del oficialismo y tratar de demostrar que son críticas a la gestión de la presidenta que tiene y mantiene la más baja aprobación presidencial de la historia reciente, y acumula aceleradamente la mayor cantidad de pasivos presidenciales, acusaciones, denuncias, errores políticos, y memes.
Esas bancadas tendrán que tomar decisiones y acciones radicales frente a la presidenta y al Ejecutivo, aunque estás sean o no genuinas, y sean o no creídas por la población.
¿Es la vacancia en este último año de gestión una de esas decisiones y/o acciones?, es una gran posibilidad que no se puede descartar, y que muchos han planteado.
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La vacancia ya no es una medida extraordinaria, por el contrario, en los últimos años se ha convertido en una iniciativa común en el Congreso, y despedir a un presidente a través de la vacancia no es ya una catástrofe política. Los últimos acontecimientos al respecto han mostrado que han caído presidentes y la población y el mercado han seguido sus actividades normalmente al día siguiente.
Esta posibilidad hace que la elección de la próxima Mesa Directiva del Congreso sea trascendental. El próximo presidente/a del Congreso puede convertirse en presidente/a de la República, y el próximo primer vicepresidente/a puede llegar a ser presidente del Congreso.
¿Tener la presidencia temporal a puertas de una elección puede generar un desgate dañino para las aspiraciones presidenciales en una elección inmediata?,Depende del cálculo político. El próximo Presidente temporal podría tener varios meses de gestión (entre ocho meses y un año), una buena capacidad de tomar decisiones, y un gran presupuesto nacional a su disposición. Una mala gestión complica las posibilidades, pero una buena gestión o una gestión populista (dañina para el país pero favorable para las aspiraciones de grupo) las podría potenciar.
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Un cálculo así podría modificar las actuales negociaciones de las bancadas que tienen el control del Parlamento para la próxima elección congresal. Tener la presidencia, aunque sea temporal, y con las posibilidades de decisión y presupuestales expuestas, podría abrirle los ojos a más de uno, como también podría generar temor en otros.
¿Podrían ser Patricia Juárez, Eduardo Salhuana o Lady Camones los próximos presidentes de la República?, como posibilidad, puede ser. ¿Podría el fujimorismo cambiar su posición de no presidir el Congreso?, como posibilidad, puede ser. Puede mantenerse Dina Boluarte hasta el 2026?, como posibilidad puede ser. Pero nada puede descartarse en el Perú, y menos en un último año tan complicado.
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