Coordinadora de Investigación de Redes
Hace unos días, tuve la oportunidad de participar de la CADE 2022, como parte de la sesión relacionada al empleo. Esta fue particularmente interesante, pues reunió a representantes de empleadores y trabajadores, demostrando que, a pesar de las discrepancias, es posible encontrar puntos comunes desde los cuales partir para lograr acuerdos concretos.
Una primera coincidencia es el reconocimiento de la importancia de la inversión privada y el crecimiento económico para la generación de empleos de calidad. Juan Stoessel (Casa Andina) indicó que, por cada turista extranjero que llega al país, se generan tres puestos de trabajo. El turismo generó 1.3 millones de trabajos directos en 2019, pero aún no se ha recuperado del profundo golpe de la pandemia: menos del 50% de los guías turísticos oficiales habían regresado a sus actividades a julio del 2022. Detrás de ello estaría que el Ejecutivo no le ha dado importancia al impulso del sector. Los efectos de la inversión privada requieren de un Estado que funcione.
Luis Villanueva (CGTP, FTCCP) reconoció la necesidad de la inversión privada y el avance que hemos tenido en los últimos años, no sin mencionar que a pesar del crecimiento no hemos logrado superar la magnitud del problema de la informalidad en el país. Este es otro punto en el que coincidimos: resulta inaceptable que casi 8 de cada 10 trabajadores se mantengan en la desprotección. Existen, sin embargo, algunas discrepancias en cómo abordar el problema que parten del análisis de las causas.
Detrás de la informalidad hay múltiples factores; no existe una bala de plata para solucionar el problema. Así, para los diálogos y tomas de decisiones podría resultar útil hacerse tres preguntas: (1) ¿Esta medida mejora o merma la productividad laboral o empresarial?. (2) ¿Cuál es el potencial efecto de esta medida sobre los trabajadores informales: les abre o les cierra más puertas?. (3) ¿Hasta qué punto el problema planteado es uno de limitada fiscalización por parte del Estado a incumplimientos particulares?
La informalidad nos sume en la desprotección, pero la protección que tenemos a la mano tampoco ofrece un servicio de calidad. Un ejemplo claro es EsSalud, donde recientemente se ha nombrado a un presidente ejecutivo cuestionado. La salud de millones de trabajadores y sus familias necesitan estar en manos competentes y, sin embargo, muchos de ellos eligen atenderse en farmacias ante un problema de salud, demoran meses en obtener atención y, cuando lo hacen, no siempre reciben los medicamentos que les son recetados. En ese sentido, Óscar Caipo (Confiep) y Luis Villanueva acordaron presentar juntos un proyecto de ley que cambie la forma en la cual se nombra a la Presidencia y Gerencia General de EsSalud, en tanto empleadores y trabajadores cuentan con asientos en el directorio, pero actualmente no participan de la decisión. Este acuerdo espera ejecutarse en las próximas semanas, y rompe el mito de que no es posible llegar a acuerdos entre estas dos partes.
También se pusieron sobre la mesa otros temas en los que hay discrepancias importantes y conocidas, como la normativa aprobada relacionada a la tercerización y negociación colectiva. A pesar de las discrepancias, existe acuerdo respecto a la forma e institucionalidad requerida para generar cambios de esta magnitud. Estos deben surgir de la discusión y el consenso pues, si bien esto hace el camino más largo, brinda legitimidad a las normas y su ejecución. Lamentablemente, este no ha sido el caso y, con relación a la tercerización, nos hemos sumido en un equilibrio en el cual nadie gana y se gastan energías y recursos en la necesidad de defensa y recursos legales (para inaplicar o aplicar la norma no consensuada, dependiendo del caso) en lugar de avanzar.
Se necesitan más y mejores espacios de diálogo. Ante la falta de resultados constructivos del Consejo Nacional del Trabajo y Promoción del Empleo (espacio de diálogo tripartito), se generó un segundo acuerdo: buscar, potencialmente con el apoyo de la OIT, un espacio de diálogo alternativo bipartito que reúna a empleadores y trabajadores para buscar consensos previos al involucramiento del Estado y otras partes que correspondan.
Resulta evidente que existen varias coincidencias sobre las cuales construir. Al final del día, todos queremos más empleo de calidad y protección suficiente para los nuestros. No hay empresa sin trabajadores, ni trabajadores sin empresas exitosas. Resulta clave partir del respeto al interlocutor y mantener una actitud abierta a sus preocupaciones. Es importante también que ambas partes recuerden que tienen una responsabilidad de negociar por aquellos desprotegidos que no tienen un sitio en la mesa, y que además son una lamentable mayoría. El Estado debe entender, finalmente, que la confianza y afianzamiento de relaciones no se logran por decreto.